Moises_P._SanchezEn las cercanías del Café Central de Madrid, en la semana dedicada a la publicación del último cd de Yoio Cuesta ‘Back to the 40’s’, nos encontramos con Moisés P. Sánchez (1979, Madrid), ávido de actuaciones y de apretar sus teclas. Ha publicado un gran disco ‘Dedication’ (2010, Universal). Después de algún proyecto magno y difícil de llevar a los escenarios ha decidido ir a lo directo con su trío de músicos de toda la vida con la única inclusión del saxofonista Javier Vercher. Tiene, como nos confiesa, un olor a Coltrane que no va a dejar impávido al seguidor, al amante del jazz.

Moisés se nos muestra como una persona sincera, que habla de manera directa de sus proyectos y del panorama en el Estado, que ha llenado locales en muchas partes del mundo. Tiene una envidiable madurez en su juventud que convence hasta al más experto de este movimiento tan especial; el jazz. Además del mentado saxo, esta edición ha contado con Borja Barrueta a la batería, Toño Miguel y su piano, siempre su piano.

– ¿Cómo se encuentra?

– Moisés Sánchez: Me encuentro muy bien, es para mí un placer estar aquí contigo, Héctor y poder charlar contigo sobre la música y la vida.

– Tiene nuevo disco en el mercado cuyo título es ‘Dedication’ ¿Nos puede contar la historia de esta edición? ¿Lo hizo después de un macro proyecto?

– M.S.: El primer disco que hizo se llama ‘Adam The Carpenter’. Lo saqué a través del sello Autor con Toño Miguel al contrabajo y Borja Barrueta a la batería, mi trío de toda la vida, más Manuel Machado y Javier Paxariño -trompeta y flauta- así como con la Orquesta Sinfónica que me fui a Bratislava a grabar. Lo mezclé en la ciudad norteamericana de Los Ángeles con Rafa Sardina (Stevie Wonder, Alejandro Sanz) y Joe Gastwirt (Grateful Dead, Tom Petty, Jimi Hendrix), lo masterizó, y bueno, fue un proyecto titánico; dos años escribiendo, arreglándolo todo, orquestando. Después de hacer eso y quedarme en la ruina elegí hacer algo a cuarteto, con quienes se pueda tocar ya que tengo que comer (risas) ya que el primer proyecto era prácticamente inviable para llevar al directo. La idea empezó a surgir alrededor del título del disco que es ‘Dedication’ que evidentemente significa dedicación, compromiso. Empecé a trabajar con ese trío y con el saxo Javier Vercher que por aquel entonces vivía en la ciudad de Nueva York. Me recomendó ir con el ingeniero de sonido Michael Pérez Cisneros. Así que lo hicimos con él. A mi me encantaba ya que trabajó con Kurt Rosenvinkel en el disco ‘Heartcore’ (Verve Records, 2003) y me gustaba ese sonido. Entonces empezó a surgir, empecé a componer los temas, nos fuimos a la Gran Manzana y lo grabamos.

– ¿Cómo se puede conseguir el disco?

-M.S.: Pues ha salido bajo el auspicio de Universal y está distribuyéndose, teóricamente, en tiendas como FNAC o por el Corte Inglés. Si no lo encuentran lo pueden pedir. También a través de Itunes y pueden escucharlo a través de internet en Spotify.

– Esta formación en cuarteto ¿Es su forma natural de tocar o tiene predilección por otra?

– M.S.: Todo tiene su ying y su yang, por decirlo de alguna manera. Cuando se toca a cuarteto el pianista posee un rol muy distinto. Se nota, incluso, físicamente el saxofonista está entre el batería y tu. Y eso influye a todos los niveles tanto para bien como para mal en algunas ocasiones, más que para mal; es distinto. A trío tengo mucha más libertad, también es verdad que llevo tocando con Borja Barrueta y con Toño Miguel toda mi vida. Poseemos una comunicación amplia entre los tres, no tienes ni que pensar. Muchas veces, das una señal instintiva y el sabe que vas a ‘cortar’. Es ese tipo de comunicación que no se puede expresar. También hago cosas a dueto con contrabajo con la ayuda de Toño Miguel, también en solitario. Últimamente me está llamando mucho tocar hacer en solitario el piano. Cada cosa tiene su momento.

