8P9B6022¡Ya tenemos aquí ‘Hard to cook’! El último disco, y segundo, de Michael Valeanu. El guitarrista creció en París rodeado de la reconocida calidad de músicos de gypsy jazz. Sin embargo, y sin negar este origen, Valeanu se configura como un artista alejado de estas raíces tan de Django Reinhardt. De hecho, abandonó Francia y se afincó en los Estados Unidos de América por el amor que profesa a algunos de los héroes de la guitarra del cancionero de ese país. Cita como sus fuentes de inspiración a gente como Wes Montgomery, Pat Martino o Peter Bernstein, muy alejados de la citada tradición swing. Tras una fructuosa colaboración con la cantante Cyrille Aimée, que también actúa en este álbum, Michael nos sorprende con este ‘Hard to cook’ que recupera de manera valiente una buena cantidad de texturas diferentes. Además de Aimée, Michael toca con Jake Goldbas, a la batería y Jake Sherman, al órgano.

Además de analizar profundamente este nuevo disco y su carrera, los beneficios de la auto-producción y el crowdfunding, nos detenemos también en su pasada visita al Paraninfo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, así como la posible desaparición del prestigioso Django Reinhardt Festival, de Samois (Francia). En ‘Hard to cook’ tenemos contacto con un buen disco en donde además de tres versiones de clásicos, hay siete composiciones propias de bella factura. En definitiva, hoy presentamos un buen guiso, quizás algo difícil de llevar a la práctica, pero que desde luego merece la pena. Michael Valeanu y su valiente nuevo disco, ‘Hard to cook’, una propuesta válida para deleitarnos los oídos.

– ¿Cómo comenzó en la música? ¿Fue la guitarra su primera opción? ¿Qué recuerda de sus inicios en la música?

– Michael Valeanu: Mi padre es un guitarrista amateur y un amante de la música en general. Cuando crecí el escuchaba mucha música en casa y su guitarra estaba ahí para que yo la tocase cuando quisiera. Mi padre me enseñó unas cuantas canciones y algunos acordes, eso fue lo que toqué por mucho tiempo, pero al mismo tiempo ya estaba estaba escuchando toda clase de música y gastaba todo el dinero que tenía en mi bolsillo en cds. Cuando tuve 14 años, en unas vacaciones veraniegas toqué una canción para todos mis amigos y puse una gran sonrisa en la cara de todos. Poco tiempo después estuve trabajando en una tienda de guitarras en Paris y ahí escudriñé mi amor y mi fascinación por el mundo de la guitarra. La música apareció para ser un gran camino para conectar a la gente que estaba a mi alrededor. Es una fuente de maravillas, sencillamente. Eso, obviamente me hizo que me dedicara a la música por el resto de mi vida.

– Nos ha llegado ‘Hard to cook’, su último disco ¿Cómo lo grabó?

– M.V.: La grabación de ‘Hard to cook’, tuvo lugar gracias a una campaña de crowdfunding que se hizo en mayo de 2014, en Kickstarter. Mi primer disco fue producido con un presupuesto muy bajo y para éste yo quería contar con unas condiciones más favorables y confortables. Empezamos esta campaña pidiendo un total de 5000 dólares y la verdad es que me sorprendió la gran cantidad de entusiasmo que muchas personas, alrededor del mundo, me mostraron. No sólo a mí, al proyecto también.

– ¿Cuándo decidió realizar este disco sólo? Nos referimos sin el apoyo de un sello discográfico potente ¿Fue más difícil para usted? ¿Le dio más libertad a sus ideas musicales?

– M.V.: Lo pensé por un tiempo, justo antes de que la creación del disco fuese posible con la participación de la gente que se adhirió a la campaña. En ese punto hubiera sido fatal darle el cd a una discográfica. También es muy duro en nuestros días encontrar un sello discográfico que tenga el presupuesto necesario y que esté dispuesta a hacer los esfuerzos promocionales necesarios para un artista nuevo como yo. Pero es cierto que tener un sello siempre ayuda a que un disco tenga más créditos y abren puertas que son muy difíciles de abrir. Sin embargo, gracias a que no he tenido que gastar mucho dinero a la hora de grabar el disco he sido capaz de contratar a un buen publicista y promotor para las radios para intentar sacar el disco hacia delante. En cuanto a la libertad artística, tienes razón ¡Hemos sido totalmente libres!

