TrioEs mañana de domingo, de puente para más señas, en Santa Cruz de Tenerife. El muelle se encuentra ocupado por enormes cruceros que alegran la vista desde la carretera y también la economía local. Un pequeño ejército de turistas pasea por la ciudad. Con este panorama, llegamos al céntrico hotel dónde habíamos concertado la entrevista. No tuvimos ni que llamar por el típico telefonillo de recepción a los protagonistas, a los componentes de Tingvall Trío, que en la actuación del Auditorio de Tenerife se presentaron en dúo por el conocido problema de los controladores del espacio aéreo en el Estado español.

Se trataba del sueco Martín Tingvall (pianista) y el cubano Omar Rodríguez (contrabajo). Estaban totalmente tranquilos, desocupados, después de sufrir la tensión de un concierto que se había salido de la ruta habitual. Nos recibían con un humor tremendo, satisfechos del trabajo realizado en la noche anterior. Se habían puesto a prueba y la pasaron con buena nota. Sobre este y otros temas circula nuestra amena conversación…

-¿Qué tal? ¿Cómo se encuentran?

-Omar Rodríguez: Muy bien, buenos días. Estamos muy contentos de estar en Tenerife y en las Islas Canarias. Agradecidos a la gente de la cultura, a los seguidores del jazz, al personal del Auditorio de Tenerife, al público que se mantuvo y que nos apoyó entendiendo perfectamente lo sucedido con nuestro batería, Jürgen Spiegel, que por desgracia se quedó en Hamburgo por la huelga de los controladores aéreos. Jürgen tenía previsto tomar su avión a las 6 de la mañana y llegar a Tenerife a las 11 del mismo día del concierto pero no pudo ser así. Tuvimos que improvisar como se hace en el jazz normalmente. Improvisando todo con máxima tensión. Siete años con este trabajo de trío y con tres discos en el mercado llevarlo de repente a un dúo es algo que no deseo a ningún músico. Pero estamos encantados. Martín y yo tuvimos la experiencia de reducir el trabajo a otro formato. Creo que el resultado fue positivo.

-Martín Tingvall: Me siento muy bien. Estamos pasando un buen tiempo por aquí.

-¿Cómo fue el salto de trío a dúo en unas horas? ¿Fue costoso?

-O.R.: Sí fue muy difícil. Fue un trabajo enorme. Como te digo llevamos mucho tiempo en este formato de trío. Usualmente, Martín trae su trabajo y vamos aportando todos ideas por lo tanto es un trabajo de tres personas, de tres músicos. Cuando te falta alguien en el equipo la cosa se pone fea. Pasa lo mismo en el fútbol cuando expulsan a un jugador ¿no?  Ahí quedó el asunto, estamos satisfechos por el trabajo. Lo hicimos lo mejor que pudimos.

-Los conocemos sobretodo de este trabajo en Tingvall Trío pero ¿lo compaginan con otros proyectos?

-O.R.: Tenemos este trío como nuestra casa musical pero cada uno de nosotros cuenta con otros caminos y proyectos. Por ejemplo, Martin compone para un señor de la música alemana que se llama Udo Lindenberg. En su último disco tuvo un par de composiciones que contaron con un buen reconocimiento en Alemania. En el caso de Jürgen, el batería, tiene su estudio de grabación y hace músicas para niños, para películas y le acaban de encargar un gran trabajo desde Oriente Medio. En mi caso trabajo también con el grupo de un pianista cubano, Ramón Valle. Toco de igual manera con un par de bandas en Hamburgo. En ocasiones me toca hacer sustituciones en la Orquesta Sinfónica de esa ciudad. Todos tenemos por lo tanto nuestros trabajos paralelos pero lo que somos está mejor expresado en este trío con el que hemos recibido tanto éxito durante casi ocho años ya.

-¿Cómo se unieron un cubano, un alemán y un sueco para colaborar en este proyecto?

