Fundación MAPFRE, con la colaboración del Gobierno de Canarias, presenta en el Centro de Arte La Regenta, la primera retrospectiva de la autora británica Vanessa Winship (Barton-upon-Humber, Reino Unido, 1960), ganadora de algunos de los premios de fotografía más importantes del planeta como el primer premio de la categoría Stories de World Press Photo en 1998 y 2008, el Descubrimientos de PhotoEspaña de 2010 o el Godfrey Argent Prize de 2008 de la National Portrait Gallery de Londres. Winship se convirtió, además, en la primera mujer ganadora del prestigioso Premio Henri Cartier-Bresson, en 2011 La exposición presenta un exhaustivo recorrido visual por toda la trayectoria de la artista británica y certifica su gran talento a través de 180 fotografías.
La muestra fue presentada ayer, jueves 21, en un acto que contó con la presencia de la artista británica, acompañada del viceconsejero de Cultura del Gobierno de Canarias, Aurelio González, del conservador jefe de Fotografía en representación de Fundación MAPFRE, Carlos Gollonet, y del comisario de la exposición, Carlos García. La exposición se inaugurará el viernes 22 en La Regenta
Esta exposición es una oportunidad para conocer fragmentos vivos de historia hecha arte; estructurada en siete series, el visitante podrá conocer desde sus primeros sus trabajos en los Balcanes a finales de la década de 1990, hasta su obra más reciente realizada en Almería. Su inauguración tendrá lugar hoy viernes, día 22, a las 20.30 horas, en el Centro de Arte La Regenta, donde permanecerá abierta al público hasta el 24 de septiembre.
Comisariada por Carlos Martín, gran conocedor del trabajo de Winship, explica que su obra -en la que no se divisan fronteras y en la que géneros e identidades laten con gran fuerza- se integra en el llamado humanismo fotográfico y a la vez son parte de la contemporaneidad”. “Pese a la distancia a la que se hayan los lugares donde ha trabajado nos podemos reconocer en muchas de sus fotografías”, añade.
Vanessa Winship entabla en sus fotografías un diálogo con la impronta del siglo pasado sobre las personas y los territorios que estas transitan, con los largos procesos marcados por movimientos de desintegración e integración, de volubilidad de fronteras y reafirmación de identidades. Sus imágenes, en ocasiones apoyadas en textos breves, ofrecen una mirada poética, del efecto de la historia sobre lo cotidiano. Esa doble naturaleza, entre la indagación documental y la pesquisa íntima, es clave en la obra de Winship.
La artista, que siempre se ha interesado por espacios en los que la presencia humana y el paisaje parecen desafiar los límites geopolíticos y los sucesos históricos, ha logrado que todo el potencial y contenido documental de su fotografía se desplace hacia nociones íntimas, como la vulnerabilidad, el cuerpo o la biografía. Esta es la primera ocasión en la que se realiza una aproximación de conjunto a la obra de Vanessa Winship, una fotógrafa en activo cuya creatividad y prestigio han crecido en los últimos años
Recorrido por la exposición
“He vivido y trabajado en la región de los Balcanes, en Turquía y en el Cáucaso durante más de diez años. Mi trabajo se centra en el punto de cruce entre la crónica y la ficción, explora ideas relacionadas con conceptos como frontera, territorio, memoria, deseo, identidad e historia. Me interesa tanto el relato de la historia como las nociones de límite y periferia. Para mí, la fotografía es un proceso de alfabetización, un viaje hacia el entendimiento.”
Vanessa Winship
La exposición de Vanessa Winship se articula en torno a un recorrido cronológico por cada una de las series que componen su obra a través de una selección de 180 fotografías. Entre 1999 y 2003, coincidiendo en el tiempo con el conflicto bélico de la ex-Yugoslavia, Vanessa Winship recorre las regiones de Albania, Serbia, Kosovo y Atenas, y crea su serie Imagined States and Desires. A Balkan Journey. Esta obra supone un paso fundamental en la formación de su mirada fotográfica y en su decisión de escapar del horizonte del reportaje de actualidad o del mero documental fotográfico.
El conjunto de imágenes que conforman la serie se centra en gran parte en la tragedia del éxodo de refugiados albanokosovares desde Serbia hacia países vecinos. Se trata de una recolección de instantes que reflejan la volatilidad de las fronteras, etnias y credos y que afirman que no es el territorio el que alberga la identidad sino que es la persona quien la transporta consigo. El aspecto fragmentario de la serie, su condensación a través de microhistorias dan pie a lo que será su práctica en adelante.
En 2002 Vanessa Winship se traslada a la zona del Mar Negro y recorre durante los próximos ocho años Turquía, Georgia, Rusia, Ucrania, Rumanía y Bulgaria. Su trabajo en esta zona da lugar a una de sus series más conocidas, Black Sea: Between Chronicle and Fiction. A través de ella, la fotógrafa ofrece una visión de la zona y de los habitantes de las regiones bañadas por este mar, al que presenta como una frontera natural que contesta a cualquier noción de los límites marcados por la geopolítica o la historia, del espacio vital de cada nación, e incluso de la distinción entre espacio público y privado. Así, el trabajo de Winship se centra en lo que permanece y sobrevive al devenir político: los rituales colectivos, los medios de transporte, los espacios de ocio y el tránsito de seres humanos en torno a las costas.
En estas dos series las imágenes se acompañan por breves escritos de la artista, que sirven para expresar un único pensamiento o descripción rápida y que crean un relato deliberadamente incompleto. Para Winship estos escritos nos recuerdan el valor que el texto tiene para evocar una imagen.
