Hoy tenemos el placer de presentarles nuestra entrevista con uno de los músicos que han marcado a parte de iguales los destinos del flamenco y del jazz, así como de la fusión de ambos estilos, en nuestro Estado. Es nada más y nada menos que Jorge Pardo (Madrid, 1955), saxofonista tenor y soprano y flautista de oro que ha visitado las islas con motivo del 8º Festival Bimbache OpenART que se está desarrollando hasta finales de este mes en la isla de El Hierro. Repasar la trayectoria de Pardo es realizar un viaje a lo más importante de nuestro acerbo cultural, formando parte de discos como ‘La leyenda del tiempo’ (1979), de José Monge Cruz alias Camarón, es sólo una de las perlas valiosas que adorna su ya extensa discografía.
Una colección de discos que en los últimos meses se ha ido engrosando con varios nuevos vástagos como son los casos de ‘Huellas’ o ‘Sobre la marcha’ de su trío D’3 con Francis Posé al contrabajo y José Vázquez ‘Roper’ -al que ya entrevistamos en esta sección-. Dos discos con muchas diferencias entre sí, el segundo primando la frescura de la música ante la excesiva orquestación y el primero con unas excelsas ppaciones de artistas, lo mejor de dos mundos. Por nombrar a algunos de los músicos más destacados presentes en este último doble disco, los tinerfeños Martín Leiton y Luismo Valladares o del cariz de Victor Mendoza, Jeff Ballard, Javier Colina, Tino di Geraldo, Carlos Benavent, Antonio Serrano o Tomatito. A todas estas, y por si no fuera poco, el arte de Pardo también se dejó notar en la isla de Tenerife, en concreto en el local Room 26 en el Hotel Taburiente de la capital en la pasada noche del martes 14 de julio, con músicos canarios como Samuel Labrador a las teclas, Dimas Machado las baquetas o la percusión de José Pedro Pérez. Un placer, maestro.
– ¿De dónde viene Jorge Pardo? ¿Cómo le trata la vida?
– Jorge Pardo: Fantásticamente, vengo de la isla de El Hierro, del Festival Bimbache OpenART. He pasado ahí unos días formidables y ahora me encuentro aquí en Tenerife para realizar una sesión con algunos músicos de la tierra
– Siempre parece usted de actualidad ¿Siempre tiene un disco en cartera? ¿Cómo se las arregla para tener tantos calderos al fuego y a la misma vez?
– J.P.: Es así, a pesar de que yo no lo quiero, pero trabajo bastante no habría otra manera de hacerlo. Estoy metido en muchos fregados, como se suele decir, puedo presumir de tener muy buenos amigos que me proponen algunas malas y buenas ideas (risas) y el caso es que me gusta meterme en todos los charcos. Voy produciendo y componiendo cosas, tocando con una gente y con otra. Yo lo siento pero pienso inundarlos de música todo lo que pueda durante los próximos años
– ¿Usted es saxofonista o flautista? ¿Le ha dado más peso a un instrumento que a otro en su carrera?
– J.P.: ‘Tanto monta, monta tanto’. A pesar de que la flauta es mi primer instrumento no podría vivir sin el saxo. Se me ha pasado por la cabeza alguna vez, hablando en hipótesis, si me quitara algún instrumento alguna vez pero imposible. Soy de todo.
– ¿Cómo fueron los comienzos de Jorge Pardo en la música? ¿Qué recuerda de aquellos tiempos?
– J.P.: Pertenezco a una generación del final del franquismo. Tengo 56 años y en esa época teníamos todo por hacer. Se trataba de un mundo apasionante porque no había mucha gente que se dedicara a la música descentralizada en lo que era la moda. Había un montón de gente marginal que estaba buscándose la vida en esos ámbitos. Yo era uno de ellos, una generación que buscaba nuevas cosas, nuevos retos, sonidos y quehaceres en la sociedad. Es parte de mi caldo de cultivo.
– Todo ello es parte de sus ‘Huellas’ que es el título de su nuevo disco doble con una estética muy interesante que combina el desierto por un lado y una entrada al metro parada de nombre ‘Exoflamenco’ ¿Qué es el ‘exoflamenco’?
