Después de dos formidables veladas el Festival Canarias Jazz y Más nos invita en la isla de Tenerife a la denominada ‘Noche África’ con la intervención de Munit & Jorg, Blick Bassy, Ethiocolor y Manao que contará con la cantante granadina Lara Bello. Para hacernos eco de este concierto hemos entrevistado al saxofonista José Bello que es componente de la formación canario-holandesa Manao. La cita tendrá lugar en la Plaza del Auditorio ‘Adán Martín’ a partir de las 19.30 horas, hoy viernes 13 de julio. El grupo musical Manao lo componen además del mentado José Angel Bello al saxo, Pedro Díaz a la guitarra española y timple, Franceso de Rubeis a la batería, Daniel Van Huffelen al contrabajo, Rui Silva a la guitarra y Miguel Hiroshi García a la percusión.
De esta forma se mezclan de una manera particular los sonidos provenientes del continente africano con el acervo cultural y folklórico de las Islas Canarias. Manao lleva mucho tiempo sorprendiéndonos y tenemos constancia de que está próxima la publicación de su primer disco hasta la fecha. También tendremos hueco para cuestionar al saxofonista sobre las diferencias entre el negocio musical en su lugar de residencia, Holanda, y su percepción sobre lo que pasa en las islas. Por lo tanto, todo preparado para disfrutar de esta combinación mágica entre el lenguaje de Coltrane, Rolllins y Basie en fusión con nuestros ritmos más cercanos.
– ¿Cómo surge en usted la idea de ser músico?
– José Vera: Yo creo que todo surgió como resultado de muchos factores.El primero es que mi madre, gran melómana de siempre, me introdujera a la música apuntándome en el conservatorio cuando yo tenía 7 años.Me preguntaron que instrumentos me gustaban más y yo dije el piano, el chelo y el arpa. Se lo pensaron bien y decidieron apuntarme en piano (risas). Ahí empieza una relación en la que hubo muchas etapas, unas de amor y otras de odio o rechazo, que básicamente no era hacia la música, sino al sistema de enseñanza y aburrimiento que pasaba en clase. El caso es que siempre desde los 7 a los 16 años estuve ligado a la música, sino era el piano era la típica banda con los amigos.Nos juntábamos a tocar en grupos de metal y nos dejábamos las cervicales y la garganta como si fuera el último día. Cuando tenía 16 años me empezaron a interesar otros estilos de música, estaba más abierto a otras sonoridades y fue cuando descubrí el saxofón.Definitivamente fue el sonido lo que me atrapó completamente y decidí ir a por ello. Mi tío fue el que me llevó a escuchar mis primeros Heineken donde recuerdo que escuché a Phil Woods.Yo ya empezaba a tontear con discos de Miles, Coltrane, Rollins, Basie, Ellington y un largo etcétera. Así que decidí ponerme a soplar el saxofón sin plantearme nada más, me motivaba y me lo pasaba pipa tocando, ¡Y encima ya en el primer año que empecé a tocar podía ganar algún dinerillo! (risas).
– ¿En qué escuelas se formó? ¿Fue el saxofón su primera opción?
– J.V.: La mejor escuela que he tenido han sido las jams, las sesiones privadas y la oportunidad de compartir escenario con grandes músicos.Para mí esas han sido y son las experiencias de las que más aprendo. Me enseñan sobre la música, la vida y sobre mí mismo. Si me preguntas a nivel de estudios oficiales, cuando estudiaba clásico estuve en el Conservatorio de Las Palmas, en el de Granada, y Amaniel de Madrid. Ya después me aceptaron en la Haya para estudiar el programa de jazz donde hice la licenciatura y finalmente terminé haciendo el master en Rotterdam. Lo mejor de todas estas escuelas aparte de la inspiración de algunos de los profesionales que dan clase es la gente que te encuentras y el ambiente que se respira. Todo el mundo está igual de hambriento que tú, comiéndose el instrumento de 4 a 6 horas al día como mínimo y te contagias, sobre todo cuando vas perdiendo fuelle. Otro factor que hace que la escena esté siempre fresquita es que continuamente están pasando músicos de todas partes gracias al movimiento cultural y la situación geográfica de Holanda lo que te mantiene activo. Allí he encontrado tremendos musicazos y grandes personas que con el tiempo se convierten en familia.
– Con el transcurrir de los años, comienza la trayectoria de un grupo como Manao ¿Cómo se formó esa banda? ¿Cómo fue el proceso?