-O.R.: Parece un chiste ¿verdad? Sí somos de tres nacionalidades distintas pero somos músicos y la música si es verdad que es un idioma absolutamente internacional. Te puedes ir a Japón, a China, a Rusia, al Polo Norte, al Polo Sur, los músicos están en el mismo asunto. Están haciendo todos música y tienen el mismo lenguaje. Somos libres y somos artistas. Siempre estamos creando. En el caso de Jürgen y Martin hace que se conocen 12 o 15 años pues estudiaron juntos en Holanda. Yo y Martin tocábamos en Hamburgo con una banda que se llama Orange Blue. A partir de esto se unieron poco a poco los elementos de manera muy natural. Empezamos a trabajar en la localidad de St. Pauli, un barrio de Hamburgo, en el puerto, en un bar muy chiquito que se llamaba Bucanero. Ahí empezó toda la historia a cocinarse. Había un piano muy viejo y muy malo. Imagínate si era un local pequeño que el batería tenía que tocar con la mitad del set habitual para que cupiéramos en el escenario. Media hora antes del show mandábamos sms a todos los amigos para que no nos dejaran solos. Recuerdo que había un señor que por desgracia tenía que dormir en la calle que siempre nos apoyó. No podía pagar las copas pero se lo pasaba muy bien con determinadas canciones. Fue como una señal. Así fue en todos los clubs. También recuerdo con mucho cariño cuando nos presentamos en el prestigioso local berlinés A-Trane. Había dos espectadores. Éramos tres tocando en el escenario para dos. Ellos estaban encantados. Por suerte, hoy en día nos va mejor. Uno encuentra gente muy buena como Amparo, la agente que nos lleva por aquí. También tuvimos éxito en el Festival de San Javier, aquí en España. Al final somos una familia.

-Martin, ¿cómo fueron sus comienzos en la música?

-M.T.: Tuve un amigo que tocaba el piano. Entonces todo empezó por él. Me interesé por el instrumento, sencillamente.

-¿Recuerda algo de la música que escuchaba o que interpretaba en esos compases iniciales de su carrera?

-M.T.: Recuerdo tener un pequeño disco de Michael Jackson. Se llamaba ‘Feel it’ y más que un cd se trataba de un Ep.

-¿De qué edad estamos hablando?

-M.T.: Supongo que diez, o algo así.

-Hablemos de su discografía con el proyecto al que presta su apellido, Tingvall Trío… ¿Piensa que es un proyecto que ha tenido una buena vida? ¿Seguirá en el futuro?

-M.T.: Espero que así sea, francamente. Hay algunas diferencias en relación a lo que hoy es Tingvall Trío y nuestros comienzos con la banda. Cuando comenzamos no estábamos pensando en ‘vamos a ver, quienes son los mejores músicos de la ciudad’. Muchos de los músicos de jazz sí piensan así e intentan poner a los mejores juntos como si la suma de los mejores condujera a la seguridad en el escenario. Ello no tiene porque resultar. Si tu tienes a diez “Maradonas” en un equipo como el F.C. Barcelona no significa que vayas a ganar pues todos querrán tener la pelota. Nuestra pregunta fue más sencilla, ¿Quiénes son las personas más bellas? ¿Quiénes son los mejores amigos? Jürgen es un buen tipo y amigo y lo mismo puedo decir de Omar. Nosotros somos buenos compañeros ante todo.

-¿Va primero la amistad que la habilidad musical?

-M.T.: No quiero decir eso. Pero es que hay mucha gente que piensa en esa dirección, en qué es lo mejor para llegar de manera rápida al éxito. Somos amigos, como digo, primero y eso lo siente la audiencia, el público. Nosotros nos divertimos mucho en el escenario, sentimos mucha alegría mientras tocamos. Incluso ayer en dónde solo éramos dos músicos, éramos también colegas. De esa forma hay mucha energía y mucha confianza. No importa si tocas bien o mal, o si pierdes algún compás – algo que no suele suceder- pero lo importante es tener la confianza de que todos están haciendo lo mejor que pueden. De todos modos, por supuesto, soy el primer fan de los músicos que se suben conmigo al escenario. Omar es un bajista fantástico. Para mí se trata de un ‘primera clase mundial’. Lo mismo puedo decir del batería, Jürgen Spiegel. Pero eso no es todo. No solo es que sean los mejores. Tocar música juntos es como sustentar una profunda relación íntima. Es como ser hermanos o como la que pueden tener una mujer y un hombre. Como un matrimonio.

