De iz q dcha, Elena Acosta, Rosa Brugat, Guacimara Medina, Margarita de Aizpuru y Carmelo Ramírez

La Casa de Colón se transforma en una remota aldea bereber al borde del desierto del Sáhara gracias al proyecto visual ‘Los sueños de Fátima’, una muestra que se exhibe por vez primera en España, en la que la vanguardista artista catalana Rosa Brugat Batlle, ofrece una serie de 32 fotografías, una instalación y un audiovisual.

La citada exposición, que forma parte del programa ‘Marzo, con M de mujer’ previsto por la Consejería de Cultura del Cabildo impulsado con motivo del Día Internacional de la Mujer, se inauguró el 16 de febrero y permanecerá abierta al público hasta el 31 de marzo en el museo americanista que gestiona la consejería de Cultura del Cabildo grancanario en el casco histórico de Vegueta.

La entrada a la muestra de carácter multidisciplinar es gratuita y puede visitarse en horario de lunes a viernes, de 10:00 a 18:00 horas; los sábados de 10:00 a 18:00 horas y los domingos y festivos de 10:00 a 15:00 horas.

La consejera de Cultura del Cabildo grancanario, Guacimara Medina, presentó este miércoles el proyecto, que se exhibe por primera vez en España, junto a la artista, Rosa Brugat. El acto contó con la presencia de Carmelo Ramírez, consejero de Cooperación Institucional y Solidaridad Internacional del Cabildo grancanario, de Margarita Aizpuru, comisaria de la iniciativa, y Elena Acosta, directora de la Casa de Colón.

Guacimara Medina destacó que este proyecto visual “pone en valor el sufrimiento de una población tan cercana a Canarias, al mismo tiempo que resume el compromiso de la Consejería de Cultura con la mujer en la Cultura, la mujer artista”.

Por su parte Margarita Aizpuru, comisaria de la muestra, destacó el concepto narrativo del proyecto, bajo la máxima de que las obras expuestas “tuvieran siempre un discurso emocional, de tal forma que se conjugue la implicación hacia los bereberes y su situación de pobreza con el propio valor estético de la obra”.

Elena Acosta, en calidad de directora de la Casa de Colón, sede de la muestra, aprovechó la ocasión para destacar la necesidad de “dar visibilidad a las mujeres artistas y a la situación de pueblos cercanos, como el bereber, con una situación tan contraria a la nuestra”. Acosta adelantó que el programa Marzo-Mujer pondrá en valor a lo largo del mes de marzo el trabajo de las mujeres canarias emigrantes o la figura de artistas canarias de la talla de Mercedes Pinto, entre otras.

La exposición de Rosa Brugat consta de una treintena de fotografías de diversos formatos que reproducen la vida cotidiana en un pequeño poblado bereber de apenas 50 habitantes, situado en los aledaños del desierto del Sáhara. La pequeña Fátima, una de sus habitantes, se convierte con sus grandes ojos negros en el hilo conductor que sumerge al espectador en la vida cotidiana del poblado Tafraoute Sidi Ali, que significa ‘pequeño oasis’. La artista visual, innovadora en su concepto artístico ha preferido primar, en este caso, “el viaje emocional y poético de encontrarme con ese poblado en el que los niños eran felices sin tener nada”. La pequeña Fátima y su emotiva despedida fue para ella “el detonante que me motivó a emprender este proyecto”.

La exposición se complementa con una instalación que reproduce el propio desierto gracias a una tonelada de arena depositada en el patio de la Casa de Colón. El proyecto incluye también una videoinstalación cuyo objetivo es transmitir, a través de la proyección de fragmentos de vídeos, el grave impacto que supuso el paso del Rally París-Dakar en los años en los que su recorrido atravesaba las aldeas y pueblos bereberes del desierto del Sáhara.

Paralelamente, la muestra ofrece el día 26 de marzo, un taller gratuito y de plazas limitadas orientado a familias, que posibilita un acercamiento al norte de África a través de un viaje emotivo al desierto donde se sitúa el pequeño pueblo de Fátima. Asimismo, el día 14 de marzo será presentado en la Casa de Colón el catálogo de esta muestra, en un acto que contempla la celebración de una charla distendida entre la artista Rosa Brugat y Margarita Aizpuru, comisaria de la exposición.

El desierto como experiencia vital

Tafraoute Sidi Ali es un pueblo bereber en los aledaños del desierto del Sahara, situado al sureste de Marruecos, muy cerca de la frontera con Argelia, quedando más al sur el Sáhara Occidental. La artista visual catalana Rosa Brugat decide, casi por casualidad, en el transcurso de un viaje, tanto exploratorio como creativo, sumergirse en el lugar y sus gentes. Según explicó la comisaria de la exposición, Margarita Aizpuru, “la artista llega con un espíritu de antropóloga, con una mirada de persona urbanita occidental y le sorprende que, a pesar de la escasez en la que viven, sean tan risueños y hospitalarios”.

Eso es precisamente lo que transmiten las fotografías que expone Rosa Brugat, un pueblo bereber de casas simples, autoconstruidas, con escaso mobiliario, en el que, sin embargo, no falta un juego de té. “Viven entre la realidad de su pueblo y la ensoñación de otro mundo que les llega del exterior a través de la televisión”, explica Aizpuru, “sus contactos directos habituales con el mundo occidental son efímeros, a cargo de los pocos viajeros que llegan de paso a otro lugar”.

