OBRA_PREMIADA_La_entrevista2013crillico_sobre_lienzo_100x_270_copiaLos artistas tinerfeños Martin y Sicilia han ganado recientemente el III Premio Villa de Santanyí Francisco Bernareggi de Artes Visuales 2015, con su obra ‘La entrevista’, un acrílico sobre tela de 108 x 270 cm. El galardón concedido por la entidad mallorquina se produce de forma paralela a la inauguración de la nueva exposición de esta pareja artística, ‘Dime quién soy y te diré quién eres’, en la Galería Kir Royal de Valencia.

El premio Francisco Bernareggi fue entregado en un acto celebrado en la Casa de Cultura de Santayí, donde se leyó el fallo del jurado formado por Lluís Fuster (artista plástico y tesorero de la Associació d’Artistes Visuals de les Illes Balears), Nieves Cortés Marqués (ex-coordinadora del Espai Quatre – Casal Solleric), Pau Waelder Laso (crítico y comisario de Art independent) y María Hevia Blach (profesora de historia de arte contemporáneo de la UIB y coordinadora del estudio del artista Miquel Barceló).

En paralelo, Martín y Sicilia han inaugurado con éxito hace pocas semanas su última exposición en la galería valenciana Kir Royal con el título, ‘Dime quién soy y te diré quién eres’. La muestra reúne una serie de obras que abordan el problema de la identidad en el contexto de la incertidumbre contemporánea, haciendo especial hincapié en la problemática, que les es tan cercana, de la construcción de un ‘Yo doble’.

La caída de Lehman Brothers en 2008, que inició la crisis económica, cogió a Martin y Sicilia retratándose como supervivientes de accidentes de tráfico o de ataques violentos o pequeñas catástrofes domésticas. Desde entonces, el desmantelamiento del estado del bienestar ha eliminado todas las certidumbres (trabajo fijo, una casa propia, un buen coche y una familia estable) que solían acompañar los proyectos de vida de los europeos, así que vivimos ahora un periodo de indeterminación en la que todos los modelos vitales deben volver a reinventarse. Los proyectos colectivos parecen una imposición en un mundo donde una sola persona difícilmente genera ya recursos suficientes para la autorrealización. Martin y Sicilia reflexionan sobre este proceso dibujando su propio proceso de reinvención.

El desmonte del bienestar, la creciente banalización de los intereses vitales producto de la triunfante civilización del ocio, el descreimiento de las ideologías y de las utopías, son evidencias de un mundo en decadencia, habitado por individuos desencantados en los que el consumir se convierte en un consumar su existencia.

El capitalismo cultural ofrece sistemáticamente la imagen de una sociedad brillante y atractiva, triunfante en su capacidad tecnológica y en sus alardes estéticos. Martín y Sicilia escenifican su reverso, el cementerio de automóviles como la imagen de la decadencia cuyos habitantes tratan de reinventarse como individuos, de rehacer su identidad mirándose en el espejo del otro, de buscar un camino después del accidente.