tanasantana_2Este jueves el XXI Festival de Jazz de Canarias vivirá en S. Cristobal de La Laguna su segunda jornada en el Teatro Leal a partir de las 21.00 horas con el concierto de Jerry González y Tana Santana Sextet. Precisamente con este último hemos sostenido nuestra charla de hoy, instantes previos a su participación en este prestigioso evento. Y la noche continuará con el hacer de Jerry González acompañado por un trío de excepción con Javier Colina al contrabajo y Nirankar Khalsa a la batería.

Tanausú “Tana” Santana (Gran Canaria, 1980), bajista, viene a presentar en ese enclave sus nuevas ideas que esperamos tener pronto en un disco. Aprovechando su estancia en el Centro Superior de Música del País Vasco (Musikene) ha podido conformar una banda de grandes nombres, de nuevos talentos estatales del jazz. Es el caso de Roberto Nieva al saxo, Juanga Lacunza al trombón, Willy Muñoz al piano, Wilfred Wilde en la guitarra y Juanma Urriza a la batería. También tendremos tiempo para repasar su visión sobre la música moderna en las islas. Con ustedes, Tana Santana.

– Tana, si tuviera que citarnos brevemente sus comienzos en la música ¿Cómo lo haría? ¿Cómo empezó en este mundo artístico?

– Tana Santana: Desde que nací, en casa siempre estuvo presente la música. Tanto mi padre como mis tíos han estado siempre muy ligados al folclore y a la música popular. Primero aprendí a tocar la guitarra y después llego el bajo, más o menos con 18 años. Aun así, creo que decidí ser músico profesional bastante tarde. Fue todo muy progresivo.

«Recuerdo la primera vez que me llevó mi padre al Festival de Jazz. Y pensé, menuda movida aburrida ésta. ¡Creo que era Stanley Jordan o algo así!»

– En ese cambio entre la guitarra y el bajo ¿Cuáles fueron los factores determinantes para que ganara el sonido de su actual instrumento?

– T.S.: La llegada del bajo coincidió con dos factores muy importantes: Por un lado mi primer grupo como bajista, ‘Semilla’ en el que tocábamos casi todo temas propios en formato de trío de guitarra. Ese grupo fue una experiencia muy bonita y muy motivadora porque ensayábamos a saco y era muy creativo y estimulante, todo lo que aprendías en casa lo podías aplicar con el grupo. Por otro, ese momento también coincidió con la llegada a mis oídos de nuevos grupos y estilos musicales que no conocía o no me interesaba cuando tocaba la guitarra. Muchos mas funk, algo de jazz, otro tipo de rock… De repente comencé a interesarme muchísimo en grupos donde el bajo tenía un papel especial, y la cosa fue a más.

– ¿Recuerda algunos bajistas que fueron vitales a la hora de inclinarse por el jazz desde esa perspectiva funk?

– T.S.: (duda) Muchos, la verdad muchos, al principio fueron Les Claypol, Flea, Stuart Zender, Jaco, Marcus Miller, Wooten, Rocco Prestia. No obstante, aunque al principio los bajistas eran mi centro de atención, poco a poco, algunos más rápido que otros, perdí un poco el interés por la figura del bajista para empezar a interesarme bien por el conjunto, o bien por otros instrumentos como el piano, trompeta o el saxo.

– Después de ese periodo inicial, para formarse ¿Tuvo que salir de las islas? ¿A dónde acudió?

– T.S.: La primera vez que salí de la isla fui a Madrid a estudiar a la escuela de música popular. No obstante, como te conté antes, en esa época la música era otra cosa para mí. Creo que simplemente tenía más ganas de salir de isla que de estudiar música en si. Es curioso como con el tiempo te pasa justo lo contrario, cada vez cuesta más irse. Realmente creo que comencé a estudiar algo en serio cuando decidí prepararme las pruebas de Esmuc y Musikene en Barcelona con Santi Galán y Gary Willis. A partir de ahí todo fue mucho más focalizado.

– ¿Cree justo que no hayan Estudios Superiores de Música Moderna en los conservatorios canarios? ¿Salir fuera de las islas también hace crecer al músico?

