HectorrrHoy vamos a entrevistar a Grenouille, que además de significar rana en francés y ser el apellido de Jean-Baptiste, inmortal asesino protagonista de la obra ‘El perfume’, es también una banda canaria. Disfrutamos de este contacto con Javier Afonso, alma mater del proyecto, en un lugar nuevo, mágico, a estrenar, o mejor expresado, a re-estrenar. No es otro que el ‘Espacio Aguere’ que debe de ser una vitrina de lujo para exponer el arte de nuestras islas y el exterior. Hay mucha tela que cortar con Grenouille, no en vano acaban de ser los ganadores de la última edición del ULL Rock y dejaron tal buen sabor de boca que en algunos ambientes rockeros laguneros no se habla de otra cosa.

Durante la amigable entrevista, tendremos ocasión de presentar, de manera calmada, el proyecto y desgranar algunos de los pasos que han dado e incluso alguno de los que van a dar. Por ejemplo, sabemos que tienen previsto grabar nuevo material musical que esté acorde con lo que la formación es a día de hoy y que amplía fronteras en relación a la maqueta que han sacado hace algún tiempo. Que no pierdan el olfato del éxito y el gusto por la música, con ello habrán ganado ya bastantes enteros.

– ¿Cómo se encuentra en este Espacio Aguere?

– Javier Afonso: Muy bien, la verdad.

– ¿Cómo surge la banda? ¿Cómo llega Grenouille a formarse tal y cómo es? Cuéntanos un poco la génesis.

– J.A.: Empezó siendo un proyecto en solitario. Se trataba de la compilación de canciones que había estado componiendo y que no encajaban en algunos grupos en los que estaba en esos momentos. Éstos eran muy tradicionales, en el sentido rockero: guitarra, voz, bajo y batería. Entonces, empecé a componer con instrumentos bastante más exóticos en el mundo del rock, añadí notas de violín, piano o de chelo. Entonces me di cuenta de que había un estilo común en esas canciones. Empezando así a desarrollar el inicio, grabé la maqueta que me ha acompañado hasta ahora, ‘Shadows of the lagoon’. A partir de ahí, pasé bastante tiempo buscando músicos para incorporar a un proyecto ya en camino. El año pasado encontré a Laura, que fue el primer añadido, que tocaba el piano. Después coincidimos con Mónica y a Juan Luis, el batería, cerrando con Tere, que es la chelista. Así fuimos formando, poco a poco, nuestro grupo.

– ¿Cómo fue esa transición entre encontrarse solo y tener un grupo con el que expresarse? ¿Fue difícil el cambio?

– J.A.: Depende. No me puedo quejar en absoluto de la formación actual. Me siento muy cómodo con ellos. Son perfectos y se acoplan también muy bien a lo que tenía en mente. No tenemos problemas en seguir una partitura al pie de la letra o cuando es necesario improvisar, hacerlo, si es que se necesita mejorar. En ese sentido no he tenido problema. Con músicos anteriores palpé más problemas. Por ejemplo, mientras viví y trabajé en Londres, estuve a lo largo del tiempo con una veintena de músicos. Hubo situaciones muy complicadas. Imagínate, desde músicos que no se acoplaban a nuestro proyecto y que no duraban nada a la anécdota de un violinista húngaro que no sabía inglés (risas) ¡tenía que venir la novia a traducirle a los ensayos!

– El idioma es una barrera, en esas circunstancias…

– J.A.: Efectivamente, y más cuando hablas de algo tan especial, tan subjetivo como la música hecha por uno mismo. No es igual expresarse en la lengua materna para decirle a alguien lo que quieres que estar con otros idiomas, traducirlo del inglés al húngaro y después al inglés.

– Aprovechando su estancia en Londres ¿Qué diferencias ve entre Inglaterra y las Islas Canarias? ¿Cómo es el panorama londinense? ¿Qué cambios hay en relación al negocio musical?

