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La Fundación Cristino de Vera-Espacio Cultural CajaCanarias ha presentado en la sede de la entidad, calle San Agustín, 18, La Laguna, la exposición titulada “Pic Adrian. Universo sonoro”, una muestra integrada por veintitrés obras −pinturas, relieves y pañuelos−, realizadas por el artista rumano en el periodo comprendido entre 1956 y 1997. La muestra podrá visitarse hasta el próximo 28 de enero de 2023, en horario de lunes a viernes, de 10 a 14 h. y de 17 a 20 h., y sábados de 10 a 14 h.

En el acto de inauguración han intervenido Clara Gámez, vicepresidenta de la Fundación Cristino de Vera-Espacio Cultural CajaCanarias, Mónica Adrian, hija del artista y depositaria de su legado, y Álex Mitrani, comisario de la exposición.

Durante su intervención, Clara Gámez recordó que este año se celebra el sesenta aniversario de la primera exposición individual de Pic Adrian en España, la organizaba la mítica galería Syra de Barcelona, encargada de la difusión del arte de vanguardia “en aquella muestra exhibía la obra realizada por el artista en la ciudad condal, donde había llegado en 1953, tras huir de los horrores de la dictadura que sufría su país natal, Rumanía. A partir de aquel entonces, y hasta su fallecimiento en 2008, Pic Adrian continuó trabajando en el silencio de su estudio, expuso en otras muchas galerías, nacionales e internacionales, y en espacios institucionales, y se convirtió en una de las figuras centrales de las segundas vanguardias en Cataluña, gracias a la influencia que ejerció en el panorama artístico de la ciudad y al prestigio alcanzado a nivel internacional”.

Clara Gámez destacó que la obra de Pic Adrian posee un sello muy personal. relacionada con la tradición de Kandisnky y Mondrian creó el Esencialismo, una tendencia en la que el arte se desprende de todo lo accesorio y busca la esencia, y que en esta exposición donde se exhibe una repentativa selección de obras realizadas por Pic Adrian entre los años 1956 y 1997, brinda la oportunidad de acercarnos, por primera vez en Canarias, al “Universo sonoro” del artista.

Concluyó su intervención manifestando el agradecimiento a Mónica Adrian, hija del artista y depositaria de su legado, a Alex Mitrani, historiador del arte y comisario de la exposición, así a la Red de Museos del Gobierno de Canarias y a la galería Marc Domènech, por permitir descubrir la belleza serena de las obras de este particular artista, síntesis entre razón y espiritualidad.

Mónica Adrian inició su intervención recordando la “vuelta de su padre a Tenerife” y, “en esta ocasión, lo hace de una manera muy especial, con su obra completa”. Señaló que su padre había visitado en numerosas ocasiones Canarias, porque era un enamorado del paisaje insular, de su flora, de sus jardines, y a lo largo de su vida convirtió las islas en un “islote” donde retirarse.

Igualmente, manifestó la relevancia de esta exposición donde «hoy se exhibe una selección muy importante de su legado, las pinturas, los pañuelos, y los libros donde su padre dejó plasmado su pensamiento y filosofía, además de sus teorías sobre el arte, ligadas al Esencialismo y al Arte Principial”.

El comisario de la exposición, Alex Mitrani, inició su intervención señalando que Pic Adrian es un artista interesantísimo, uno de tantos hijos de las convulsiones del siglo XX, cuya vida corre en paralelo a la historia de Europa contemporánea: “acabó en España, llevando con él su experiencia culta, cosmopolita y humanamente intensa forjada en la supervivencia de la historia”. “Fue teórico del arte, poeta y pintor, practicando de forma coherente y razonada una abstracción pura, a la vez simple y compleja”. Adrian, “como los antiguos filósofos pitagóricos que explicaron el Cosmos como un orden musical que definía el universo y lo hacía intrínsecamente bello y armonioso, partía de la premisa de una analogía necesaria entre el orden, el universo y la música, y aspiraba a una belleza esencial, absoluta”.

En palabras del comisario, la obra de Pic Adrian “es uno de los mejores ejemplos de lo que fue el sueño de una pintura absoluta, autónoma y profunda, que animó la revolución artística del siglo pasado”.

Mitrani explicó que el catálogo, editado para la exposición, se ve enriquecido con el texto que la arquitecta Eunice Figueiredo dedica a Aleph, 1992, una de las pocas obras tituladas por el artista.

Por último, el comisario indicó que, en esta exposición, además de la obra pictórica, se exhibe por primera vez una selección de piezas ornamentales, se trata de los pañuelos que el artista realizaba junto a su esposa. “De hecho, durante muchos años esta actividad fue la principal fuente de ingresos de la familia. Tuvieron, en su escala de producto artesanal y de cierto lujo, un éxito notable. Se vendieron por toda España y, especialmente, en las Islas Canarias donde el matrimonio viajó en varias ocasiones a partir de la década de los ochenta. muestran motivos de resonancias vegetales que pueden recordar a Matisse, pero en la mayoría vemos un uso de la geometría en incluso de algunos motivos (alfabeto). Se trata de un producto comercial que posee cualidades compositivas, con dibujos que derivan directamente de la pintura.

Pic Adrian

Pic Adrian nació en 1910 en Moineşti (Rumanía), aunque en 1915 su familia se trasladó a Bucarest donde años más tarde cursó sus estudios en Derecho. Publicó su primer libro de poemas, Jocuri de lumini în întoneric (Juegos de luz en la oscuridad) en 1927, más tarde, en 1938, Columb (Colón), y en 1945 Ochiul cerului:inima (Ojo del cielo: corazón). En París, décadas después, publicó: Oeil du ciel: coeur (1973), Main planétaire (1985), Noyau de l’infini (1990), L’Île invisible (1994) y Transparence (1999). Seguidamente se trasladó a Israel en 1951.

En 1953 vivió en Francia, donde conoció a figuras relevantes como Brancusi, Chagall, Fernand Léger, Jean Arp o Pau Casals, entre otros. A partir de julio de 1953 fijó su residencia en Barcelona, aunque mantuvo su actividad en París.

Su libro Réflexions sur l’univers sonore apareció en 1955, gracias a esta publicación estableció contacto con personalidades como Gabriel Marcel, Louis de Broglie o Albert Schweitzer. Por otro lado, la revista Goya de Madrid publicó sus ensayos sobre Brancusi, Arp y Pevsner.

Su primera exposición individual fue en 1962 en la Galería Syra de Barcelona. Durante ese periodo Adrian fundó el grupo Tendencias Esencialistas, el cual expuso en Barcelona en 1967, y en Madrid en 1969. También publicó varios libros de teoría del arte y formó parte de diversas exposiciones colectivas en Barcelona, Madrid, París, Londres, Rouen, Le Havre, Alemania occidental, etc. Entre 1970 y 1971 se publicaron en Turín y en Barcelona, respectivamente, dos álbumes de serigrafías del artista: 10 Condizioni lineari di segnaletica aleatoria y Sincronías. Durante toda su vida viajó intensamente por Europa occidental y los Estados Unidos.

En 1977 apareció una monografía sobre su obra escrita por Pierre Restany (colección “Le Musée de Poche”, París). Otra monografía sobre su trabajo de 1984, publicada por Condal Editorial de Barcelona, ofrece una visión completa de sus obras y actividades.

Su obra se encuentra en los principales museos del mundo: MACBA (Barcelona), IVAM (Valencia), MNCARS (Madrid), Tel Aviv Art Museum (Tel Aviv), Stedelijk Museum (Amsterdam), MOMA (Nueva York), Staatsgalerie (Stuttgart), entre otros.

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