– T.S.: Este año creo que en jazz se han presentado muchos músicos canarios tanto en Esmuc, Musikene, Pamplona, Liceu, etcétera. Más todos los licenciados que somos ya un puñado y tenemos que sumar todos los que se han ido o están en Berklee. No sé, parece que hay una demanda educativa importante. Y es curioso, porque suele ser un trabajo de “mierda”, sin seguridad social, sin sueldo fijo, sin estabilidad, sin nada de nada excepto la ilusión que le metas. Me siento orgulloso por todos mis compañeros que se piran de la isla a buscar sus sueños, sacrificándose al estar lejos de familia y amigos ¡Por supuesto que hace crecer! Creo que es necesario salir y relacionarte con músicos de todas partes. Pero eso es una cosa, y otra muy diferente es la cantidad de instrumentistas que están (ahora dramatizo un poquito) ¡condenados al exilio! Hay una gran falta de apoyo institucional y educativa en las islas y eso es una pena. Muy pocos se lo montan bien viviendo aquí pero la mayoría tienen que salir. Sería un sueño un Superior de jazz bien gestionado que no solo dote de medios a los que están aquí sino que además atraiga a músicos de la península a estudiar música en Canarias.

– Va a tener la posibilidad de presentar su arte en el prestigioso XXI Festival de Jazz de Canarias ¿Qué sensaciones le deja esta oportunidad?

– T.S.: Bueno, supongo que suena cursi, pero es como un mini-sueño que puede ser realidad. Tocar con mi banda en el festival me hace mucha ilusión. Llevo viéndolo desde que soy un niño y era una espinita que tenía clavada. Sé que habrán muchas caras conocidas de amigos y familiares que verán los conciertos desde el cariño absoluto y me muero de ganas de corresponder a ese cariño tocando lo mejor posible para todos ellos en un gran escenario.

– Va a compartir escenario con Jerry González ¿Se acuerda cómo lo conoció musicalmente?

– T.S.: Claro que me acuerdo, ¡Por la película de Trueba! Aunque después ya me interesé más por él. Me gusta mucho un disco que tiene de Big Band con arreglos de Miguel Blanco.

– Está citando a Calle 52 que fue un elemento importante para la difusión del jazz a nivel mundial ¿Cree que ayudaría un proyecto audiovisual en Canarias para que los espectadores conozcan a los creadores en ese estilo, que además son vecinos y otros que están fuera de las islas?

– T.S.: ¡Eso también se me había ocurrido a mí! Me parecería una gran idea. Y también una forma de hacer y reconocer el mérito de muchos músicos. Volver a promover la música en directo ajena a las grandes figuras! Que la gente le interese ir a ver a buen bolo al salir del trabajo, aprender a tocar, apreciar lo que tiene cerca. Y por otro lado, que los músicos se animen a hacer proyectos artísticos que tengan una mínima salida. Supongo que sería un ‘toma y daca’, como se suele decir. Algo así como: ‘oye que estamos aquí! ¡Escúchanos! Pero por otro lado, pensar: ‘¡huum si me van escuchar tengo que hacer algo guay!’

– ¿Tiene algún recuerdo casi infantil del Festival de Jazz? ¿Alguna actuación que recuerde con especial cariño?

– T.S.: Recuerdo la primera vez que me llevó mi padre. Y pensé, menuda movida aburrida ésta. ¡Creo que era Stanley Jordan o algo así!. Le pedí que me llevase a casa. La cosa fue cambiando. El siguiente concierto que recuerdo fue Eric Marienthal. Al día siguiente vi mi primera jam session en el Cuasquías. También estaba con mis padres. Ahora lo recuerdo con especial cariño, ni siquiera tocaba el bajo y recuerdo alucinar con el bajista! (no recuerdo el nombre).

– Desde el punto de vista de la discografía ¿Tiene planes de editar sus ideas musicales?

– T.S.: Ese es mi siguiente objetivo. Estoy al acecho de concursos, subvenciones y así porque es gasto difícil de afrontar. De todas formas, con subvenciones o sin ellas me gustaría grabar mi primer disco antes de diciembre de este año. Alguna forma se encontrará. Tengo la suerte de contar con compañeros que aparte de tocar muy bien están implicados en el proyecto. Con seis tíos tirando del carro alguna manera se encuentra.