– J.A.: Voy empezar por esta última cuestión, en el negocio hay una diferencia que es incuestionable: Londres tiene una tradición larguísima, años de negocio musical. Es mucho más fácil salir adelante allí y hay mucho más movimiento. Lo bueno que tiene por ejemplo, la escena canaria es que hay muchos grupos nuevos y espacios como en el que nos encontramos hoy, el Aguere, que es para mí, por lo menos, una esperanza para el panorama isleño. En Londres se nota más variedad también, por el simple hecho del cosmopolitismo, el factor matemático de población. Tienes mucha más variedad, por ejemplo; gente que trabaja en la música clásica pero se lo monta en una orquesta alternativa, el rock normal, espectáculos de ‘Burlesque’. Hay, creo, más hueco para cada uno. Cada día puedes descubrir algo nuevo. Aquí somos muy pocos (risas) lo que noto es, sobre todo últimamente, mucho nivel para los pocos grupos que hay. Creo que va subiendo, incluso, el último ULL Rock ha sido muestra de ello.

– Profundicemos en la música de Grenouille, ¿Cómo se amolda los instrumentos que cita como el violín y alguno más especial, que usa, a la música del grupo y al rock?

– J.A.: Es que me intención no ha sido amoldarlo al rock sino crear algo tomándolo prestado de cada estilo. De diferentes músicas coger lo que me interesaba en cada momento. Lo que hago no es estrictamente rock. Te puedo decir que, estilísticamente, hay canciones que tiran más a la ‘banda sonora’ que al rock. La idea es que no se crease una barrera entre los estilos y creo que no hay problemas a la hora de adaptar alguno de esos instrumentos al rock. Se están viendo ejemplos como Beirut o Arcade Fire, que van por estas líneas. Mezclan expresiones musicales que habían sido un poco olvidadas por la tradición rockera, creo que ello da un muy buen resultado.

– ¿Se puede decir entonces que la música de Grenouille como objetivo es crear una mezcla atmosférica?

– J.A.: Puede ser en determinados momentos pero creo que es utilizar el carácter del timbre de cada instrumento. Creo que las guitarras tienen una limitación, te puede dar determinadas emociones y espectro de expresión que se queda un poco corto en relación a lo que quería decir con estas canciones. El chelo, por ejemplo, tiene una profundidad que es difícil encontrar en cualquier otro instrumento. El violín, tiene un punto trágico, la celesta que utilizamos nos transporta de golpe a la infancia – son tonos delicados y como de juguete-. Más que crear una atmósfera era cuestión de reforzar lo que quería decir en cada canción. No sólo con las notas sino con el timbre de esas notas.

– ¿De qué hablan las canciones? ¿En qué se basan?

– J.A.: Hay un poco de todo aunque suele ir sobre la experiencia personal. Cada uno, quiera o no, parte de ella como elemento inevitable. Toco temas, en los momentos que estamos viviendo, como lo social pero siempre desde una perspectiva muy íntima, muy propia. Toco todos los temas que pueden llegar a interesarme desde la visión particular y propia. No se trata de abstraerse y ver un problema de la sociedad desde fuera sino todo lo contrario. Me implico y señalo como ese problema me afecta a mí.

– Puede citarnos alguno de esos aspectos …

– J.A.: En ‘Mascarade ball’ hablamos de la apatía que se sufre como ciudadanos. La idea fue pensar en cómo hemos dejado que hagan con nosotros lo que quieran. Me refiero naturalmente a la clase política y las grandes empresas, ellos han terminado por empobrecer nuestro estilo de vida de un estilo gigantesco. Mientras eso pasaba nos hemos conformado con tener televisión, con el pan y circo, como se puede entender. Nos olvidábamos que hay cosas más importantes que esas, detrás.

