Una persona observa una de las obras expuestas

La Casa de Colón exhibe una muestra representativa de las obras de la artista grancanaria Lola Massieu (1921-2007), con motivo del centenario de su nacimiento el 10 de marzo, y pone en relación su universo plástico con otras dos artistas, Yolanda Graziani y Pino Ojeda, con el propósito de reivindicar, desde una perspectiva de género, el importante papel que estas mujeres ocuparon como creadoras en la vanguardia del siglo XX en Canarias.

La exposición denoninada ‘Pioneras. Lola Massieu y sus coetáneas Yolanda Graziani y Pino Ojeda, en la colección de la Casa de Colón’, enmarcada en el programa ‘Marzo-Mujer’ que impulsa la Consejería de Cultura del Cabildo grancanario, puede ya visitarse de manera gratuita en el citado museo americanista hasta el 4 de abril, de lunes a viernes de 10:00 a 21:00 horas, los sábados de 10:00 a 18:00 horas y los domingos y festivos de 10:00 a 15:00 horas.

Las 17 obras expuestas, que forman parte de la colección de la Casa de Colón, tienen en común la fuerte energía de sus colores y el empleo del paisaje, la naturaleza y sus formas, que se tornan en borrones, líneas rectas, manchas de colores, que van desgarrándose y derritiéndose, se vuelven líquido para reencontrarse en la abstracción del lienzo.

Si bien es cierto que sus inquietudes artísticas hicieron que, a lo largo de sus vidas, la pintura no fuera su único medio de expresión, la exposición se centra únicamente en la faceta pictórica de estas tres artistas. Se trata de rendir homenaje a tres extraordinarias figuras femeninas del arte canario, cuyos trabajos enriquecieron indiscutiblemente el panorama cultural de las islas.

El uso de alquitranes, resinas y barnices en las obras de Lola Massieu materializan los conceptos abstractos del espacio, volumen y tiempo, manteniendo un equilibrio tenso entre el orden y el caos en la creación. A su vez, las lacas de Pino Ojeda y Yolanda Graziani transforman el color en veladuras, en transparencias que aluden al agua, al aire, también en colores vibrantes, que expresan emociones o potencian elementos como la piedra o la lava.

Los espacios interiores también se reflejan en sus telas: el mundo onírico, los sueños, las pasiones, las desgracias, se vuelven rojos, ocres, se vuelven grises, blancos y se tornan negros, utilizado muchas veces, no como ausencia del color, sino como su protagonista.

Su innovación artística y el esfuerzo por mostrar sus creaciones desde la abstracción, las convirtió en referentes generacionales y precursoras de los cambios sociales ante las dificultades de la época.

Con esta exposición, la Casa de Colón renueva su compromiso, enmarcado en la rigurosa labor que el Servicio insular de Museos desempeña, respecto a la búsqueda, fomento y difusión de la igualdad real, organizando en el mes de marzo y durante todo el año actividades que visibilicen a la mujer y sus roles a lo largo de la Historia, en la Cultura en general, y en el Arte, la Literatura, la Música o el Cine en particular.

Por este motivo, la agenda de ‘Marzo-Mujer’ incluye esta exposición homenaje, una conferencia sobre la obra de la artista centenaria y un taller para que las familias se acerquen a la trayectoria y el legado de las tres creadoras.

Esta muestra, que tiene como eje vertebrador a Lola Massieu, tiene como objetivo visibilizar a las artistas, ya que la dominación de la autoridad de los valores patriarcales se ha impuesto a lo largo de la historia, de tal manera que ha llegado a invisibilizar el papel de la mujer en la creación cultural. Las artistas no han dejado de producir su trabajo a lo largo del tiempo, pero hasta bien entrado el siglo XX siempre lo hicieron como un entretenimiento consentido y a la sombra de algún hombre, en el ámbito doméstico y familiar.