– Si tuviera que grabar ahora mismo ¿Cuáles serian esos seis compañeros de viaje?

– T.S.: Con los mismos que toco en el Festival: Roberto Nieva al saxo, Juanga Lacunza al trombón, Willy Muñoz al piano, Wilfred Wilde en la guitarra y Juanma Urriza a la batería.

– Se presenta en un por la tanto con un sexteto ¿Fue una elección suya? ¿Es su formato favorito? ¿Cambiaría algo?

– T.S.: Realmente el proyecto comenzó a octeto. Pero es casi imposible gestionar eso económicamente para mí. Así que tuve que reducir. Ahora me encuentro cómodo y si alguien no puede la banda se adapta y toca a quinteto. Creo que por fin estamos encontrando una sonoridad que aprovecha todos los elementos de la banda y realmente me gustaría explotar este formato al máximo. No obstante si al final conseguimos grabar me gustaría hacer algunos temas a octeto, con percusión, etcétera. Por otro lado, de forma paralela trabajo con más gente a cuarteto, quinteto, hay que ser flexible, tanto para poder comer, como para disfrutar de las posibilidades que te ofrece un formato u otro. Por otro lado, este año intentaré montar un trío.

– Sabemos que suele dar clases magistrales en academias como Mousikê en La Laguna ¿Cómo se desarrollan las mismas? ¿Hay interés en las nuevas generaciones por el bajo?

– T.S.: Cuando doy una clase en general procuro adaptar la metodología al nivel del alumno. Hablar tanto de aspectos técnicos del instrumento como de conceptos generales musicales. En cualquier caso, nunca procuro dar pautas mecánicas. Me gusta intentar ayudar al pupilo a encontrar una técnica apropiada de estudio que le permita resolver problemas y avanzar en el instrumento de forma coherente con sus necesidades. Es el viejo dicho de no me des pescado, enséñame a pescar. Con respecto a las nuevas generaciones, creo que la cosa va estar muy bien. Hay gente joven que esta para la cosa y eso es algo muy positivo para la música en Canarias.

– Imaginemos que esta entrevista le llega a alguien que no ha ido jamás a un concierto de jazz ¿Qué le diría para que fuera al suyo?

– T.S.: Pues que creo que es el público perfecto pasa eso. Intento no pensar que soy un músico de jazz. Por lo menos en mi faceta de compositor. Aunque las etiquetas no me motivan demasiado me identifico mucho con toda la música con la que he crecido siempre: rock, funk, reagge, drum´n bass etcétera. El público va a encontrar eso y también improvisación, energía y comunicación.

– En ese mismo supuesto, ¿qué disco le recomendaría para empezar a escuchar a bajistas?

– T.S.: Muchos, aunque le diría que buscase discos no solo de bajistas. Miles, Coltrane, Jaco,Bill Evans, cualquiera de los grandes.

– Bajo su óptica de estudiar en diferentes sitios ¿Qué nivel tienen los jazzeros canarios? ¿Siguen conservando ese talento especial que sorprendía en cualquier club especializado del estado y mundial?

-T.S.: La verdad es que no me gusta mucho hablar de niveles en la música. Me gustan los músicos que hacen proyectos y llevan su estilo personal. En ese sentido hay muchos canarios haciendo cosas muy destacables dentro y fuera del jazz y que son un referente para todos. Kike Perdomo, Yul Ballesteros, Willy Muñoz, Martin Leiton, Polo Ortí, David Quevedo y un largo etcétera que da de pensar que aquí hay muy buena pasta.

– Para finalizar la entrevista, ¿Quiere mandarle un saludo a los lectores de creativacanaria.com?

– T.S.: Un saludo y mucho ánimo a todo el equipo de creativacanaria.com por fomentar la cultura tanto de fuera como de casa y brindarnos la oportunidad de conocernos y difundirnos más entre todos los de aquí. Es una labor muy importante y que merece ser reconocida. ¡Mis felicitaciones!