– En este trabajo se ha rodeado de músicos como Jake Goldbas, a la batería, Jake Sherman, al órgano y a la vocalista Cyrille Aimée ¿Cómo encontró esta banda? ¿Recuerda cómo los conoció?

– M.V.: Sí, lo recuerdo perfectamente. El primero al que conocí fue a Jake Sherman. Entramos en la New School en New York juntos, al mismo tiempo, a fines de 2008. Me impactó como el gran pianista que es y posee una gran mente musical. Más tarde descubrí que el órgano es sin duda su instrumento principal. Hicimos un par de sesiones y conciertos. Cuando lo volví a ver estaba tocando en una iglesia pequeña de mayoría negra en Brooklyn. Conocí a Jake Goldbas, probablemente alrededor de 2009. Nosotros tocamos algunos shows en una banda y me gustó el sentido del ritmo que tenía, fue desde el comienzo ¡Era muy poderoso y conducía al resto! Él y Jake se conocen desde hace mucho tiempo antes, ellos eran un par perfecto para mí (risas).

Por su parte, conocí a Cyrille en el verano de 2010 cuando vino a mi actuación en París por pura suerte (casualmente, estaba tocando con un trío de órgano en esa noche). Entonces hablamos brevemente y entonces nos empezamos a ver en las jams sessions de Brooklyn y la escuché cantar. Y justo después de eso, quería seguir escuchándola, más y más. Fuimos lentamente empezando a tocar juntos bastante, hasta el punto que empezamos a trabajar en las sesiones de su disco ‘It’s a good day’ y fue ahí cuando se unió a la banda.

«Wes fue muy importante para mí. El primer disco que compré suyo se llamaba ‘The Incredible Jazz Guitar of Wes Montgomery’. La canción con la que se abría el disco era ‘D-Natural Blues’ y sencillamente me voló la cabeza (risas). Tenía 16 ó 17 años y yo era más un músico de blues y de rock en ese tiempo que un jazzero. Estaba intrigado por todo ello. Bueno, ¡Con esa canción tuve suficiente!»

– ¿Cómo es usted como chef? ¿Cocina bien? ¿Suele cocinar en casa?

– M.V.: (risas) No soy un chef, pero definitivamente me encanta cocinar y especialmente lo hago para la gente. Como el músico viajero que soy, es verdaderamente muy difícil cocinar porque nunca estoy en casa y cuando estoy en ella no me gusta cocinar para mí mismo. Pero me gusta tener gente en mi casa alrededor y cocinar para ellos.

-Usted ha sido el responsable de la mayoría de las composiciones del disco, ¿De dónde le llega la inspiración?

– M.V.: ¡De muchos sitios! Bueno, primero que nada yo escribí este repertorio para un número específico de músicos y ellos fueron mi primera fuente de inspiración. Cuando lo escribí traté de incluir un poquito de todas esas cosas que me han influenciado como músico. El jazz es, obviamente, mi influencia principal pero cierto número de canciones en mi trabajo tienen otras influencias como el funk, especialmente en la canción ‘Hard to cook’, o la música clásica en ‘Thousand Leaves’ o en ‘Palermo Seaport’. También podemos encontrar pop y música folk en ’20 years’ que tanto Cyrille como yo hemos escrito juntos.

– Ha seleccionado tres canciones de su autoría con Cyrille y después 3 canciones clásicas compuestas por Strayhorn, Walton y Berlin ¿Por qué escogió esas canciones?

– M.V.: Tomé de Berlin ‘How deep is the ocean’, estaba buscando algo para Cyrille, para hacer ‘scat’ encima, porque realmente ella es una maestra en eso. Me ha gustado siempre esa canción por su harmonía y por su letra ¡Són solo preguntas!. Cyrille y yo la tocamos en una fiesta con amigos, en donde habíamos bebido algo (risas) y la hicimos en un 5/4 y así permaneció en mi mente hasta el día en que la grabamos. De Walton, ‘Firm Roots’, estuve buscando una canción para tributar a mis héroes de la guitarra. Gente como Wes Montgomery, George Benson, Pat Martino o Peter Bernstein. Esta composición no ha sido muy grabada por guitarristas y en consecuencia decidí hacerlo. Billy Strayhorn es definitivamente uno de mis favoritos compositores de jazz y como escritor también es muy sobresaliente. ‘Blood count’ fue la última canción que escribió. Esta balada tiene un misterio muy grande, posee tensas e intrincadas harmonías pero es también muy esperanzadora e iluminadora al mismo tiempo. No se puede improvisar en ella como si fuera una balada cualquiera. Yo también quería encontrar una canción en el que pudiera experimentar la mezcla de sonido de una guitarra acústica con el órgano.

