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La iniciativa La literatura es femenina, en colaboración con el Cabildo de Tenerife, la Fundación CajaCanarias y Promotur, celebró, el pasado jueves, 27 de mayo, en el Strasse Park de Santa Cruz de Tenerife, un diálogo entre las escritoras Aida González Rossi y Dulce Xerach. El paisaje canario, y cómo se plasma en la literatura contemporánea, fue el punto de parte de la conversación.

Del último poemario de la joven escritora tinerfeña Aida González Rossi, Pueblo y yo, Xerach recogió una cita con la que comienza uno de los primeros poemas: “Pico Teide lame el cielo. Es el cielo y mis ojos y un sándwich”. La autora, González Rossi, explicó que quiso “abrirlo con el paisaje porque quería jugar con la idea de cuerpo y paisaje. Me interesa mucho la relación de las mujeres con respecto a su cuerpo y al paisaje”. Y la idea del sándwich, afirmó, que “la mirada es parte del paisaje, es lo que lo configura”.

El paisaje nos afecta a todos

Las escritoras reflexionaron sobre la condición de región ultraperiférica, como lo es nuestro Archipiélago. Según González Rossi, esto crea una mirada especial: “Habiéndote moldeado aquí tu mirada va a ser muy peculiar, y en el caso de Canarias el paisaje significa muchas cosas para las personas que la habitan”. “Conozco a escritores que no les influye el paisaje de manera directa, no lo toman como algo fundamental en su obra, pero creo que sí”, comentó la escritora. Dulce Xerach fue más allá, citando a Pérez Minik, y puso el foco en la condición del ser isleño. “No son las Islas Canarias, es la insularidad. Y también es que tenemos, aquí en Tenerife, todos los ecosistemas, y todos muy fuertes”, añadió.

La filosofía del entorno

La reflexión sobre el paisaje también es una parte importante en el planteamiento de ambas escritoras. “La relación con el deseo cambió cuando las sociedades empezaron a utilizar la escritura. Antes no se podían focalizar en la historia dejando de lado el entorno, ya que tenían que sobrevivir y estar alerta”, explicó González Rossi. Y fue más allá y para enlazarlo con el género: “Lo que se considera masculino es lo elevado, la cultura, el lenguaje; y lo femenino sería lo terrenal, en el rol que se nos educa. Estamos en la tierra, en el cuidado, en los deseos, en los afectos; no te educan para que estés tanto en el mundo de las ideas”.

Para Dulce Xerach vivimos “de un error de Descartes”. “Él separa el pensamiento, del cuerpo y de la naturaleza. Y está científicamente demostrado que, cuando pasas tus emociones, sentimiento o ideas a un escrito, pasan del plano emocional al plano racional”, añade. Todo está conectado y eso, para ella, tiene que ver mucho con cómo escribimos: todo influye en las escritoras.

Desde la poesía a la novela

Aida González Rossi anunció que está ya trabajando en su primera novela, y para ella la verdad, como decía Virginia Wolf, “la emoción se hace más cierta si la ficcionalizas”. González Rossi pensaba que el proceso creativo iba a ser parecido, y nada más lejos de la realidad. “En poesía usas los símbolos de otra manera. En narrativa los utilizas para que sean leídos una vez, en poesía para que sean leídos varias veces”, ejemplificó.

También los tiempos varían. Esta autora aseguró que en Pueblo yo trabajó durante 6 meses y sintió que le había dedicado más tiempo del que debía. “Ahora, con la novela, noto que el tiempo se me queda chico siempre”, añadió González Rossi.

El género influye

“Siempre estuve un poco en contra de leer novelas mirando cuál es la biografía de la autora, me parecía algo bastante misógino”, comentó la joven escritora. Reconoce que, dándole la vuelta, se llega a entender: “En los estudios de género, la objetividad no se entiende quitándote el género y escribiendo como un artículo científico, la objetividad es hacer explícita la identidad de cada persona”.

“Es que, aunque sea de manera inconsciente, se dejan muchas cosas de una en los personajes de una novela”, apuntó Dulce Xerach. Esto no significa, añadió, que todos los personajes sean reflejos de una escritora: “También hay personajes en los que pones a alguien que odias, que es totalmente diferente a ti. Pero en todos los personajes hay algo de ti porque los interpretas”.

Nueva generación de escritoras canarias

En la actualidad hay un movimiento literario emergente en las Islas que es indudable. “Nos ayudamos mucho entre nosotras. No rivalizamos y creo que estamos haciendo cosas muy bonitas. Estas llegando al punto de esa deconstrucción canaria, y por esto me gusta tanto hablar del paisaje”, explica Aida González Rossi. Y si Canarias, como entorno, no está contada en la literatura, menos aún desde la narrativa de una mujer. “Es algo que no sabíamos que necesitábamos y muy gratificante el ver tu infancia reflejada con tanta similitud”, añadió con respecto al fenómeno literario Panza de burro, de Andrea Abreu.

La canareidad, a Dulce Xerach, no le ha costado plasmarla en sus novelas: “Cuando mi protagonista quería cifrar un mensaje a su superior, también canaria, lo hace utilizando palabras guanches”. “Yo siento que es algo que cuesta”, contrapuso Aida. Siendo de Granadilla, siempre ha percibido esa contraposición pueblo-ciudad, y más aún la de Canarias-exterior. “Los libros que leía no eran de escritores canarios, y la gente con la que me comunicaba, gracias a las primeras redes sociales, me hacían expresarme para que me entendieran”, comentó.

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