Tenerife Noir conmemora el cincuentenario de La cabina y el centenario del nacimiento de su protagonista, el actor José Luis López Vázquez, este sábado, 2 de abril, con la proyección del mediometraje de Antonio Mercero, a las 20:00 horas, en el Espacio Sala R, en la Recova de Santa Cruz de Tenerife –en la plaza Isla de la Madera, frente al Teatro Guimerá-.
La cinta se emitió por primera vez en Televisión Española el 13 de diciembre de 1972, y consiguió, entre otros reconocimientos, un Premio Emmy Internacional al mejor telefilme y un Fotogramas de Plata al mejor intérprete de televisión para José Luis López Vázquez en 1973. El acceso a la exhibición es gratuito y se gestiona en la página web y la taquilla del Teatro Guimerá, en el enlace https://teatroguimera.es/ o en los teléfonos 922 60 94 50 / 922 36 46 03. La taquilla abre de martes a viernes de 11:00 a 13:00 y de 18:00 a 20:00 horas.
La presentación de la película cuenta con la presencia del director del Cinefórum noir del festival, Luis Machín, y del escritor y quionista Antonio Mercero Santos, autor habitual en Tenerife Noir que también participa en esta edición como parte del trío de escritores que usa la firma Carmen Mola, e hijo del realizador. Su proyección es uno de los actos de homenaje a esta emblemática pieza televisiva en la séptima edición de Tenerife Noir, ya que, además, el festival incorporó la cabina a su imagen de este año, como un elemento clave del cartel de esta edición, e instaló una reproducción de la cabina en el entorno del Espacio Sala R, la Recova, en la calle de Valentín Sanz de la capital tinerfeña.
La cabina fue dirigida por Antonio Mercero en 1972, escrita en un guion compartido con José Luis Garci y cuenta con un protagonista, José Luis López Vázquez, que se encarga casi en solitario de dar cuerpo a una parábola absurda y angustiosa. Esta historia kafkiana era uno de los 13 pasos por lo insólito que Antonio Mercero, Horacio Valcárcel y José Luis Garci se propusieron para trabajar juntos en un proyecto que nunca llegó a realizarse. Sin embargo, Mercero convenció a los directivos de RTVE para filmar al menos este mediometraje.
En la sociedad española del tardofranquismo, con la televisión en blanco y negro y de solo dos canales, el impacto de La cabina fue extraordinario. Tanto Mercero como Garci insistieron en que su objetivo era hacer un relato de terror cercano a la ciencia ficción, aunque tuvieron que rendirse a que fuera tomada como una parábola abierta leída en un amplio abanico de interpretaciones, desde las que la tomaron como una crítica a la dictadura franquista hasta quienes vieron en ella una película religiosa en la que un helicóptero alude al espíritu santo. El paso del tiempo la ha situado donde sus autores querían: su consideración como película de terror psicológico.
Además de los ya señalados, entre los numerosos premios recibidos destacan también el Quijote de Oro de la crítica española al Mejor Director para Mercero, el Premio Nacional de Televisión de 1973; el premio Ondas de 1973 para Mercero; el de mejor programa dramático del Canal 47 de Nueva York en 1973; el premio de la Crítica Internacional del Festival de Montecarlo 1973; Premio Marconi del MIFED de Milán 1973.
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