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Un equipo internacional dirigido por la investigadora del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) Giuseppina Battaglia encuentra pruebas de que el halo exterior de la Vía Láctea contiene restos estelares de galaxias enanas masivas que fueron devoradas por la nuestra.

La mayor parte de la información que poseemos sobre el halo estelar de la Vía Láctea proviene de su parte interna, que podemos observar cerca de la vecindad solar. Pero, por primera vez, se han sondeado las propiedades químicas de las regiones más distantes del halo externo de nuestra  galaxia con un análisis espectroscópico de alta resolución en el visible de una muestra de 28 estrellas gigantes rojas a gran distancia del Sol. El método utilizado, el análisis espectroscópico, consiste en separar la luz de estos astros en sus diferentes frecuencias para obtener información de su composición química.  El análisis de las propiedades químicas de las estrellas puede proporcionar información sobre las propiedades del entorno en el que se formaron.

“La abundancia de ciertos elementos químicos en el halo más externo de la Vía Láctea – explica Giuseppina Battaglia, astrofísica del IAC y primera autora del artículo- ha resultado ser sorprendentemente diferente a la información que se posee sobre el halo interno”. Sin embargo, se ha descubierto que su composición se asemeja a la de estrellas de galaxias enanas masivas cercanas, como Sagitario o la Gran Nube de Magallanes. Esta información indica que las regiones externas del halo estelar pueden contener restos de una o más galaxias enanas masivas que fueron devoradas por la Vía Láctea.

Los halos estelares son una componente común alrededor de las galaxias tipo Vía Láctea. “La teoría de formación de estructuras y galaxias en el Universo predice que los halos estelares, y en particular sus partes exteriores, se han formado principalmente a partir de la fusión de galaxias más pequeñas destruidas”, comenta Battaglia. “Cualitativamente esto coincide con los hallazgos de este estudio, en el que se han encontrado restos de galaxias enanas canibalizadas alrededor de nuestra galaxia”.

Los datos utilizados para elaborar este estudio han supuesto alrededor de 100 horas de observaciones realizadas tanto desde el Hemisferio Sur como desde el Hemisferio Norte. Concretamente se usaron el Very Large Telescope «Kueyen» (UT2) del Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés) en Paranal y el telescopio «Magellan Clay» en Las Campanas, ambos en Chile; y con el Hobby Eberly Telescope, en Texas.
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