– ¿Qué referencia le puede dar a los lectores de CreativaCanaria.com para que sepan lo que pueden encontrar en este disco?

– M.S.: El cd está llena de referencias. Mi información es muy heterogénea ya que va desde el rock sinfónico de Génesis hasta Béla Bartók pasando por John Coltrane, Pat Metheney o Brad Mehldau. En el disco hay una canción dedicada a Esbjörn Svensson, que en paz descanse. Digamos que el cuarteto de Coltrane tiene bastante que ver en el disco. Como pianistas me siento muy cercano, no tocando, sino acercarme a Brad Mehldau y Keith Jarret. A nivel compositivo es particular, creo que no me acerco a nadie. Tengo influencias de muchas cosas. De repente en el primer tema escuchas un comienzo alegre estilo Lyle Mays, en medio una melodía rumana y después un compases de 19 como Frank Zappa. Describir la música es muy complicado para mi. Prefiero que lo escuchen y que la gente saque sus propias conclusiones.

– Es importante subrayar la dedicatoria de ‘When God created a new star’ a la memoria de Esbjörn Svenson ¿Qué supuso este fallecido pianista para su construcción como pianista?

– M.S.: Para mí supuso un palo enorme. Aquel día me levanté y me pareció raro ver que habían escrito sobre jazz en la portada de El País. Últimamente no sale nada de jazz en ningún sitio. Le dieron trato de haber muerto alguien importante. Por lo menos hicieron mención a ello ¿Sabes cuando tienes la sensación de esperar un cd de alguien que el primer día vas a comprarlo? Esa sensación la consigue pocas personas en cada uno. Estaba absolutamente pendiente de todo lo que hacía porque me encantaba la música que hacía. El título del corte es en referencia a otro tema de ellos que es ‘When God created the coffee break’. Fue el primer tema que escuché de ellos y me pareció adecuado hacer un poco de juego con ese título. Fue mi homenaje a una de las personas más prometedoras de nuestra época. Fue una pena que se haya quedado ahí.

– ¿Es necesario, salvando honrosas excepciones, que muera un símbolo de estas características para que los medios se encarguen del jazz? ¿Por qué no se ocupan de este estilo los mass media?

– M.S.: Yo tengo varias teorías sobre ese respecto. Creo que es una música que particularmente exige del oyente. Exige escuchar. En la sociedad de hoy en día, a mi juicio, se ha perdido la capacidad de escuchar. En cualquier conversación en ocasiones estamos pensando más en la respuesta que en reflexionar sobre la pregunta que nos están realizando. Y esta es una música que obliga a pensar. Obliga a tener referencias para saber lo que está escuchando y para entenderlo. Por otra parte, con las actuaciones que compartí en el Café Central de Madrid con Yoio Cuesta me encontré con una chica australiana es concertino (solista de la sección de violines primeros) de la Orquesta Sinfónica de Madrid. Ella vive en Londres y me dijo una cosa muy bonita; me dijo que fue al Barbican Theatre al festival de jazz de esa ciudad a ver algo que tuvo que ser, por lo que me dejó entender, Free Jazz muy duro. Yo fui el día anterior a ver a Brad Mehldau. Sobre ese concierto me dijo ‘no fui capaz de entenderlo’. Yo repliqué que en España hubiéramos dicho ‘No me gustó’. Eran muy buenos pero tengo el bagaje o no llego a comprenderlo. No lo entendí es aceptar una humildad. Lo mismo no tengo el nivel. Aquí es: esto no es bueno, no mola. Pasa lo mismo en las películas y en los libros. Aquí, en Madrid, te sientas en el metro y la gente lo que está leyendo es la trilogía de Stieg Larsson, Crepúsculo. En 12 años que llevo usando el metro jamás he visto a gente leyendo partituras o un libro de Kafka. Seguro que los hay pero no me los encuentro. Exige querer aprender el jazz, no interesa ya que no es un resultado inmediato. Cuando la gente hace el esfuerzo de venir a un directo a la gente le gusta. Es una pena ya que en esta sociedad se requieren cosas muy inmediatas. De uso fácil.

– Aprovechando las giras mundiales que has realizado, Moisés, ¿Cómo ve de diferente al público de sitios tan dispares como Japón a la gente de nuestro país?