La artista interaccionó perfectamente con los lugareños, fue invitada a las casas, a tomar el té y a charlar con ellos, muchas veces rodeada de niños que no paró de fotografiar. Fátima, una niña del pueblo, vivaracha, alegre y con sueños por cumplir, tuvo una inmediata conexión con la artista y casi no se despegó de ella durante el tiempo que permaneció en el poblado. Por ello, se convierte casi en protagonista de la exposición fotográfica, sirve de hilo conductor de la narración visual y a la vez de enlace con los otros personajes de Tafraoute Sidi Ali. Según aclara la comisaria de la muestra, “Fátima se transforma en una niña simbólica, engloba la alegría con la que el pueblo sobrelleva la dureza de su vida”.

El proyecto visual

Después del viaje y de regreso en España, Rosa Brugat reflexiona sobre su experiencia en el desierto y decide crear un proyecto audiovisual que ve la luz por primera vez en la Casa de Colón y que, como revela la propia artista, “pretendemos que gire por toda España y que incluso se pueda llevar a países del mundo árabe”.

El proyecto es definido por Brugat como “viaje emocional”, además de un trabajo estético. La exposición fotográfica de 32 imágenes que reflejan la vida del poblado bereber se estructura en distintos apartados temáticos que se diferencian a través de diferentes gamas cromáticas.

Por otro lado, la videoinstalación ‘Huella de neumático’ (2021) está construida a partir de fragmentos audiovisuales documentales y con imágenes fotográficas realizadas por la propia Rosa Brugat, recompuestas y reeditadas para fraguar una contundente narrativa visual y sonora sobre lo que supuso el paso del Rally París-Dakar por las aldeas y pueblos bereberes del desierto, como en Tafraoute Sidi Ali. El choque cultural y el impacto en el entorno se unen a los accidentes provocados por los propios pilotos. La proyección supone, en ese sentido, una reivindicación en sí misma que pretende hacer reflexionar al espectador.

El proyecto visual que se presenta en la Casa de Colón se completa con la instalación ‘Zapato de cenicienta’ (2022). Una tonelada de arena rubia en el propio patio del museo se transforma en alegoría del desierto del Sáhara. Encima de esta duna simbólica, una serie de pasos, como huellas de zapatos de niña, evocan las pisadas de Fátima y sus sueños de caminar hacia adelante, al futuro, más allá de su pueblo, dejando los zapatos usados en el camino.

Trayectoria de Rosa Brugat

Rosa Brugat Batlle (La Junquera, Girona) es una artista visual española, cuyo trabajo se centra en crear proyectos artísticos que responden a problemas sociales y principalmente, a los relacionados con las mujeres en la sociedad, desde ópticas y perspectivas de género y planteamientos feministas.

Comienza su trayectoria artística a inicios de los años 90, realizando exposiciones en distintas galerías de arte, como la Galería D’Art, Galería Fòrum, la Galeria Broadway de Nueva York, la Galería Trece y la Galería Rene Metras, en Barcelona, o la Galería Magda Bellotti en Madrid. A la vez, ha ido exhibiendo sus obras en distintas exposiciones de diferentes espacios museísticos como el Museo de L´Empordà, Museo de Arte en Gerona, Museo Darder de Banyoles, la Casa Encendida de Madrid, participando también en distintos festivales de vídeo del Estado español y en la Bienal Miradas de Mujer (2016) organizada por la Asociación de Mujeres en las Artes Visuales (MAV), de la cual forma parte, y en la que durante varios años fue miembro de la Junta Directiva.

Su formación es diversa y multidireccional, como arquitecta de interiores, creadora visual y guionista de cine. También ha favorecido el despliegue multidisciplinar de su trabajo visual hacia una serie de formatos y territorios artísticos con los que construye sus obras, como la fotografía, las instalaciones, el videoarte y las performances, fundamentalmente.

Creadora versátil y expansiva, siempre hace uso de una narrativa visual crítica hacia el entorno social, cuestionando la explotación y la autoridad clasista, racista, cultural y del hombre sobre la mujer, en definitiva, el dominio de unas culturas sobre otras, de unos grupos sociales sobre otros, de un sexo sobre otro. Y lo hace desde una mirada burlona, irónica, con empleo de un humor ácido y corrosivo en muchas de sus obras, sobre todo en las performances de los últimos años y en sus vídeos y fotografías.

Pero también sobresalen otras performances transformadas en vídeos en los que la artista reflexiona sobre la situación social de las mujeres y sus lugares subalternos en la sociedad. De este tipo llaman la atención una serie de obras, como la videoperformance denominada ‘Chacha’ (2017-hasta el presente). En este proyecto, a través de la figura de una empleada doméstica, con su uniforme de “criada”, Rosa Brugat realiza acciones de limpieza continuas, en una suerte de obsesión socializada con el rol doméstico de limpieza.

Rosa Brugat hace uso de una narrativa visual crítica, a veces bañada de humor y fina ironía, ofreciendo visiones que, por un lado, ahondan en el sentido social y antropológico de las personas, en particular de las mujeres, y, por otro, plantea y sugiere posibles cambios necesarios, haciendo uso de estrategias por las cuales el público se confronta a la situación ofrecida alentándolo a posicionarse. Sin embargo, a pesar de esos sentidos y líneas narrativas y de intereses, siempre hace uso de un fuerte sentido artístico visual, acentuado por un tono poético y una pulsión vibrante y rítmica.

Y ello en paralelo a un trabajo de investigación previo a la construcción de sus obras, a trabajos de campo en otros espacios, fuera de su lugar de residencia en Girona, que conlleva, en muchos casos, desplazamientos a otros países y sociedades para sumergirse de lleno en la cultura y la vida de sus gentes, con un trabajo previo exploratorio e indagatorio a la reflexión y la creación. Y eso es algo que también ha sucedido en el proyecto que se presenta por primera vez en la Casa de Colón bajo el título ‘Los sueños de Fátima’.

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