-¿Cómo le sentó el cambio de trío a dúo, inédito hasta hoy?

-M.T.: Hubo un montón de cambios. Era la primera vez que tocábamos las canciones que a diario hacemos para trío en un dúo. Como señaló Omar, tuvimos solo unas cuantas horas para adaptar el repertorio y rehacerlo todo. No obstante, desde que empezamos a repensar la manera de las canciones, a partir de unas cuantas tocadas en los ensayos nos dimos perfecta cuenta de cómo debíamos interpretarlas. Teníamos que pensar en dúo al contrario de lo que hacemos normalmente, tocar en trío. Tan fácil y difícil como eso. No teníamos batería pero si el ritmo que era lo importante. Lo hicimos juntos.

-Visto el resultado ¿Están pensando en hacer un CD a dúo con Omar?

-M.T.: (risas) De verdad que hubo una serie de personas que nos preguntaron cuándo íbamos a sacar el trabajo a dúo en un disco compacto a la calle. Realmente hubo un público tremendo anoche en el concierto. Fue una velada muy especial para todos. Yo lo disfruté y creo que Omar y el público asistente también.

-Es momento de hablar sobre Vattensaga (Skip, 2009), La saga del agua, ¿Por qué eligieron este tema? ¿Por qué referirse a los océanos o al mar?

-M.T.: Es muy sencillo, escribí y compuse todas las canciones directamente en el agua. Tengo un pequeño lugar en el sur de Suecia, mi país, muy costero. Fue el lugar elegido para tener el cuartel general durante el tiempo en el que realicé estas composiciones. Por otra parte, siempre fue para mi una fuente de gran inspiración el líquido elemento. Tiene mucho poder para mí. Los canarios, en cuanto a isleños, sabrán que el poder del agua no es solamente precioso sino también puede dar miedo. Hay muchos movimientos en el mar y muchas cosas que me interesan.

-Nos ha sorprendido un tema en concreto, ‘Valsang’ (canción de las ballenas), en el que el contrabajo de Omar parece simular las comunicaciones entre las ballenas ¿Cómo surgió esa idea tan particular?

-M.T.: La idea la trajo Omar. Fue muy original. Nosotros no sabíamos que estaba tramando con su arco. Después empezó a hacer ese sonido particular, lo hizo muchas veces. Me encantó el sonido. Entonces le dijimos, “Omar hazlo otra vez…”. Es como si las ballenas estuviesen cantando y después construí la melodía sobre esa idea. Me fui a casa y arreglé todo pensando en el trío. Fue, si se quiere decir así, un accidente, no estaba para nada planeado que sonara como las ballenas pero es que pegaba tan bien que teníamos que incluirlo. Ahora es uno de nuestros hits con el Tingvall Trío (risas).

-En el concierto del Auditorio de Tenerife tocaron una canción que presentaron como nueva, de hecho no tiene todavía nombre ¿Cuánto tendremos que esperar para tener un nuevo trabajo? ¿Qué podemos esperar del mismo?

-M.T.: Está previsto que lo publiquemos en la próxima primavera. Estamos intentando tocar algunas canciones en directo para ver la reacción de la gente. Creo que pueden esperar una continuación en el viaje que supone Tingvall Trío. Somos las mismas personas que continúan esta historia y creo que puede ser un desarrollo de lo ya mostrado en proyectos como ‘Vattensaga’. Pienso que lo haremos lo mejor posible. Esperemos que sea una buenísima colección de canciones. Tengo una inmejorable sensación en relación al nuevo trabajo.

-Para finalizar, manden un saludo a los lectores de creativacanaria.com

-M.T.: Soy Martin Tingvall de Tingvall Trío estamos pasando unos grandes momentos aquí en Tenerife. Gracias por estar a la escucha.

-O.R.: Bueno señores, un saludo para los visitantes de creativacanaria.com. Estamos agradecidos en nombre de Tingvall trío a la gente de Tenerife y a los que les gusta el jazz. Un saludo.

-Gracias…

-M.T.:  A ti.

-O.R.: Igualmente, gracias por la entrevista.