– J.P.: (Risas) debería pedir perdón por lo intrigante de la portada. A lo mejor no merece ni comentario (más risas). Pertenece a algo bastante surrealista y onírico más que a cuestiones realistas. Me gustó mucho la idea de una boca de metro que siempre está omnipresente entre los madrileños y ese contacto con la costa y con las arenas de las playas también es una constante en mi vida. El concepto de Exoflamenco se me ocurrió ya que soy un aficionado a leer algunos textos de ciencia. La exociencia es esa parte de la misma que se encarga de estudiar los fenómenos de la tierra pero desde un punto de vista externo. Traducido al flamenco, me siento algo así.
– Un transporte que nos lleva precisamente a una cantidad de invitados y todos ellos de calado ¿Cómo consiguió todas estas colaboraciones? Nombrarlos a todos es una auténtica proeza.
– J.P.: Para conocerlos lo mejor es visitar mi web www.jorgepardo.com, ahí están todos. Concretamente para ese disco no tenía dinero, he tenido que tirar de los amigos y resulta que tenía un montón de lo cual estoy muy satisfecho.
– Entre esa lista leemos nombres como Agustín Carbonell ‘El bola’ con el que publicó ‘Desvaríos’ hace unos años …
– J.P.: Es un buen amigo, soy amigo de él desde que coincidíamos en el grupo de Enrique Morente, que en paz descanse. Desde entonces ha venido colaborando en mis discos y yo en los suyos. ‘Desvaríos’ es uno que hemos hecho en común hace unos años, como ha dicho.
“La palabra fusión ahora está muy de moda, parece que se ha inventado hace unos cuatro o cinco años pero es parte fundamental del arte. El arte por definición es fusión. Cuando cambian pareceres dos artistas, ya están fusionados”
– Tremenda pérdida la de Morente.
– J.P.: Desde luego, te hace pensar que estamos de paso en esta vida. Parece que vamos a estar para siempre pero eso no es así. Esa es la realidad.
– Volvamos a ‘Huellas’. Ese metro ¿Le ha llevado por medio mundo?
– J.P.: Ha sido impresionante. Es tremenda la lista de todos los estudios en los que he tenido que trabajar forzado por la falta de presupuesto. Es autoproducido, es autorealizado y estoy muy contento por ello. Trajín de estudios por donde he tenido que ir pasando. El dicho de ‘el mundo es un pañuelo’ es una realidad total.
– Esa falta de presupuesto conlleva, estamos seguro, apreturas pero ¿Lo ve usted positivo a la postre?
– J.P.: Lo positivo es hacer cosas. De la manera en que se hacen ya es secundario. Si tenemos presupuesto para ir a Hawaii y estar dos meses trabajando de manera espectacular, mejor que mejor pero a lo mejor no y sale peor. Eso nunca se sabe. Si nos tenemos que ver forzados a trabajar en estudios caseros, que cada uno tiene en su casa o mezclado en estudios en lugares lejanos, bienvenido es también. Lo que no puede hacer un músico es quedarse en casa quejándose de los problemas que hay. Éstos afectan a los trabajadores en global, fontaneros, panaderos etcétera. Los músicos tenemos que hacer música y si no puede ser en un gran teatro pues en la esquina que sea.
– Refiriéndonos en concreto de ‘músicos que tocan en esquina’ últimamente hemos recibido con preocupación las noticias que persiguen de manera digital (a través de los nuevos teléfonos) a los músicos callejeros, tratándolos como personas excluidas de la sociedad ¿Cómo acoge la noticia?
– J.P.: Eso si que es triste. ‘Encima de burro, apaleado’. Es una situación muy lamentable, no cabe duda. Iba a decir una palabrota, eso (que se j…).
– También queremos saber, volviendo a sus publicaciones, sus sensaciones con respecto a la última publicación de D’3 ¿Es ‘Sobre la marcha’ un disco básico en el mejor sentido de la palabra?
– J.P.: Perfectamente entendido. En contraprestación al disco ‘Huellas’ que es una lujuria desde el punto de vista de la cantidad de músicos que lo integran, de sonidos y de timbres diferentes D’3 es como minimalista. Obedece a otro dicho que es ‘menos es más’. La verdad es que en este ‘Sobre la marcha’ el oyente se da cuenta de que, gracias quizás a que llevamos tiempo trabajando, puede escuchar a una gran orquesta detrás en un momento dado ya que logramos entre la banda una gran completud. Con D’3, Francis Posé al contrabajo y José Vázquez ‘Roper’, llevamos unos doce años y llevamos cuatro o cinco entregas en discos y un montón de festivales en España y en el extranjero. Incluso hemos venido alguna vez a las islas.
