La Biblioteca de Artistas de Canarias (BAC) dedica uno de los volúmenes de su colección a la artista grancanaria Marta Mariño, a través de la mirada de la historiadora de arte Ángeles Alemán, para quien su obra es “fascinante y a la vez desconcertante’. La publicación que impulsa el Gobierno de Canarias alcanza el número 87 y será presentada el próximo miércoles 26 de noviembre, a las 19.00 horas, en el Centro de Arte La Regenta, en Gran Canaria.

El acto contará con la asistencia de la artista y de la autora de la monografía, así como del viceconsejero de Cultura del Gobierno de Canarias, Horacio Umpiérrez; el director de la BAC, Carlos Díaz-Bertrana, y del director de La Regenta, Alejandro Vitaubet.

La presentación se realiza precisamente en el mismo espacio que acogió el pasado verano su última exposición, titulada ‘Los caminos de la pintura’, en la que el público ya tuvo ocasión de disfrutar de una selección que reflejaba el resultado de cuarenta años de dedicación a la pintura que ahora se analiza con detalle en este volumen. La misma muestra se traslada ahora a la sala de arte Cabrera Pinto de La Laguna, cuya inauguración tendrá lugar el sábado 13 de diciembre.

Su obra se caracteriza por la experimentación y la búsqueda de nuevas formas de expresión. Explora temas relacionados con su contexto cultural, geográfico y paisajístico, utilizando diversas técnicas y soportes.

Ángeles Alemán se refiere a ella como “una pintora, ante todo”. Para Marta Mariño – señala – “el placer de pintar debe transformarse, a veces, en la incertidumbre, en la duda razonable ante los cruces de caminos que se va encontrando, buscando sin cesar ese motivo del que hablaba Cézanne, la esencia última de la pintura, del hecho artístico”. Por ello, como pintora “se sitúa siempre en una encrucijada, y cada camino que elige se convierte en una nueva serie, en una manera diferente de entender –y de traducir– el mundo. Escoger una dirección u otra nos conduce inexorablemente en una dirección, y al acabar este camino nos encontramos ante otra encrucijada”.

Alemán asegura que eso es precisamente lo que se siente al estar ante la pintura de Marta Mariño, “ al contemplar sus grandes lienzos pintados con parsimonia, retratos inmensos de niñas de ojos grandes, junto a pales pintados en los que los riscos nocturnos despliegan toda su magia, o en los que insectos gigantes liban frutas en sazón”.

Su pintura, concluye la autora, “nos obliga a desear y escoger, una y otra vez, ante sus lienzos de mar o de cielo, en los que los campos de color planean sobre la tela, o en esas pequeñas cajas en las que cabe un mundo, como si de pequeñas porciones de un Aleph fantástico se tratara. Quizá es esa costumbre inveterada de crear, esa búsqueda permanente de un leit motiv –nunca eterno, siempre cambiante– lo que hace que la obra de esa artista, contemplada en sus diferentes etapas, sea fascinante y a la vez desconcertante”.

Marta Mariño está considerada como una de las artistas más significativas de su generación. Su trayectoria artística está relacionada desde el principio con la pintura, unida desde su infancia a la tradición familiar.

Licenciada en Bellas Artes, alumna de los legendarios Talleres de Arte Actual del Círculo de Bellas Artes de Madrid, y activa siempre en los circuitos artísticos de Canarias y de la Península, ha expuesto en numerosas muestras individuales y participado en exposiciones colectivas entre las que destacan Anastomosis, “Hespérides, el interior del jardín”, Mujeres en los márgenes y en la selección de Arte y Género de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, entre otras muchas.