En este devenir por los territorios de la Europa oriental, la serie Sweet Nothings: Schoolgirls of Eastern Anatolia (2007) resulta clave en la producción de Vanessa Winship. Se trata de un conjunto casi seriado de retratos de escolares de la zona rural del Este de Anatolia, un área fronteriza con Georgia, Armenia, Azerbaiyán e Irán. Allí, la pluralidad de etnias queda silenciada por la proliferación de uniformes, tanto escolares como militares. De algún modo, los uniformes escolares remiten a las herramientas con que cuentan los estados para clasificar a la población, “marcar” el territorio y neutralizar la pluralidad de zonas, como el Este de Anatolia, en las que las fronteras étnicas y geográficas no están tan netamente señaladas como en los mapas. Esta presencia del uniforme, supone un marco de acción, una delimitación del proyecto, que permite a Winship profundizar en su interés por el rostro, el gesto y el sentido de grupo y comunidad.
Georgia, otra de las regiones bañadas por el mar Negro, es el escenario de la serie en la que Vanessa Winship trabaja entre 2008 y 2010. En ella la artista se centra fundamentalmente en la reflexión en torno al retrato. De este modo, Georgia. Seeds Carried by the Wind dibuja un estudio específico de los rostros que la fotógrafa encontraba. Se trata de retratos de jóvenes y niños, en su mayor parte individuales que, cuando forman grupo, aparecen casi sin variación como pares del mismo sexo.
La colección, parece sugerir la imagen de un país enérgico y superviviente. Estas imágenes se combinan con un conjunto de fotografías coloreadas que acompañan las lápidas de un cementerio (y que son las únicas imágenes en color de la producción de Winship). Ambos conjuntos establecen un interesante diálogo entre diferentes generaciones de georgianos y a la vez entre la propia artista y el anónimo fotógrafo original. Los paisajes y pizarras que completan este trabajo evocan de modo similar una muerte prematura. Esta serie tiene un valor clave en el trabajo de Winship por la combinación de paisaje y retrato como lugares en los que quedan inscritas las huellas de la identidad, la historia y el presente. Georgia abre un debate acerca de la práctica de ambos géneros y de la problemática y profundos significados que ambos asuntos despliegan en la obra de Winship.
En 2011 Vanessa Winship recibe el prestigioso premio de fotografía Henri Cartier-Bresson. El proyecto por el que fue premiada ha dado lugar a la serie she Dances on Jackson. United States (2011-2012) realizada en Estados Unidos, país al que presenta como un gran interrogante en el que el peso del pasado reciente se manifiesta a través de obras públicas e inmuebles infrautilizados o en desuso y en el que los rostros anónimos de personas y colectivos desvelan su desilusión por las promesas del sueño americano. Esta serie supone asimismo el acercamiento definitivo de Winship al paisajismo fotográfico, género que poco a poco irá ganando terreno dentro de su producción.
Breves textos escritos por la artista parecen sustituir la paulatina desaparición del retrato y funcionan como evocaciones de las narraciones de las fotografías ausentes. En she dances on Jackson el salto geográfico hacia el otro lado del Atlántico define los caracteres propios de la fotografía anterior de Vanessa Winship.
Antes de emprender su viaje a Estados Unidos, Winship trabaja en su tierra natal, localizada en el estuario del río Humber (2010), del que toma el título esta serie. En ella somos testigos de nuevo de la preeminencia que va tomando el paisaje en su obra. Este proceso culmina de forma magistral en su obra más reciente, Almería. Where Gold Was Found (2014), que supone la reafirmación de su trabajo como fotógrafa de paisaje; a pesar de la total ausencia de figura humana y el aspecto silencioso de la serie, en cada una de sus imágenes resuenan las voces que han pisado estos parajes, cargados ahora de contenido latente.
En enero 2014, con motivo de esta exposición e inspirada por la lectura de Campos de Níjar de Juan Goytisolo, Winship se desplaza a Almería, lugar de carácter fronterizo, extraordinaria variedad geológica, marcado por el desarraigo y por una historia accidentada y desigual.
La serie se centra en las formas geológicas de las costas del Cabo de Gata, en la desolación paisajística provocada por la propagación de la producción agrícola intensiva basada en el invernadero, en las impactantes formas de las canteras de Macael o en las ramblas y desiertos de Tabernas. La tierra del oro, el cine, el mármol y el plástico parece situarse en un ámbito suspendido en el espacio y en la historia en unas fotografías que hablan de la rápida transformación de esta zona y del silencioso paisaje humano que la habita. Almería, en las fotografías de la serie, aparece como un paisaje atomizado en el que la urbanización y lo rural se tocan y en el que ese no-lugar que es el invernadero parece resumir toda la inestabilidad y vulnerabilidad de la zona, en estrecha conexión con el resto de lugares del mundo que Winship ha fotografiado.
Actividades paralelas
Coincidiendo con esta exposición, y como es habitual, el Departamento de Educación y Acción Cultural ha organizado una serie de actividades gratuitas dirigidas a chicos y mayores. Asistencia libre sin necesidad de inscripción.
- Inauguración Infantil: 29 de julio a las 18.00 h. (para niños de 8 a 11 años)
- Otra Mirada: 11 de agosto a las 19.00 h. (visita guiada para adultos comentada por un artista)
- GuiArte, visita guiada para adultos: 14 de septiembre a las 19.00 h.
- Arte en Familia: 22 de septiembre a las 18.00, visita guiada y taller creativo para niños de todas las edades acompañados por familiares y/o adultos
Con objeto de ampliar los contenidos de la exposición y de hacerla accesible al público, FUNDACIÓN MAPFRE pone a su disposición los contenidos de la muestra en su página web monográfica:
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