La fascinación que siente el timplista majorero Pedro Umpiérrez por la improvisación le ha brindado nuevas herramientas para adaptar el instrumento más popular y representativo de Canarias a otros horizontes musicales consolidando así nuevas formas de expresión. Umpiérrez, que será el encargado de inaugura el día 9 de mayo, a las 20:30 horas, la XII edición del Encuentro de Timples de La Graciosa que se celebra en la Plaza de Caleta del Sebo, ofrecerá al público en su actuación una síntesis de la dúctil experimentación que viene elaborando y que hemos podido disfrutar en algunos de los proyectos que ha producido en los que ha fusionado el folclore y el rap o explorado las conexiones entre la música popular de Canarias y la cultura amazigh.
“Más que un repertorio contemporáneo o moderno lo considero más bien una propuesta muy personal y original”, explica el timplista sobre el conjunto de piezas que acometerá en su directo. Cuando compone confiesa que se siente “como un niño tratando de mezclar y jugar con diferentes elementos y efectos para ver cómo funcionan. Es importante la cuestión de la instrumentación, con qué elementos te quieres arropar y sentirte acompañado. Y de qué forma se utilizan”, aclara.
Para el timplista que se inició con su padre, Domingo Umpiérrez Chacón ‘El Cuco’, sumergiéndose desde pequeño en la tradición musical majorera y más tarde con Domingo Rodríguez ‘El colorao’, “si el folclore se concibe de una manera honesta, siempre estará evolucionando. Forma parte de su esencia. Es tan respetable que haya músicos que trabajen con el legado que ya existe como la propuesta de otros que prefieran indagar en las fuentes populares para luego transitar por la senda de la evolución o la fusión. Todo es respetable si se hace desde la honestidad. Lo que no podemos es estancarnos y no estar abiertos a nuevas posibilidades. El músico por naturaleza es una persona despierta e inquieta que se nutre de la experimentación para crecer como creador y poder ofrecer a la sociedad un discurso innovador”. Sus estudios en la Escuela Insular de Puerto Cabras de Fuerteventura donde comenzó sus estudios de música en la modalidad de piano se completaron posteriormente con 22 años en el Conservatorio Profesional de Santa Cruz de Tenerife, donde se graduó en la especialidad de bajo eléctrico, de la mano de José Carlos Machado.
Valor humano de la música
“El timple me ha dado la oportunidad de conocer a buenas personas a través de la música. Es una herramienta que te ayuda a conectar con muchos músicos con los que decides seguir creciendo y enriqueciéndote. Ese es el valor humano de la música”, señala. “Me gusta escuchar todo tipo de estilos musicales, desde la World Music a la impronta de la improvisación, pasando por los pequeños formatos más acústicos”, advierte el músico majorero que se acompañará en su recital de Fernando Angulo a la batería, Gabriel Rodríguez a la flauta y Adán Moreno a la guitarra.
Pedro Umpiérrez cree que en Canarias “a pesar de contar con una programación cultural potente, claramente más importante en las islas capitalinas, hay muchos entornos rurales donde la gente estaría muy agradecida de que se programaran más eventos musicales. Hace falta que los ayuntamientos muestren cierta predisposición para facilitar lo necesario sin que exista tanta burocracia o limitaciones para organizar conciertos al aire libre. Los lazos de cohesión que se generan alrededor de estos ratitos crean buenas experiencias entre la ciudadanía”, sostiene el timplista que cada lunes, en la peña Pepe Fuentes de La Laguna, dinamiza clases de cuerda “con ganas de crear comunidad y parrandas de gente de todas las edades, para disfrutar y vivir la música y el folclore compartiendo coplas. A esta dedicación suma asimismo sus clases en la escuela Piccolo en Santa Cruz de Tenerife y en el Tagoror Cultural de Agache en El Escobonal.
“Siempre he estado involucrado en proyectos musicales en los que hubiera creatividad compositiva”, agrega. Ha formado parte de bandas como BenDjembé, Sal Om Free, Pedro Umpiérrez Quartet y Rupatrupa, donde se ha aventurado con la cultura ancestral de los tambores del África occidental, el jazz de vanguardia o la música de autor. También ha colaborado en proyectos como Calle Viana y Madai, en los que la esencia de raíz flamenca marca la línea sonora.
Posee cuatro timples por los que tiene cariño, uno de ellos regalado por ‘El colorao’, otro del maestro Andrés y otros dos salidos de los talleres de los lutieres David Sánchez y Adán Moreno.
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