– Hablando del ‘quejío’ de los músicos al que nos referíamos antes… ¿Se encuentra usted con esa queja a diario?
– J.P.: Me encuentro con ella a diario y también desde lo más profundo de mi ser. Las cosas están bien o mal pero yo prefiero en vez de recrearme en la queja, aunque no significa dejar de ejercerla, tenemos que unirnos y crear buen ambiente. Hay que ayudar en lo que se pueda a la gente que está peor que uno y ayudados por la música que no puede faltar. Quien canta los malos espanta, dicen.
– En su arte, ¿Cuánto hay de flamenco y cuánto hay de jazz? Si es que se pudiera definir cada uno de los ámbitos.
– J.P.: Voy a intentar escurecer ese tema con lo que voy a decir (risas). Yo no lo sé, yo me considero músico ecléctico si es que vale esa expresión, sin intentar intelectualizarlo demasiado. He ido aprendiendo mucho en el camino de la gente, de los grandes músicos que me he ido encontrando. Grandes no solo en nombre y en trascendencia mediática sino en corazón también que son menos conocidos por el gran público. Me enorgullezco de ello y también de lo que he aprendido. Obviamente, la disciplina flamenca posee una gran tradición y de la cual he crecido de mano de los mejores y creo que en el jazz me ha pasado exactamente lo mismo. He tenido la fortuna de que ir tocado con gente buena que me han enseñado esa trayectoria musical y de otras grandes músicas ya que soy un forofo de Johan Sebastian Bach, de las sinfonías de Mahler, de la música africana, india, oriental o de la música latinoamericana. De todas esas fuentes he bebido, a todas las respeto. Pero con ese respeto también he elaborado mi propio lenguaje musical. No hay fusión de músicas sino fusión de músicos. La palabra fusión ahora está muy de moda, parece que se ha inventado hace unos cuatro o cinco años pero es parte fundamental del arte. El arte por definición es fusión. Cuando cambian pareceres dos artistas, ya están fusionados.
– Desde ese punto de vista ¿Abajo el purismo?
– J.P.: Sí, no cabe duda. Aunque también entiendo que tenga que existir. Hay gente que ejerce su labor también en la ortodoxia. También tiene parte de razón, nadie tenemos razón pero también tiene su sacerdocio de cierta manera y es interesante que haya esa versión de los hechos.
– Entre todos esos viajes, giras, movimientos, grabaciones ha caminado usted por medio mundo con músicos como Paco de Lucía o Chick Corea ¿Se acuerda de alguna anécdota destacable?
– J.P.: ¡Las hay pero las mejores son inconfesables! (risas). Me acuerdo de la primera cita que tuve para actuar con Paco de Lucía. Yo tendría 17 años, hacíamos un concierto en Bruselas y el avión llegó tarde, cada uno cogió un taxi diferente. El caso es que mi taxi no sabíamos a donde íbamos. Llevábamos el tiempo muy justo. Todo ello se mezcló con los nervios de debutar con una figura como Paco de Lucía y encima en Bruselas. El desenlace fue que llegué tres cuartos de hora tarde y acabé subiéndome al autobús en marcha.
– Usted que es madrileño de nacimiento ¿Cómo está viviendo el treinta cumpleaños del mítico Café Central situado en la Plaza El Ángel?
– J.P.: Café Central es una cita obligada por los que pasan por Madrid o por los que residen en Madrid. En tanto tiempo algún desencuentro he tenido, nada grave, pero sobre todo encuentros con el Central y hace bien poco estuvimos con D’3 haciendo una semana de conciertos ahí. Fue un lujo volver a casa porque yo de jovencito empecé a tocar en esa sala. Está lleno de sensaciones, personalmente fantástica pero para el público también. Esas paredes están impregnadas de buena música y de buena música, que duda cabe.
