image_4582Seguimos analizando el cartel del Festival Internacional Canarias Jazz y Más Heineken y hoy ofrecemos un contacto con el cantante de La Canalla, Antonio Romera, ‘Chipi’ o ‘Chipirón’. Esta formación andaluza sigue presentando su último álbum llamado ‘El bar nuestro de cada día’. La Canalla es un grupo que combina con maestría el buen humor y contenidos musicales como la copla y el jazz. Canciones como ‘Princesa de Bamako’, ‘Canasto y algodón’ o ‘Maruja en flor’ son ingeniosos cortes con colaboraciones como las de Javier Ruibal o Mariana Cornejo. La Canalla, como decimos, estará actuando en el Festival Internacional Canarias Jazz y Más Heineken los días 10 y 11 de julio, en la Plaza del Auditorio de Santa Cruz de Tenerife en el primer caso y en la Plaza Santa Ana de Las Palmas de Gran Canaria en el segundo.

Además de este último disco contamos con el primero, ‘Flores y malas hierbas’. En global, una interesante bandera que hay que seguir de cerca, con letras frescas y directas. La Canalla está formada, además de por Antonio Romera, por Javier Galiana, piano, José López, contrabajo, Julián Sánchez, trompeta, José Benítez, a la batería y los coros de Vicky Luna. Recomendamos este proyecto y los conciertos del Festival, que ya está a la puerta de la esquina. Tal y como se definen ellos mismos, ‘La Canalla es vanguardia y tradición, ternura y pasión, alegría y descaro…’

– La Canalla, ¿Cómo surgió este proyecto canallesco?

– Antonio Romera ‘Chipi’: Pues, como surgen las cosas buenas, con mucho cariño, mucho amor y un calentón muy grande. Chipi puso una semillita en Galiana. Al matrimonio se le unieron tres más: batería, trompeta y contrabajo; y luego un cuarto: David Oficina. Y terminamos haciendo una orgía, que es lo que en verdad nos gustaba más a todos. Está muy bien, porque es un «todos con todos», aunque de vez en cuando te lleves un pichazo inesperado. Si le hiciéramos la prueba de la paternidad a La Canalla, le saldrían muchos padres.

– ‘El bar nuestro de cada día’ es el último álbum, ¿De qué bar se trata? ¿Cómo se gestó el disco?

– A.R.: Es un homenaje a todos esos bares que hacen las veces de templos en los que la gente rinde culto a la mayor de las religiones, a la vida. Quedan pocos, por desgracia. Los consideramos necesarios, porque el bar es como el pan, es un alimento necesario, teniendo en cuenta que en el bar es donde se bebe, se liga, se habla, se comparte lo bueno y lo malo. Un refugio para el cuerpo y para el alma. «El bar nuestro de cada día» nos es uno solo, intenta ser todos ellos.

-¿Se puede hacer jazz con humor? ¿Es adecuado alejar al estilo de su habitual rigurosidad?

– La Canalla: No creo que la habitual rigurosidad del Jazz sea la seriedad. Como todos los folclores, empezaría siendo una necesidad de diversión, de distracción y de expresión. Otra cosa es en lo que haya derivado. Lo mismo sucede con el flamenco y con la copla. De todas formas, no creo que La Canalla tenga mucho humor, lo que sí tiene es sentido del humor, que es lo mismo.

– En ‘Canasto y algodón’ nos hundimos en la tradición norteamericana ¿Es un canto de trabajo con toques blues?

– A.R.: Técnicamente, son tercios de blues en un tiempo a 12 del flamenco más primario, como pude ser la soleá o se seguiriya.

– En el mismo tema se relaciona el flamenco y el blues ¿Tienen la misma raíz? ¿Es el mismo dolor?

«Me gustaba mucho el timplista José Antonio Ramos, también me gustan mucho Arístides Moreno y Pedro Guerra. Y me imagino que no me darás el aprobado si no menciono a Alfredo Kraus, a Rosana y a José Vélez. Yo, concretamente y que recuerde ahora, solo conozco a Alberto de Paz y Kike Perdomo, con el que hemos tocado alguna vez, aunque los demás del grupo tienen muchos más amigos instrumentistas.»

– A.R.: La canción es una metáfora de la fusión del blues y el jazz con el flamenco en zonas específicas de Andalucía, las bases de Rota y Morón. En estos lugares tiene lugar un mestizaje muy particular, de ese mestizaje nace una música con una identidad peculiar: Smash, Cai, Guadalquivir, Alameda, Imán y luego, otros grupos que han seguido con esa corriente como: Triana, Kiko Veneno, Raimundo Amador. En definitiva es una oda al mestizaje musical, personificado en tres figuras: una gitana flamenca, un negro blusero y un niño mestizo.

– Vienen a actuar al Festival Internacional Canarias Jazz & Más ¿Es un triunfo que un proyecto de éstas características entre en un Festival con 24 años de trayectoria? ¿Qué supone para ustedes?

– A.R.: Estamos muy contentos y los dueños de los bares de aquí, más todavía. Es un gustazo, siempre, venir por estos lares. El festival es un gran festival y para cualquier músico sería un gustazo poder estar en un cartel como éste. Ya hemos estado antes, en dos ocasiones, en Las Palmas y han sido grandes y buenas experiencias.

