Tras conquistar al público en el One Dance Festival de Bulgaria el pasado mes de mayo, la pieza Fantastic Futures del coreógrafo búlgaro-macedonio Aleksandar Georgiev aterriza en Canarias para su estreno el 26 de septiembre en el Paraninfo de la Universidad de La Laguna. Con un elenco internacional formado por Darío Barreto, Caterina Varela, Martín Los Arcos y el propio Georgiev, acompañado por la música de Tsvetan Momchilov y la escenografía del canario Héctor León, la propuesta reivindica la lentitud, la suavidad y la ternura como gestos radicales capaces de abrir futuros queer.
“Para mí, la ternura y la suavidad radical son el nuevo punk”, afirma Georgiev, que lleva más de una década explorando desde la danza narrativas vinculadas a la nostalgia queer y a lo que él denomina una mirada política anal, una forma de resistir el falocentrismo y de entender el cuerpo como un espacio emancipado. Fantastic Futures, explica, no busca reclamar un lugar queer, sino reconocer que siempre ha existido, y desde ahí reconstruir la historia a partir del deseo, la sentimentalidad y la memoria imaginativa. En esa tensión entre lo íntimo y lo político, la pieza propone un mundo donde la ternura emerge como herramienta urgente frente a la violencia de los sistemas normativos.
El proyecto es fruto de una coproducción canario-búlgara que responde a la ética de trabajo del coreógrafo: desnacionalizar las prácticas artísticas y tejer redes internacionales como forma de resistencia ante la privatización cultural en Europa. “No se trata de representar un país, sino de construir desde la imaginación y la ética compartidas”, señala. Esa pluralidad está también en el título de la obra, en plural, porque lo que busca es celebrar la multiplicidad de futuros posibles y no imponer una sola visión.
La pieza se gestó a través de un equipo diverso, procedente de Canarias, Bulgaria y otros contextos, lo que, según Georgiev, le permitió abrir la propuesta a diferentes sensibilidades y accesibilidades. “La mayor fortaleza de este trabajo es la reciprocidad y el goce de un equipo sensible y empático; esa ternura que compartimos está en el corazón de la obra”, apunta. La artista y activista Daniasa Curbelo, parte del equipo literario y de investigación, lanza la pregunta que atraviesa toda la propuesta: “¿Será la ternura una posibilidad cuando el mundo, tal y como lo conocemos, desaparezca? Yo supongo que sí. Del mismo modo que pervivió a conquistas, genocidios y guerras, la ternura volverá a aparecer entre los escombros de la sociedad que habitamos”.
El estreno en Bulgaria dejó huella tanto en el público como en la crítica: la pieza fue descrita como hipnotizante, profundamente afectiva y adictiva, un viaje poético que resonó más allá de lo esperado. Programadoras y curadoras comenzaron incluso a difundirla de manera espontánea, un apoyo poco común que, en palabras del propio Georgiev, ha sido una de las motivaciones más fuertes para seguir dando vida a Fantastic Futures. Ahora, Tenerife acoge esta celebración de la diversidad y la radicalidad sensible, un recordatorio de que la ternura, lejos de ser frágil, puede ser un gesto de resistencia universal.
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