La Biblioteca Insular de Gran Canaria acoge el día 13 de septiembre, a las 18:00 horas, la presentación de la primera novela de la escritora argentina Gabriela Velázquez (1983) titulada ‘Cuando desaparecimos del mapa’. El acto de presentación contará con la presencia del editor, Álex Herrero y la propia autora de este título donde converge lo real con lo fantástico en sutiles demarcaciones que acercan su novela al realismo mágico.
‘Cuando desaparecimos del mapa’ es la primera entrega de Gabriela Velázquez, publicada en la colección Tinta Negra dedicada a la narrativa contemporánea de la Editorial Pie de Página. “Nostalgia de lo que pudo ser”, con esta frase la autora define su primera novela, “que va a encantar a quien se atreva a perderse en una pequeña aldea laberíntica de casas blancas y azules con unos habitantes muy muy peculiares que viven entre lo real y lo imposible”, señala la escritora.
“De pequeña, mi mamá solía contarme algunas anécdotas de su vida, de cuando era pequeña y vivía en el campo y no tenía zapatos; de cuando era adolescente y empezaron los romances; de cuando emigró de Sicilia a Argentina en un barco gigante y estuvo dos meses en el océano… Me encantaban esas historias y disfrutaba mucho escuchándolas una y otra vez. Un día, decidí apuntarlas para no olvidarme de ellas ni perder los detalles… y, de pronto, me encontré escribiendo un relato. El resultado me gustó mucho, tanto que me quedé dándole vueltas: sentía que esa historia debía ser el inicio de algo más. Así fue como ese relato se convirtió en el primer capítulo de ‘Cuando desaparecimos del mapa’ y en el detonante para hilar el resto de las anécdotas que tantas veces había escuchado a mi madre”, explica Velázquez. “Lo que más disfruté del proceso fue «atar cabos», es decir, la novela iba fluyendo y tenía que estar atenta para mantener el hilo conductor y que todas las situaciones estuvieran conectadas”, agrega.
Gabriela Velázquez se siente atraída por el realismo mágico de Gabriel García Márquez o Laura Esquivel, entre otros. “A lo largo de mi infancia, cuando sucedía algo bueno o algo malo en casa y esa situación parecía no tener explicación, mi madre, sin vacilar, siempre daba una desde la superstición o la religión: para una desgracia solía decir «que el diablo había metido la cola»; si pasaba algo bueno, le encendía velas a la Virgen y estaba segura de que había sido su «infinita benevolencia». Al final, la superstición y la religión se mezclaban en mi día a día, eran algo cotidiano para mí”, explica Gabriela Velázquez, que ya tiene concluida su segunda novela (aún sin publicar) y desea empezar la segunda parte de ‘Cuando desaparecimos del mapa’.
Gabriela Velázquez se define como “mujer, madre, pareja, hermana… También fuí hija. Garabateaba historias desde que aprendí a escribir”, dice. Retomé en 2017 mi pasión por la escritura. Por ese entonces, empezó a esbozar ‘Cuando desaparecimos del mapa’, su primera novela. Vive en España desde 2002 y trabaja como correctora y redactora de contenido web, labor que compagina con la escritura creativa.
Historia dentro de la novela
“Cuando desaparecimos del mapa’ hace referencia a una pequeña aldea laberíntica de casas blancas y azules, cuyos habitantes transitan el día a día con entusiasmo, sin sobresaltos, hasta que diferentes hechos los van sacando de su cotidianeidad. Desde el inicio, y con una fluidez sorprendente, se va presentando esta historia apasionante sobre la base de un intenso juego donde converge lo real con lo fantástico en sutiles demarcaciones que la acercan al realismo mágico. Así, en este ir y venir sin tregua, sus personajes piensan y sufren transformaciones.
Si bien se utilizan diferentes voces narrativas, la elección de la primera persona del plural constituye un hallazgo. Al mismo tiempo, mediante la inteligente combinación del diálogo, la descripción y, sobre todo, el género epistolar, se estimula al lector hasta el punto de hacerle vivir emociones, además de ser hábilmente retratados, actúan, hablan, diversas, sin dejar de lado la reflexión. Con estos recursos, se van entretejiendo el amor de pareja, el filial, el fraternal y, por contrapartida, el desamor, que implica soledad. Hay una tensión interna que no decae, por el contrario, va in crescendo. La estrategia: dosificar la información, sin dejar ningún eslabón al azar. Todo se va amalgamando para que las páginas sean devoradas con fruición hasta el final sorprendente y abierto, que invita a otra voz a continuarla.
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