– Aprovechemos también el contacto con usted para saber sobre sus sensaciones relativas al concurso ULL Rock, en los que han salido vencedores en el Paraninfo de la Universidad de La Laguna…

– J.A.: Fue una noche increíble en todos los sentidos. No sólo fue por el hecho de ganar sino por el concurso en sí. Tocar en un teatro era ya para mí un gran incentivo. Me parece que nuestra música encaja muy bien en esos ambientes y es muy raro tener la oportunidad de actuar para un aforo de unas doscientas personas. Cada uno de los aspectos salió bien, encima. Los grupos eran muy buenos, la gente muy amable y después el público reaccionó muy bien con nosotros. Tenía miedo a algunas cosas, como por ejemplo usar un serrucho musical. No sabía cómo iba a encajarlo el público y lo hicieron tremendamente bien. Encima de un escenario te da miedo ya que puede gustar o que te tiren algún tomate (risas). Yo me quedé muy contento y ya cuando ganamos fue un tremendo ‘subidón’ en el momento. Había grupos de la calidad de Letters from Reykjavik, Fran baraja y la banda reparte o Comsat -que no participaban del concurso pero que tocaban esa noche como ganadores de la edición anterior-, Victoria Marzo, Navy Blue Socks. Me dejo alguno pero todos actuaron con mucha calidad.

– ¿Certámenes de estas características hace que nuestro rock florezca? ¿Son importantes? ¿Se deben prodigar más los teatros en ofertar un espacio para bandas locales de todos los estilos?

– J.A.: Es importantísimo. Siendo un sitio tan pequeño, como señalaba al principio de la entrevista, hay que aprovechar todas las oportunidades para que se promocione lo que se hace en estas islas. Aparte del problema de la insularidad, cada vez que tenemos que salir nos cuesta un montón, el público de aquí está muy limitado. La cantidad de gente a la que le puede gustar lo que haces es muy pequeña por la propia característica de la isla. Estaría muy bien que los teatros, sobre todo públicos, cuando traigan un grupo de fuera pusieran un telonero de aquí. Sería un escaparate bastante grande para formaciones locales. Sitios como el ‘Espacio Aguere’ si sale como me imagino que va a salir va a ser un refuerzo estupendo para toda la cultura de Canarias.

– Planes de futuro. Los que se puedan contar ¿Van a grabar? ¿Van a seguir girando?

– J.A.: (risas) Son de hecho las dos cosas que tenemos en mente. Ahora mismo estamos pensando en grabar un disco y no una maqueta como la que tenemos entre las manos. Queremos utilizar algo más profesional ya que el anterior está grabado en un estudio casero. A medida que empiezas a crecer se empiezan a notar algunos fallos de grabación. Las canciones están ya decididas y probablemente re grabemos algunas de la maqueta para que no se queden en el olvido. Ese disco quiere ser para nosotros un puente para los festivales e intentar tocar todo lo que se pueda y salir adelante.

– La primera vez que escuchamos el nombre de Grenouille nos transportamos de manera casi mágica a la excelente novela de Patrick Süskind, ‘El perfume’, el conocido bestseller, ¿Tiene que ver o es casualidad?

– J.A.: Completamente. De hecho ese nombre explica un poco el proyecto. El personaje de ‘El perfume’ recogía los aromas sin tener en cuenta su procedencia, no le importaba que fuera una piedra o una rosa, y era la idea cuando empezó todo esto. No queríamos coger solamente los sonidos que formaban parte de lo que se suponía que debía de ser una canción sino todos aquellos que nos podía parecer interesantes. Entonces en el disco encontramos elementos clásicos, elementos rockeros y encima, instrumentos que no tienen nada que ver con eso desde objetos caseros a cualquier otra cosas. En ‘La victoria de Bahamontes’, una de las canciones del disco, quería recrear la sensación de la infancia. A parte de utilizar el piano de juguete, la percusión está hecha con sonidos de la ‘Game Boy’, dándole un aire a la banda sonora de la película ‘Amelie’. Era actualizar el sonido de infancia al de nuestra generación.

– Sigan con el olfato, que no les falte ¿Algunas palabras para los lectores de creativacanaria.com para finalizar?

– J.A.: Un saludo muy afectuoso y espero que les guste nuestra música. Sigan apoyando a este portal que hace una importante labor. Gracias.