– J.V.: Manao surge como el proyecto que me permitiría llevar a cabo ideas que llevaban tiempo rondando en mi cabeza, pero que no había tenido oportunidad de desarrollar. Surge como una búsqueda de identificación personal,una excusa para el reencuentro con las raíces perdidas del canario errante, un reto personal para componer y arreglar buscando una manera personal y coherente de reinventar una fórmula muy común actualmente: la comunión entre la tradición o identidad de una cultura y las tendencias musicales actuales. Así que cuando terminé en La Haya pensé que era el momento perfecto para presentarlo como proyecto para mi futura tesis del máster que quería hacer en Rotterdam. Era la única manera de obligarme a cumplir los objetivos marcados en un tiempo concreto y evitar la procrastinación encubierta de estar disperso en otros proyectos. Al mismo tiempo había conocido a Pedro Díaz unos meses antes, se había venido a estudiar al conservatorio de la Haya. Con el resto de la banda ya habíamos tocado en otros proyectos.La química estaba ahí, y aparte de entendernos musicalmente somos grandes amigos. El resultado de todas estas condiciones creo que se puede escuchar en la música. Empecé a documentarme con discos, libros, el gran oráculo (MR. Google) y material muy interesante que me regaló José Orive.
Sesiones de sentarme a escribir y poner ideas en papel, progresivamente. Cambiando acordes aquí y allá. A veces llamaba a Pedro y le decía vente para mi casa que quiero probar tengo 2 temas nuevos. Venía y nos poníamos a tocar los temas a ver que cosas funcionaban y cuales no. Según que temas el proceso varía un poco. Luego en los ensayos terminábamos de pulir y ajustar algunas cosas.
– Van a actuar en el Festival de Jazz en su vigésima primera edición ¿Qué supone para un hombre nacido en Canarias estar en la Noche África?
– J.V.: Pues la verdad que es un lujazo para nosotros, especialmente en este momento en el que acabamos de terminar de grabar nuestro primer álbum, una oportunidad para que nos escuche toda esa gente que no sabe qué es Manao y qué hacemos. Además por experiencia sé que en la noche de África hay siempre un gran ambiente increíble, siempre lleno. La gente está muy receptiva y con ganas de bailar. En cuanto al lado musical y la relación que Manao pueda tener con África, al estar tan cerca (y tan lejos a la vez) del gran continente, es la parte del folclore de las islas occidentales la que me parece la cara más rica en cuanto a timbres y rítmica. En Manao encuentras ritmos de 12/8 , djembés, kalimbas, cárcabas (las chácaras norte africanas) etcétera, todo tipo de instrumentos, ritmos y colores que me gusta robar directamente de nuestros vecinos y que hacen que la música se vuelva más rica y adquiera un carácter más personal.
– ¿Tiene contactos con las diversas músicas que se realizan en el continente africano?
– J.V.: Pues siempre me ha gustado escuchar la música tradicional de Mali, Ghana, Senegal, Guinea. Me parecen muy interesantes proyectos como los de Bona, Lionel Loueke, Tcheka y un largo etcétera de artistas que fusionan sus raíces con todo tipo de influencias de una manera muy creativa.
– Manao tiene un repertorio que aúna folklore canario con jazz ¿Podría cifrar cuánto tiene de una cosa y cuánto de otra? ¿Cuáles ritmos del folklore canario usan más?
– J.V.: Cada tema tiene su tratamiento, y hay algunos temas que suenan más tradicionales por momentos, pero en otros momentos mucho menos, supongo que al escucharlo cada uno lo percibirá de distinta forma y eso es algo en parte relativo, dependiendo del bagaje musical y gustos de cada uno. Lo que sí puedo decir es que mi idea es que haya un compromiso donde cada parte no pierda su identidad. Buscar un equilibrio entre las dos caras y que se combinen de forma en que cada una gane gracias a la otra. Por ejemplo, las improvisaciones ganan frescura gracias a los ritmos de tajaraste y las melodías tradicionales crecen gracias al distinto uso de la armonía o amalgamas. Encontrar un equilibrio coherente entre las dos partes a la hora de escribir para Manao es el reto más difícil al que me tengo que enfrentar cada vez que me siento a componer un tema.
– Tuvimos el placer de verles en directo en el Lago Martiánez en el mes de noviembre, en el Puerto de la Cruz, ¿Qué diferencias ha habido desde entonces hasta ahora?
– J.V.: Pues básicamente después de grabar un disco la sensación es distinta, el trabajo que hicimos y las horas dedicadas a ensayar y tocar se notan. Grabar en estudio con un proyecto así te obliga a acortar solos y hacer las formas de los temas más cerradas lo que te empuja a ser más compacto a la hora de presentar la música. Por otro lado también contaremos con la colaboración especial de Lara Bello, con lo que los temas en los que ella colabora tienen un concepto más vocal.
– Le va a acompañar en el escenario la cantante granadina Lara Bello ¿Qué le llevó a fijarse en ella? ¿Cómo fue la unión?
