El día 23 de mayo la Biblioteca Insular del Cabildo grancanario se propone recorrer las calles de Vegueta con una nueva edición de su actividad ‘Cuentos eróticos por los rincones’, en la que participarán los narradores Pablo Albo, María Buenadicha, Pancho Bordón, Inés Bengoa y Carles García.
Todos aquellos y aquellas que deseen, entre las 22:30 horas y algo más de la media noche, descubrir el insinuante y sedoso sonido de las palabras pronunciadas por ambos cuentistas convocados en esta nueva edición de esta sugerente actividad, tienen una excusa para acercarse al juego erótico que propondrán sus relatos por diferentes enclaves del barrio histórico de Vegueta, cuyo recorrido ameniza una banda dixieland que irá templando los ánimos y los deseos que provoque al público la noche.
Desde hace unos años no ha podido realizarse este itinerario. En 2021 no se pudo llevar a efecto la iniciativa debido a la pandemia. Desde entonces no se llevaba a cabo la actividad que se inició en el año 2006 con la pretensión de poner el valor la capacidad de influjo y deleite erótico que puede tener la palabra. Arrancará a las 22.30 horas, en la Plaza Hurtado de Mendiza o Plaza de las Ranas, a las puertas del centro bibliotecario gestionado por la Consejería de Cultura del Cabildo grancanario, con la participación de la grancanaria María Buenadicha, para concluir, al abrigo de la madrugada (00:30 horas) en la ermita de San Antonio Abad, con narrador riojano Carles García
El recorrido incluye paradas, a las 23:00 horas, en la Plaza del Pilar Nuevo con la intervención de Pablo Albo, y a las 23:30 horas, en la Plaza del Espíritu Santo con Pancho Bordón, para proseguir a las 24:00 horas en la Plaza Francisco María de León con la narradora navarra Inés Bengoa y concluir con Carles García en la ermita de San Antonio Abad.
El alicantino Pablo Albo es uno de los mejores narradores de la esfera nacional que ha contado sus cuentos en más de trece países distintos. Tiene publicados más de cincuenta libros infantiles que han sido traducidos a otras tantas lenguas.
Albo asegura que erotismo es un elemento recurrente en su oferta narrativa, como puede ser el miedo o el humor. “Los coso con la fantasía y parten de lo cotidiano y de situaciones de lo más descabellado”, dice. “Lo más difícil de un cuento erótico es estructurarlo alrededor del equilibrio, porque resulta muy fácil caer en lo ñoño y en lo grosero. Debe ser evocador y seductor, pero nunca zafio”.
“El erotismo en la intimidad o compartido siempre es sugerente. A la oralidad le otorga otra dimensión”, señala Albo, “porque la genética de la narración oral implica participación e implicación. Esa vivencia en grupo es muy rica y genera una magia y una dimensión que no genera la lectura, por ejemplo”, añade. “El ser humano en la erótica está muy desnudo y por ello es muy fácil conectar con las personas a partir de argumentos eróticos, y esa conexión es lo que nos lleva a pasarlo bien y a disfrutarlo”, sostiene.
En la tradición literaria hispana existe una jugosa corriente de erotismo que ha sido injustamente silenciada. Desde el Arcipreste de Hita hasta José Ángel Valente, pasando por Francisco de Quevedo, Félix María de Samaniego, Rubén Darío, Ramón de Campoamor, Pablo Neruda o Federico García Lorca, ningún poeta o escritor de talla ha dejado de cultivar este tipo de literatura, que no es un subgénero, sino una consecuencia directa de la libertad de espíritu.
Desde que el Cabildo grancanario, a través de su Biblioteca Insular, puso en marcha este circuito de cuentos eróticos por los rincones de Vegueta en 2006, el éxito de público no ha cesado de crecer. Cada año, cientos de personas participan en esta singular propuesta que se dota de una modesta infraestructura escénica (apenas un foco de luz y un micro para que los narradores puedan amplificar sus palabras), con la que es posible vivir y disfrutar también el casco histórico de la ciudad de otra manera. Cuentistas y cuentos, en definitiva, para todos los gustos y libidos; cuentos, en definitiva, para cada experiencia interior y la manera particular que cada uno y una tiene de conjugar el deseo.
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