– ¿Qué difícil está el panorama en Madrid? Tener un club en la capital de España parece una proeza según nos cuentan…
– J.P.: Es una heroicidad. Es un clásico los encontronazos entre los músicos y los dueños de los clubes. Los dos gremios formamos parte del mismo barco pero son partes diferentes del negocio. Siempre he apoyado a los clubes pero ahora mismo, como digo, son verdaderos héroes. Luchan con diferentes bandas, algunas organizadas otras no, y lo hacen para mantener su negocio a flote. Es muy importante porque además curte al músico. Para gente que llevamos años lo es sin duda, pero para las nuevas generaciones que se están incorporándose a la música, para trabajar, es básico.
– De la cantidad de colaboraciones queremos destacar también la que ha tenido con el tinerfeño Juan Belda en su último ‘La rueda infinita de Hans’ (2012) ¿Cómo surgió la misma?
– J.P.: Juan obedece a esa maravillosa categoría que es la de artista. Es un amante de la música y gran profesional con la mente muy abierta y conjugando muchas disciplinas en su corazón. Lo conocí hace unos años en el estudio y empecé a colaborar con él. Estábamos grabando con Polo Ortí que estaba mezclando su música. Juan me invitó a hacer alguna sesión y funcionamos. Desde entonces, paso por su estudio y paso por ahí. Echamos una tarde y salen cosas tan interesantes como ese disco que tienen ya en el mercado con ‘Bit band’. Hemos hecho también algunos directos. Estuvimos en el tanque en el marco del Festival Keroxen, alucinante lugar para mí. Fantástico sitio. Uno de los sitos más impresionantes con el que hemos tocado.
– En ese disco está Epi Lorente, que sigue en la Bit Band e integrando proyectos como The O.M.T. (Orchilla Meridian Time) que actúan este jueves 16 en el Espacio Guimerá Música ¿Tiene muchos colaboradores en Tenerife también no?
– J.P.: Es fantástico. He de decir que mi lista de colaboradores y de amigos en Tenerife es bastnate larga. Por ejemplo, Epi Lorente es uno de los fantásticos guitarrista que tenemos. Le mando un abrazo y lástima que no me pille en la isla o si no iría seguro.
– Como ha dicho antes, viene del Bimbache OpenART 2012 ¿Cuáles han sido sus sensaciones de este Festival de la Isla del Meridiano?
– J.P.: Ha sido fantástico. Por un lado, la experiencia de estar tres días en la isla, visitándola, disfrutando de sus bosques, de sus playa, de su gente, estando con los músicos que conformamos esta experiencia Bimbache, extraordinaria. Quizás está mal que yo lo diga pero el concierto funcionó tremendamente gracias a que hay una gran organización de Sabine Willmann y Torsten de Winkel. Estuvieron músicos como el tinerfeño Martín Leiton, Kike Perdomo, gran colega mío, María Mérida, cantante folklórica grandísima… No quiero seguir porque se me olvida a gente. Un concierto muy variado, poli cultural. Hubo libertad de expresión para todos los que estuvimos. Ojalá el próximo año pueda volver. La isla del Hierro es un gran descubrimiento para mí. Te quedan siempre pocos días libres para disfrutar de los viajes tardío pero importante.
– Ha actuado en el Room 26 ¿Con qué músicos lo ha hecho el pasado día 14 de agosto?
– J.P.: Fue un festejo que nos hemos pegado entre los amigos que hemos confeccionado esa sesión musical. Hicimos alguna canción de mi proyecto ‘Huellas’ y también algunos estándares y clásicos del jazz. No faltó músicos de todos los colores. Fue con Samuel Labrador en el piano, Dimas Machado a la batería, Luismo Valladares, al bajo y después con percusionistas también de la isla como Sissi del Castillo, José Pedro Pérez, con pedazo compás que tienen, incluso la guitarra flamenca de Juan Miguel Castellano. Una buena noche de buenos aficionados a la música.
– ¿Puede adelantarnos algunos de los planes su futuro?
-J.P.: Llevar música por todos los rincones. Afortunadamente, trabajo no me falta, ¡dinero sí! (risas) No nos engañemos (más risas). Viajo mucho al extranjero, voy a ir a Alemania, también a Italia, voy a ir a América a fines de este año, tanto al norte como al sur. Mucha actividad con grabaciones. Daré la lata (risas).
– Muchísimas gracias por la entrevista, si quiere añadir algo más…
– J.P.: Muchas gracias a todos, a los amigos de www.creativacanaria.com
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