– J.V.: Lara y yo nos conocimos en Granada hace bastantes años durante el año que viví allí. Luego nos perdimos la pista aunque yo ya sabía que estaba trabajando por todo el mundo y cantando muy bonito, en muchos sitios y ya había sacado su primer disco ‘Niña Pez’ el año pasado nos reencontramos en Nueva York después de mucho tiempo.
– Sabemos que tienen un disco en preparación ¿Nos puede avanzar algún aspecto de este trabajo? ¿Cómo resultó llevar el trabajo en Holanda?
– J.V.: Lo primero es que contamos con la colaboración especial de el grandísimo Samuel Torres que grabó congas en dos temas y Lara Bello. En el disco podrán encontrar composiciones originales tocadas con el set de cuarteto de jazz tradicional (guitarra, contrabajo, batería y saxo) junto con el timple y percusión. Hay temas que van desde un Arroró que está arreglado para dúo (voz y saxo tenor) que Lara canta de manera preciosa. Un arreglo del Baile de la Virgen en drum & bass en compases de 7 y 5, nuestra versión del Baile del Vivo, unos Aires de Lima de Valsequillo acompañados con Hang, una versión de la Polka bastante moderna, etc.. improvisaciones y mucha energía. En general muchos ambientes distintos bajo el sonido de Manao. Mi idea es que cuando pongas el disco lo puedas escuchar de arriba abajo, está pensado como un viaje que empieza en el primer tema y termina en el último.
– Está afincado precisamente en los Países Bajos ¿Qué diferencias hay entre el ambiente en esas ciudades y en las Islas Canarias?
– J.V.: La tradición cultural y el público.En Holanda sabes que en las ciudades principales todos los días de la semana hay algo.Puedes acudir a conciertos y jams de distintos estilos y hay público al que le gusta sentarse a escuchar, no solo tomarse la cerveza y hablar con el que tiene al lado.La gente en general respeta y entiende la profesión de músico y eso se respira.
– ¿En la fría Europa se tiene una perspectiva más adecuada del negocio de la música?
– J.V.: No sé si más adecuada o menos, lo que sé y veo es que existe una red bastante organizada de festivales y eventos culturales que es interminable, y después de 9 años sigo alucinando con eso. Saben que la cultura bien gestionada puede ser un negocio que da dinero. Ahora son momentos de crisis, aquí también, aunque el paro sea del 5% en vez del 20. Se acaban las subvenciones públicas para cultura, pero aquí funciona mucho la iniciativa privada. Existen muchísimas empresas de promoción y management para artistas dedicadas a un estilo y mercado concreto. En cuanto a mi experiencia personal, tienen una manera muy concreta de trabajar, tienes que hacer las cosas de cierta manera y es muy difícil entrar en algunos circuitos porque existe un proteccionismo bastante fuerte sobre el artista holandés que tiene dos caras.
– ¿Cómo reacciona el público europeo cuando acude a uno de sus recitales? ¿Lo acogen con sorpresa?
– J.V.: La verdad es que siempre hay una reacción bastante calurosa, los comentarios son muy positivos hacia la música, la energía y mucha curiosidad mezclada con sorpresa de ver y escuchar instrumentos como el timple y reconocer un sello de origen con una sonoridad fresca y novedosa que no saben de donde viene pero en la que reconocen tintes tradicionales.
– ¿Podría hacernos una lista de sus saxofonistas favoritos?
– J.V.: ¡La lista es interminable! (risas) Dexter Gordon, Joe Henderson, Coltrane, Rollins, Ben Webster, Michael Brecker, Wayne Shorter, Lee Konitz,Sonny Stitt, Warne Marsh, Parker, Dick Oatts, Chris Potter, Joel Frahm, David Binney, Donny McCaslin, Ben Welden, Chris Cheek, Rich Perry, Seamus Blake, Marc Turner, Tim Ries, Walter Smith III…y seguro que me olvido de muchos otros.
– ¿Conoce a algunos saxos que esté trabajando en el folklore de otras partes del planeta? ¿Ve a Manao exportando su manera de ver la música a otros folklores más lejanos de nuestras Islas Canarias?
– J.V.: Miguel Zenón, Jacques Schwarz-Bart son los proyectos que como saxofonistas más he escuchado teniendo en cuenta el concepto que hacen. Aunque también hay muchos otros que utilizan esta fórmula pero no son saxos. Yo creo que la fórmula que utilizamos no es original, lo que si puede ser distinto es la forma y el resultado. Para nosotros sería muy interesante y un gustazo saber que podemos servir de inspiración a otros músicos a la hora de hacer sus proyectos ¡Gracias a todos! ¡Hasta la próxima!
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