– M.S.: Lo que más me llamó la atención del público en Japón es el silencio sepulcral que acompañó a la actuación. Tienen total respecto por cualquier cosa que tienen delante. No solo en la música sino en todo. Creo que es una cuestión muy educacional ya que poseen un tremendo respeto por cualquiera que está trabajando en frente de ellos. Les da igual lo que sea, incluso aunque no les guste. Escuchan, respetan y después se van. Después no son muy expresivos. No vienen como aquí a decir ‘cómo me ha gustado’ darte el abrazo al que somos muy dados aquí en España. Pierde su afecto ya que lo damos continuamente. En otros países como Italia son muy parecidos a nosotros, en Inglaterra es diferente el público que va. Allí va porque quiere ver eso, aquí más porque le pilla de paso. Hay un público muy grande y apoyan las iniciativas, los Ayuntamientos y se crea un entorno. Algunos vienen por cenar, aquí en España, y después a ver algo ‘cool’.

– Aprovechando que estamos en Madrid podemos hablar también de los espacios importantes y míticos en este estilo musical ¿Nos podría hacer una breve historia del madrileño Café Central como lugar vital para la vida jazzística de la capital del Estado?

– M.S.: Cuando abrieron el Central yo tenía cinco años. Yo tengo ahora 31 años. Recuerdo desde muy pequeño que esto existía. Mi padre me trajo alguna vez. Sitios como el Central es un esfuerzo titánico. Me he encontrado en viajes por Europa a músicos muy importantes que me preguntan qué deben de hacer para venir a tocar aquí. Te dan una semana para presentar tu proyecto. Puede parecer que me llevo comisión (risas) pero no es así. Todos los que nos dedicamos al jazz en este país le debemos al Café Central muchísimo. Al Bogui, también, que me he enterado que lo reabren. Me parece muy justo. No sé que le pasa al Ayuntamiento de Madrid que le ha dado con las actuaciones en directo. No sé que problema tienen con las mismas. Algo debe de haber ya que no es normal. También hay clubes como el Populart que son importantes. Cada vez hay menos lugares y más músicos que se mantengan sitios como el Central, todo elogio que se pueda echar es poco.

– ¿Ha tenido contacto con músicos como Canarias? ¿Músicos como Polo Ortí, Martín Leiton? ¿Qué sensaciones tiene desde la lejanía?

– M.S.: Mi sensación es que prácticamente todos los músicos que he conocido desde allí tienen un talento excepcional. Soy muy amigo de Polo Ortí, Martín Leiton, Kike Perdomo y seguro que de mucha gente que ahora no me acuerdo y que vive ahí. Ahora mismo, precisamente, acabamos de grabar el nuevo disco de Martín Leiton, saldrá en breve. Leiton es un genio. Puede parecer excesivo pero no, es uno de los músicos con más talento que me he encontrado en mis viajes. Polo Ortí tiene una sensibilidad de otro planeta. Un tipo que ama la música de una manera muy, pero que muy, intensa. Kike Perdomo tiene una carrera muy consolidada. Conoce el lenguaje. Sabe lo que hace. Solo tengo palabras de elogio para las personas que he conocido de allí. En España hay mucho talento y no hay sitio para desarrollarlo. No conozco mucho la situación de las islas pero en relación al talento que tenéis deberíais tener como 10 sitios de actuaciones más ¡Toda la gente que habrá que yo no conozco! Tocarán divinamente y vendrán a Madrid a actuar y se encontrarán con que solo hay tres lugares ¡En una capital de un país! Solo tengo palabras de elogio y agradecimiento por haber podido tocar con toda esta gente que he nombrado.

– ¿Le gustaría que alguna de sus giras de su proyecto particular lo llevara por Canarias?

– M.S.: A mí me gusta tocar. Sencillamente. Me gusta decir cosas tocando a la mayor de gente tocando. En Canarias he estado muchas veces tocando con otros proyectos y sería un placer volver claro que sí. Es una tierra estupenda, siempre me han tratado perfectamente.

– Muchas gracias por la entrevista ¿le manda un saludo a los lectores de CreativaCanaria.com?

– M.S.: Un saludo muy grande. Seguid apoyando estas iniciativas, gente que se preocupa por lo que está haciendo los músicos por toda España. Un abrazo.