He terminado, no sin cierta desazón el cómic de Tessa Hulls titulado “Alimentar a los fantasmas”. Casi cuatrocientas páginas de dolor intergeneracional que le ha merecido el premio Pulitzer. Es la segunda vez en la historia de los galardones más importantes de la cultura estadounidense que este premio recae en un cómic, o como dicen los modernos en una novela ilustrada. Su predecesor fue Art Spiegelman cuando fue homenajeado por Maus, una historia sobre el holocausto nazi. Qué paradoja que la actualidad apunte hoy a otro holocausto protagonizado por aquellos ratones humanizados. El propio Spiegelman se ha desmarcado de las acciones del Gobierno israelí caracterizándolas como un genocidio y una limpieza étnica. Algo sabe este señor de estos asuntos.

Y qué paradoja que en un momento en el que el presidente de EEUU descarga toda su ira contra los extranjeros, este premio, otorgado por la Universidad de Columbia, recaiga en una descendiente china, que debate entre la idiosincrasia de sus raíces y el estado de los verdes tallos de su propia vida. “Alimentar a los fantasmas” es una obra durísima, podríamos decir, sobre la salud mental. Pero nos quedaríamos muy cortos con esta afirmación. Es una obra durísima sobre el trauma, pero también sobre las relaciones humanas, sobre la política, sobre los movimientos migratorios, sobre la economía, sobre la subsistencia, sobre el querer y sobre el odiar. Sobre el proteger y el sobreproteger. Y sobre sentirse oprimida por esa sobreprotección. Es una lucha continua entre el pasado y el presente, entre lo que fuimos, o hemos sido, y lo que somos o lo que querían que fuéramos.

Tinta negra y remolinos de trazos que aprietan y ahogan. Páginas y páginas sobre penurias psicológicas y sobre dudas humanas, fieramente humanas. La autora, Tessa Hulls recorre un pedregoso camino desde las entrañas chinas de sus ancestros hasta la heterodoxia de su país actual. Y aquí vuelve la paradoja: de un país construido con mimbres de aquí y de allá, que conformaron una forma de ser “norteamericana” fraguada con miles de retales de telas de personas procedentes de países y ciudades lejanas.

Alimentar a los fantasmas es una obra necesaria. Y es una obra que difícilmente podría serlo en otro formato. El cómic alcanza con Hulls (con Joe Sacco, con el propio Spiegelman, con Marjane Satrapi, o más cerca con Paco Roca o con Carla Berrocal) un lugar que la propia literatura le había negado por los siglos de los siglos. El lugar que se merece. Ya era hora.

Título: Los fantasmas de la tinta negra
Literatura
Título: Alimentar a los fantasmas
Autor/a: Tessa Hulls
Género: Cómic / Biografías
Editorial: Reservoir Books
ISBN: 9788419437983