Durante la Guerra Civil y la dictadura franquista, la participación activa de la mujer en la vida cultural se vio en gran medida cercenada, pero el inconformismo y las ansias de libertad creativa que caracterizaron al clima social de los últimos años del régimen y los inicios de la democracia impulsaron el acceso, lento y progresivo, de las creadoras al mundo artístico.

En el caso concreto de Gran Canaria y en el marco del acceso de la mujer a la formación, las Academias Municipales que puso en marcha Abraham Cárdenes y la Escuela Luján Pérez adquirieron gran relevancia como laboratorios del arte insular contemporáneo.

Este hecho provocó el florecimiento de un tipo de educación menos académica, en la que la observación de la realidad y la información sobre las diversas tendencias de la época eran los referentes a seguir, provocando la progresiva anexión de las artistas, de forma activa, a los grupos de vanguardia que emergieron a mediados del siglo XX en las islas, bien fuera como fundadoras o como integrantes de estos.

Tres artistas pioneras

Lola Massieu nació en el seno de una familia acomodada e inició la formación artística con su tío Nicolás Massieu y Matos. El dibujo y la repetición fueron la base de su aprendizaje, hasta que en 1940 comenzó a elaborar sus primeras pinturas al óleo con la representación de bodegones, retratos y paisajes. No obstante, sus visitas a la Escuela Luján Pérez y el contacto con Felo Monzón influyeron en el cambio que sufrió su proceso creativo y en la importancia que el color adquirió en su obra.

En 1958 inauguró su primera exposición individual en El Museo Canario, con escasas referencias figurativas y poniendo de manifiesto su impronta expresionista, convirtiéndose en una adelantada de la pintura contemporánea en Canarias en medio de un universo copado por hombres. En 1990 se le hace entrega del Premio Canarias de Bellas Artes e Interpretación. Fue la primera mujer en recibirlo y, hasta el momento, la única artista plástica.

Este cosmos también lo conquistó Pino Ojeda (1916-2002) que combinó, a lo largo de su trayectoria, la faceta literaria con la plástica. Alumna de la Escuela Luján Pérez y de las Academias Municipales de la ciudad de Las Palmas, expuso en el ámbito nacional e internacional y, además, destacó por ser la primera mujer que fundó una galería de arte en las islas.

Este fue el contexto en el que Lola Massieu y Pino Ojeda fundaron, en 1961, junto a otros artistas como el citado Felo Monzón, Rafaely Bethencourt y Francisco Lezcano el Grupo Espacio que, también nacido en el seno de la Escuela Luján Pérez, reclamaba el arte abstracto como antítesis al cansancio de los dictados estéticos oficiales y al figurativismo, para dar paso a una naciente aventura plástica.

Las credenciales ideológicas del Grupo Espacio fueron divulgadas en forma de manifiesto en la revista grancanaria Mujeres en la Isla, una revista mensual literaria-femenina que estaba dirigida y escrita, prácticamente en su totalidad, por mujeres, y que se destinó a la divulgación de artículos de crítica cultural, en cuyo contenido las menciones a la obra de Lola Massieu, Pino Ojeda y Yolanda Graziani ocuparon varias páginas.

Esta última, Yolanda Graziani (1926), que recibirá este año el Can de Artes del Cabildo de Gran Canaria, sintió desde muy joven vocación por la pintura, lo que la llevó a estudiar de manera autodidacta a los grandes maestros y a experimentar con nuevas técnicas. Conquistó hitos como el primer Premio en la X Bienal regional de Bellas Artes de Las Palmas de Gran Canaria (1962) y llevó a cabo su primera exposición individual al año siguiente. Fue a partir de este momento cuando despegó con su participación en muestras colectivas o en solitario por diferentes puntos de la geografía europea (Madrid, Florencia, Venecia, Barcelona y Estocolmo), hasta recibir la crítica de artistas de talla internacional como Salvador Dalí.

banner facebook creativa