– Hace apenas unos meses ha tocado usted con la banda de Cyrille Aimée en Las Palmas de Gran Canaria, en el Paraninfo de la Universidad ¿Recuerda algo de esos días entre canarios?

– M.V.: Tocamos en Las Palmas de Gran Canaria y estuvimos ahí un día o dos. Recuerdo que estar en la isla fue maravilloso y también recuerdo que fue muy frustrante tenernos que ir y no poder ver más de la misma. El concierto que hicimos fue sencillamente genial y la audiencia, así como la gente que cuidaba de nosotros, fue fantástica.

– ¿Cómo es un concierto con Cyrille y de su propio proyecto? ¿Qué diferencias hay?

– M.V.: La verdad es que para mí es muy difícil decir la diferencia porque nunca he estado como público pero puedo decirles como lo siento yo. Cuando yo toco con ella, intento dar lo mejor de mi para complementar lo que ella toca y también la energía que ella invierte en conectar con el público y con sus músicos. Si hablamos de un concierto mío, tengo que ser esa chispa inicial y tengo que esperar que esa chispa arda a todos los músicos y, finalmente, tengo que contagiar también a toda la audiencia. Tengo que señalar que he aprendido mucho observando a Cyrille en el escenario por estos últimos 3 años.

– Hemos conocido el duro momento que vive el Django Reinhardt Festival en Francia, ¿Cómo puede la gente ayudar a una cita tan importante como esta? ¿Ha tocado muchas veces ahí? ¿Cuáles fueron sus sensaciones en ese escenario?

– M.V.: Toqué ahí una vez con Cyrille, el último año. Fue una experiencia única y vibrante. La localidad de Samois y este festival son verdaderos templos de la cultura musical y la tradición que el mundo entero ha ido redescubriendo poco a poco en los últimos 15 años. Lo puedes sentir cuando estás en el escenario y caminas alrededor de la gente en el Festival. Es muy importante que un lugar como ese sea capaz de que siga proyectando su luz sobre el mundo musical. Hay festivales en Francia que pueden existir gracias al dinero público, sin embargo el actual gobierno está reduciendo todo el presupuesto para eventos culturales. El festival ha creado una campaña de financiación en la que se puede participar desde la siguiente web: http://fr.ulule.com/festival- djangoreinhardt /

– Al respecto, ¿Qué influencia obtuvo de Django Reindhardt?

– M.V.: Desde que he estado tocando con Cyrille, algunas personas me asocian con el estilo de jazz gitano o cíngaro, el denominado ‘gypsy jazz’. Pero realmente me fui a los Estados Unidos ¡Por qué no soy un músico de gypsy jazz! Obviamente, el hecho de que haya crecido en Francia, estudiando y tocando, hizo que me desenvolviera en esa música, con todos esos maravillosos músicos, pero yo era más feliz dentro del jazz americano y otros géneros dentro de la música popular. Como les digo, la razón por la cual me fui a New York. Después de que empecé a tocar con Cyrille y su banda, así como con Adrien Moignard tuve que volver a la música de Django y a su estudio. Por eso fue que mi guitarra eléctrica tendrá un sabor diferente. Hace 2 ó 3 años Cyrille me pidió que la ayudase y alguien estaba vendiendo una guitarra de gitanos, empecé a aprender esas canciones y a tocar en bandas que llevaban estas canciones en el repertorio. Tengo que decir que no soy muy cerrado a tocar ese estilo, de la manera que se suele tocar, pero creo que cada guitarrista debe buscar y comprobar lo que le añade a esa forma musical, por lo menos un poco.

– En otro orden de cosas, hemos leído que está participando en un concurso sobre Wes Montgomery ¿Cómo de importante fue Wes desde su punto de vista?

