FOTO_LA_MUSGANA_OKTras La Musgaña se encuentran Carlos Beceiro yJaime Muñoz, dos músicos que, durante más de 25 años, han reinterpretado la música tradicional de la meseta castellana. Este dúo ofrecerá un concierto en el Castillo de San Felipe, en Puerto de la Cruz, el próximo jueves, 11 de junio, a las 21.00 horas.

Las entradas, al precio de 5€, para asistir a este concierto de La Musgaña, están a la venta en la Librería Masilva (Calle Pérez Zamora, 17, Puerto de la Cruz) y en la taquilla del Castillo San Felipe. El Gobierno de Canarias patrocina esta iniciativa cultural, en la que colabora el Ayuntamiento de Puerto de la Cruz.

La Musgaña, que cuenta con nueve trabajos discográficos en el mercado, llegará a Tenerife con su última producción, titulada Entre Dos, en la que conviven momentos intensos de baile con personales versiones de polcas, mazurcas, marchas, jotas y pasodobles, con sonidos más tranquilos y evocadores.

Carlos Beceiro y Jaime Muñoz profundizan en la esencian de la rica tradición de la zona de la meseta y desarrollan las posibilidades estéticas de esta herencia cultural que también se caracteriza por el mestizaje.
El público tinerfeño podrá disfrutar en Puerto de la Cruz del arte de Jaime Muñoz, que interpreta las flautas traveseras y de tres agujeros, el kaval búlgaro y el tamboril y de Carlos Beceiro, a las guitarras, mandola y cittern. Ambos son miembros fundadores de este grupo español de música folk, formado en 1986 por Enrique Almendros, José María Climent y Rafael Martín.

En 1989, el sello de Radio Nacional de España grabó su segundo trabajo discográfico, con el título El Paso de la Estantigua. En los años noventa dieron el salto a Norteamérica y comenzaron a cosechar éxito en el ámbito internacional.

Tras diferentes circunstancias personales acaecidas a algunos de los miembros de La Musgaña, Carlos Beceiro y Jaime Muñoz son los encargados ahora de mantener el espíritu de este grupo folk que ha llevado los sonidos de la meseta castellana por todo el mundo y del que periódicos estadounidenses han escrito que «su música suene a veces árabe, otras irlandesa o en ocasiones vagamente asiática» (Chicago Tribune) y que «aunque trae una diversión contagiosa a la fiesta, su contribución más significativa es su habilidad para probar que la música puede ser un lenguaje universal sin fronteras (Los Angeles Time).