La ingeniería del agua, con sus acequias, pozos, norias, albercones, cantoneras, acueductos, molinos, lavaderos, estanques o presas, centra la exposición fotográfica ‘Historias que destilan agua’ que se inaugura el día 12 de septiembre en la Casa Museo León y Castillo de Telde y que podrá visitarse en este centro dependiente de la Consejería de Cultura del Cabildo grancanario hasta el domingo 10 de noviembre.
La muestra, formada por 55 imágenes en blanco y negro, recoge la mirada que sobre este recurso natural han ofrecido diversos fotógrafos, cuyas imágenes forman parte del Archivo de Fotografía Histórica de Canarias gestionado por la FEDAC. La citada exposición se enmarca en las XIV Jornadas de Cultura del Agua que se celebran en el mes de octubre en dicho museo y está comisariada por su director, Juan Ismael Santana Ramírez, pudiendo ser visitada por el público hasta el 10 de noviembre, de martes a domingo, en horario de 10:00 a 18:00 horas.
Nombres como Carl Norman, Luis Ojeda Pérez, Fernando Baena, Friedrich Curt Herrmann, Adolf Jessen, Tomás Gómez Bosch, Gúnter Hunkel, o Francisco Rojas Fariña se unen a otros muchos fotógrafos anónimos que han reflejado la importancia de las soluciones que históricamente se han habilitado en la isla para asegurar el suministro de agua tanto para regadío como para consumo personal.
Todos ellos recogen en sus instantáneas una valiosa información sobre la interacción entre el ser humano y la naturaleza, entre el paisaje urbano y agrícola, de una sociedad en constante evolución determinada en todo momento por el factor hídrico.
El agua en Canarias ha condicionado la propia existencia humana desde tiempo inmemorial. Su escasez ha llevado aparejado un trabajo encomiable, en muchas ocasiones casi prodigioso, para garantizar el aporte hídrico necesario mediante su captación, almacenamiento y distribución, dando lugar a una cultura material que ha dejado su huella en el paisaje y en la memoria.
El espectador podrá descubrir el esfuerzo de la sociedad grancanaria por desarrollar tanto grandes obras para captar o almacenar agua, como aquellos espacios esenciales para la vida doméstica y la economía como fueron las fuentes, pilares, lavaderos o tomaderos donde se reunía un público diverso, ámbitos recoletos cargados de evocaciones, de intensa sociabilidad, en los que la mujer ocupó un lugar protagonista.
Cada imagen cuenta una historia y, en conjunto, pretenden reflexionar no sólo sobre la preservación de las arquitecturas del agua como señas de la cultura insular, bienes de incalculable valor etnográfico e histórico, sino igualmente sobre la transformación imparable que se ejerce sobre un territorio en constante transformación.
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