En septiembre, Canarias volverá a convertirse en un punto de expansión de la diversidad cultural con una nueva entrega del Orígenes y Latidos World Music Fest, un evento que no solo celebra la música, sino también el papel estratégico de las Islas como cruce de caminos entre Europa, África y América. Más que un festival, es una declaración de intenciones: reivindicar la riqueza de la diversidad y proyectar un futuro inclusivo, sostenible y profundamente humano.
La propuesta, que combina tradición y modernidad, conecta al público con las raíces musicales de los cinco continentes. En esta ocasión, serán Ikram Essaghir y Masara Traoré quienes lleven la batuta de un viaje sonoro que trasciende fronteras. La primera, artista amazigh criada en España, fusiona sonoridades norteafricanas con la electrónica y la experimentación europea. El segundo, originario de Mali y Burkina Faso, propone un espectáculo en el que las raíces mandinga se mezclan con ritmos contemporáneos para transmitir mensajes de esperanza y resiliencia.
El calendario de conciertos arranca el 12 de septiembre con Ikram en La Bowie (La Laguna) y continuará el 13 en El Secadero (Los Llanos de Aridane). El 20 de septiembre será el turno de Masara Traoré en la Sala Timanfaya, en Puerto de la Cruz, una de las citas más esperadas del festival.
Masara Traoré explica cómo su música se nutre de la tradición mandinga y de su propia experiencia vital entre África y Europa. “El grupo nació en 2011 con la idea de dar a conocer los ritmos, danzas y cultura mandinga en España. Mis canciones transmiten consejos sobre la vida, cuentan lo que vivimos tanto en África como en Europa, y lo hacemos con ritmos muy bailables y tradicionales”, señala.
Para él, el escenario es mucho más que un espacio de interpretación: es un lugar de conexión profunda con el público. “Lo mejor es sentir la alegría de la gente cuando empieza a sonar la música. Me encanta hacer feliz al público. Además, mis músicos son muy profesionales y transmiten mucho dinamismo; eso hace que todos nos conectemos y lo pasemos de fábula”, añade.
El proceso creativo del grupo parte de la palabra. Primero llega el texto, cargado de mensajes y reflexiones, y luego, junto con sus compañeros, se construye el cuerpo rítmico que sostiene cada canción.
La propuesta sonora de Traoré es un puente entre lo ancestral y lo contemporáneo. “Nuestra base rítmica está fundamentada en la tradición del Oeste de África, con instrumentos como la calabaza, el djembe, el djeli ngoni –que suena como una guitarra– o el kamele ngoni, que recuerda a un bajo. A eso le añadimos batería y guitarra eléctrica, que nos acercan más al sonido europeo”, explica.
Esa mezcla no busca borrar fronteras, sino mantenerlas en un diálogo fértil. Cada acorde se convierte en una metáfora del propio festival, donde el respeto por las raíces y la apertura a lo nuevo son la clave.
Mensajes de esperanza y advertencia
Si algo define a Masara Traoré son las letras comprometidas. Sus canciones no solo invitan al baile, también buscan despertar conciencia. “Quiero insistir en los riesgos que tiene llegar a Europa en patera y pido a la juventud africana que no tome ese camino. También hablo de las injusticias del mundo y de los peligros de la guerra. Pero siempre trato de dar esperanza, de decir que lo importante es creer en uno mismo y tener fe en que se puede lograr lo que uno sueña”, afirma.
En sus próximos proyectos, el artista mantiene la mirada crítica. “Ahora estamos componiendo canciones nuevas que hablan de lo que está pasando en África: un continente con muchos recursos pero donde la gente sigue siendo pobre porque la riqueza se queda en manos de los dirigentes. Queremos lanzar un single y un videoclip el próximo año”, adelanta.
El Orígenes y Latidos World Music Fest no es únicamente un escaparate musical, sino también un espacio de encuentro y reflexión. Desde su inicio en julio, cuando se presentaron las primeras actuaciones con Sistah Vibes e Ikram Essaghir, la propuesta ha demostrado su vocación de continuidad. Su objetivo es claro: consolidarse como cita imprescindible en el calendario cultural de Canarias.
Además de traer artistas internacionales, el festival busca fortalecer la escena local e impulsar el intercambio cultural. Todo ello bajo un firme compromiso con la inclusión y la accesibilidad, implementando medidas que garantizan la participación de todos los públicos, con especial atención a colectivos minoritarios y en situación de vulnerabilidad.
Con su posición geográfica privilegiada, Canarias se erige como un puente natural entre continentes. El festival aprovecha esa condición para recordar que la música es un lenguaje universal capaz de conectar culturas y corazones. Orígenes y Latidos no solo celebra la diversidad, sino que también proyecta un mensaje necesario en tiempos de fragmentación: solo desde el respeto mutuo y la mezcla de voces es posible construir un futuro inclusivo. En septiembre, cuando los primeros acordes resuenen en las islas, la promesa será clara: Canarias latirá al ritmo del mundo.
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