– M.V.: Desde un punto de vista muy personal, Wes fue muy importante para mí. El primer disco que compré suyo se llamaba ‘The Incredible Jazz Guitar of Wes Montgomery’. La canción con la que se abría el disco era ‘D-Natural Blues’ y sencillamente me voló la cabeza (risas). Tenía 16 o 17 años y yo era más un músico de blues y de rock en ese tiempo que un jazzero. Estaba intrigado por todo ello. Bueno, ¡Con esa canción tuve suficiente! Tenía ese sentimiento blusero, lento y lleno de alma que a mí me gustaba. También Wes estaba tocando un mundo nuevo de armonías y ritmos, acordes y octavas que era importante para mí. Estuve intentando copiar la melodía después de algunas escuchas y desde ahí tuve siempre un amor por él bastante pronunciado. Regularmente vuelvo a él y siento el mismo placer ya que siempre escucho algo nuevo. Fue realmente un genio.

– Volvamos al disco, ‘Hard to cook’ que fue presentado en el Smalls Club de New York ¿Cómo fue para usted la experiencia? ¿Es un sitio especial?

– M.V.: ¡Fue una gran noche! En primer lugar porque Smalls significó para mí mucho y pasa lo mismo para la mayoría de músicos de jazz de la ciudad. Nosotros todos hemos gastado incontables noches escuchando los shows y participando en las ‘jams sessions’ de ese pequeño lugar, como lo que hemos dicho sobre ‘The Django Fetival’, es un lugar que encapsula y difunde cierta tradición y visión sobre la música de jazz y además es definitivamente un gran sitio de encuentro para todo el mundo. Al mismo tiempo, fue una gran noche porque fui rodeado en el escenario y fuera de él por un montón de amigos y por una energía muy positiva.

– Seleccione 1 ó 2 palabras para cada canción del disco ‘Hard to cook’

– M.V.: ‘Floating island’: Experimento, soñador. ‘Hard to cook’: rítmico, mezcla. ’20 years’: Folk, naturaleza. ‘Norwegian Omelette’: ¡Quemar! ‘Blood count’ Misteterio, impresionismo. ‘Thousand leaves’: Introspección, investigación. ‘Firmroots’: Swing, tributo. ‘How deep is the Ocean’: Scat, Cyrille. ‘Palermo Seaport’: Poesía, soledad.

– ¿Qué pasó en ‘Palermo Seaport’? ¿Son buenas esas vistas marinas?

– M.V.: Estoy bastante unido a la ciudad de Palermo y en general a Sicilia porque ahí es de donde procede mi madre y mi abuela, mis tíos, mis tías y primos viven. A pesar de haber crecido en París siento que soy también un poquito de esa zona. De todos modos, hace unos años me comprometí a llevar a Cyrille a Palermo para mostrarle «mí» ciudad. Una noche cuando estuvimos caminando por el puerto, cerca del mar, fue un momento muy bonito y especial. Le quise dedicar esta canción a ese momento.

– ¿Hay alguien con el que quiera colaborar en el futuro?

– M.V.: ¡Es muy difícil de decir! Hay tantos músicos increíbles alrededor que sería muy difícil decir con quien quiero trabajar en el futuro.

– ¿Por qué no nos cuenta algo sobre sus planes de futuro? ¿Quizás se «cocine» una gira con su propio show?

– M.V.: Ahora mismo estoy promocionando ‘Hard to cook’ en los medios de comunicación y también estoy trabajando para conseguir conciertos para esta banda en los Estados Unidos y en el mundo. Se trata de que la gente se entere de mi música. Me encantaría grabar un nuevo disco con la misma banda, el próximo año e incluso enriquecer la experiencia esta clase de instrumentación.

– ¿Quiere añadir algo más? ¿Quizás algunas palabras para nuestros lectores y para los fans en España y en Europa?

– M.V.: Primero que nada, ¡Agradecer que se hayan tomado el tiempo para leer esta entrevista! Del mismo modo quiero agradecer el coraje que tienen los amantes de la música para seguir apostando por los artistas que les gustan. Por favor, vayan a ver sus actuaciones, compartan su música, sus videos, escríbanles vía Facebook o por las webs porque internet ha sido vital para la transformación reciente de la industria de la música. Los artistas ahora tienen una relación bastante directa con los fans y eso es maravilloso porque tienen una conexión mucho más orgánica ¡Protejámonos ambos!