Tagoror conservado en el interior de la Cueva de Villaverde. Foto Jose Juan Torres

La Cueva de Villaverde constituye uno de los yacimientos más importantes de la isla de Fuerteventura debido a que fue habitada por los antiguos majos durante casi 800 años. Consciente del potencial del yacimiento para el conocimiento del pasado, la Dirección General de Patrimonio Cultural, con la colaboración de las instituciones locales y la iniciativa de Arenisca. Arqueología y Patrimonio, reanuda las investigaciones arqueológicas en el año 2018 con el objetivo de recuperar la riqueza patrimonial de este sitio arqueológico.

Estos trabajos se plantearon desde una perspectiva multidisciplinar con el objetivo de evaluar el estado de conservación del yacimiento, avanzar en el conocimiento del contexto arqueológico y revalorizar su papel patrimonial en la sociedad isleña. En el año 2019 este mismo equipo, en colaboración con profesionales de distintos ámbitos y personal investigador de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, realiza una segunda campaña de excavación en el interior del tubo volcánico y la zona exterior aledaña, obteniendo datos de gran valor histórico para la etapa aborigen de Fuerteventura. Los resultados preliminares de este renovado proyecto son sumamente alentadores y confirman el potencial de la Cueva de Villaverde como uno de los yacimientos más importantes de Canarias. “Estos trabajos arqueológicos han permitido registrar varios momentos de ocupación humana en la cueva a lo largo de un periodo temporal muy extenso. Este potencial arqueológico es único en Fuerteventura y supone una oportunidad excelente para el estudio y conocimiento de la etapa aborigen de la isla”, sostiene Rosa López, arqueóloga directora de Arenisca y de la investigación.

Semillas arqueológicas

Uno de los hallazgos más importantes de esta campaña fue la recuperación de un buen número de semillas arqueológicas de plantas cultivadas, así como de especies silvestres recolectadas que fueron usadas en la alimentación y como combustible, entre otros usos. “Esto fue posible gracias a la realización, por primera vez en Fuerteventura, de una recuperación sistemática de los sedimentos extraídos durante la excavación, así como de su limpieza con agua para extraer los fósiles vegetales del yacimiento”, explica Rosa López.

Los estudios realizados por el profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, el Dr. Jacob Morales Mateos han logrado identificar semillas pertenecientes a tres especies cultivadas: la cebada, el trigo y la lenteja. Junto a las semillas se han documentado algunos molinos de piedra que probablemente se usaron en el cocinado de estos granos y en la elaboración de gofio.

Con el objeto de conocer la antigüedad de las semillas, se procedió a la datación directa mediante el análisis del Carbono 14 de una semilla de cebada y otra de trigo. Los resultados indican que las semillas tienen una edad aproximada de 1.300 y 1.600 años, respectivamente, y sugieren que entre los siglos V al VIII de nuestra Era, la primera población de Fuerteventura practicaba la agricultura. “Estas evidencias ofrecen los primeros datos sobre el cultivo de plantas en esta isla y modifican de forma sustancial el conocimiento relativo a sus antiguos pobladores, los majos, que en el momento de contacto con los exploradores europeos, entre los siglos XIV-XV de nuestra Era, son descritos como un pueblo que no conoce la agricultura y cuya dieta se sustentaba en el consumo de leche y carne procedente de cabras y ovejas, así como en la pesca y el marisqueo”, argumenta la directora de Arenisca.

El Dr. Jacob Morales añade que, “esta información transforma de manera significativa el conocimiento que existía sobre la economía y forma de vida preeuropeas de Fuerteventura, ya que la práctica de la agricultura implica una organización social y una propiedad de la tierra diferentes, con un mayor impacto en el medio ambiente y un ciclo anual marcado por los distintos trabajos agrícolas (arar la tierra, sembrar, abonar, cosechar, almacenar, etc.). La cebada, el trigo y la lenteja forman parte del grupo de cultivos introducidos por los primeros aborígenes en el resto del archipiélago canario y su presencia en Fuerteventura indica que los majos tenían un origen común con el resto de pobladores de Canarias”.

Según la hipótesis que maneja el equipo de investigación, es probable que la primera población de la isla practicara la agricultura y el pastoreo, y que posteriormente abandonaron el cultivo de cereales y legumbres debido a un cambio en el clima o a la degradación y agotamiento de los suelos, centrando su economía en los animales domésticos y en los recursos obtenidos de la pesca y el marisqueo. “Eso podría explicar por qué los majos no practicaban la agricultura en el momento de contacto con los primeros exploradores europeos”, si bien insisten en que los datos son aún insuficientes para establecer conclusiones definitivas.

Nueva campaña 2020

Una nueva campaña de excavaciones, financiada por Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, el Cabildo de Fuerteventura, la Fundación Parque Tecnológico de la ULPGC, con el apoyo del Ayuntamiento de La Oliva, se desarrollará en 2020 con el fin profundizar en los descubrimientos realizados. La actuación será llevada a cabo por la empresa Arenisca, que dirige la arqueóloga Rosa López Guerrero, con la colaboración de los profesores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, el Dr. Jacob Morales Mateos y el Dr. Jonathan Santana Cabrera, que codirigen el proyecto.

Por otro lado, la propuesta de recuperación Cueva de Villaverde se integra en un proyecto de investigación financiado por el Consejo Europeo de Investigación ‘IsoCAN’ [Aislamiento y evolución en islas oceánicas: la colonización humana de las Islas Canarias] que se lleva a cabo en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Dirigido por el Dr. Jonathan Santana Cabrera, estudia cómo los antiguos canarios fueron capaces de adaptarse a las diferentes ecologías insulares y vivir de forma aislada durante cientos de años hasta la llegada de los europeos. Los proyectos ERC de la Comisión Europea representan la iniciativa de investigación más prestigiosa de la Unión Europea y permiten abordar líneas de investigación ambiciosas y de gran impacto científico. De este modo, «el proyecto arqueológico de la Cueva de Villaverde se beneficiará del equipo multidisciplinar de IsoCAN con nuevos enfoques de investigación utilizando técnicas y métodos de vanguardia», expone el Dr. Jonathan Santana. Esta colaboración permitirá integrar la investigación arqueológica realizada en Villaverde con los estudios arqueológicos que se realizan en otras islas del archipiélago canario.

La cueva de Villaverde fue descubierta en 1979 y su hallazgo puso de manifiesto el enorme potencial arqueológico que atesoraba este yacimiento. Tal es la importancia del sitio, que en 1983 la Cueva de Villaverde fue Declarada BIC y en el año 1984 el Ayuntamiento de la Oliva permuta los terrenos para conservar la propiedad del yacimiento y asegurar su conservación. La investigación arqueológica se retomó puntualmente en 1987 y concluyó en 1988. Desde entonces, el yacimiento no fue objeto de proyectos de investigación arqueológica hasta que en 2018 se retoman las investigaciones con el equipo de Arenisca. Arqueología y Patrimonio, con la financiación del Gobierno de Canaria.

banner facebook creativa