-¿Están dispuestos a decirle a muchas canarias o canarios ‘Tes quiero mai lof’ en las noches del Festival Internacional Canarias Jazz & Más? ¿en ‘inglé?

– A.R.: Como festival internacional, seguro que se presta a los idiomas. Con respecto a lo de los canarios y las canarias, si al salir de la actuación, nos encontramos en los camerinos una cola grande de gente pidiéndonos sexo, eso dirá mucho del buen gusto que tiene la gente de aquí. Hasta ahora, todos nuestros conciertos han sido en lugares que la gente tenía mal gusto y nunca ha sucedido. Ya va siendo hora de que se nos valore por nuestra verdadera virtud, la estética.

– Este disco tiene lujosas colaboraciones como las de Javier Ruibal y Mariana Cornejo ¿Cómo coincidieron con ambos? ¿Cómo los conocieron?

– A.R.: De la vida, de la música y de Cádiz. Ambos son personajes a los que admiramos desde hace mucho tiempo. Ha sido un gustazo poder compartir conciertos y estudio con los dos.

– ¿Qué diferencia hay entre ‘El bar nuestro de cada día’ y su anterior ‘Flores y malas hierbas’?

– A.R.: Podríamos hacer un análisis metamusical de los dos, pero se resume en una cosa muy básica. Uno es el primero y el otro es el segundo y eso se nota. En el segundo ya llevábamos más tiempo tocando juntos. Seguro que en el tercero se nota mucho más todavía.

– ¿Qué es una ‘Maruja en flor’? ¿Es otro ejemplo gráfico popular?

– A.R.: La vida tiene muchas etapas. Cuando escuchas a una persona de 70 decir de otra de 85 que es un viejo, te das cuenta de que hay muchas más etiquetas que las de niñez, madurez y vejez. Está lleno de matices. Una maruja en flor, es una persona a la que le queda toda la etapa de maruja por vivir.

– Citen dos canciones que no vayan a faltar en sus conciertos con el público canario

– A.R.: No tenemos muchas. Solo tenemos 24 hechas y 10 en camino que entrarán en el tercer disco que sacaremos en Septiembre, pero aun así, es difícil saber cuáles vamos a hacer y cómo vamos a hacerla. No solemos premeditar tanto los repertorios, suelen salir en el camerino y algunas veces nos saltamos el orden dependiendo de cómo esté la cosa, arriba y abajo del escenario. Cualquiera.

– Además de humor y de jazz el disco no está exento de algún cuadro que describe la realidad social como en ‘Un disparo a las sienes del futuro’ ¿Ya no hay mujeres que mientan para ahorrar algún disgusto?

– A.R.: Las madres, solamente. Las demás no tienen ningún reparo en decirte la verdad. Dicen que el amor es una cuestión química, pues la falta de amor es una cuestión física.

– La Canalla tiene a seis componentes ¿Vendrán con todos los componentes a Canarias? ¿El grupo tiene cambios en su formación con respecto al directo?

– A.R.: Sí. Lo que pasa es que el sexto, el manager, no se sube al escenario. No queremos que se dé cuenta de que en realidad no le hacemos falta. Él solo sería capaz de hacer lo mismo que hacemos nosotros y además buscarse los bolos.

– En el Facebook ponen que La Canalla se configura como una combinación de jazz, copla, jamón pata negra, vino tinto, amor y poca vergüenza ¿Qué cantidad hay de cada cosa?

– A.R.: La justa para que ninguna le quite protagonismo a la otra y para que ninguna se termine aborreciendo. Es complicado, tiramos mucho de instinto a la hora de combinarlas. Nosotros ponemos el jazz, la copla y la poca vergüenza; el jamón y el vino esperamos que nos los traigan y el amor esperamos que nos lo hagan.

– ¿Cómo disfrutan más juntos en el escenario o comiendo en «Bajo de Guía», en San Lucar de Barrameda?

– A.R.: Nuestra ilusión es que nos contraten fijos allí, para no tener que decidirnos ante tan gran dilema. Si no nos gustaran tanto los buenos ratos de comida, bebida y amigos, probablemente no existiría La Canalla. Y si no fuera por La Canalla, tampoco habría tantos momentos de esos. Nos gusta la buena música y la buena vida.

– Entonces, han estado alguna vez en Canarias. ¿Conocen algo de la música o de los músicos de nuestras islas?

– A.R.: Sí, conocemos más por lo que ha llegado a la península que por lo que hemos descubierto aquí. Me gustaba mucho el timplista José Antonio Ramos, también me gustan mucho Arístides Moreno y Pedro Guerra. Y me imagino que no me darás el aprobado si no menciono a Alfredo Kraus, a Rosana y a José Vélez. Yo, concretamente y que recuerde ahora, solo conozco a Alberto de Paz y Kike Perdomo, con el que hemos tocado alguna vez, aunque los demás del grupo tienen muchos más amigos instrumentistas. Espero haber llegado al cinco.

– ¿Quieren añadir algo más? ¿Quizás un último aliento a la gente para que no se pierdan los conciertos de La Canalla en Canarias?

– A.R.: Me gustaría añadir solo una cosa. A la hora de hacer cola en el camerino hubiera un poco de organización. Habrá una lista de espera como en la Seguridad Social. Pero no os preocupéis que tardaremos menos. Probablemente, si viene alguien muy atractiva/o, tengamos que meterla/o por urgencia.