La Fundación Cristino de Vera-Espacio Cultural CajaCanarias y el Consulado General del Uruguay en las Islas Canarias presentan el Ciclo de cine uruguayo, integrado por cuatro cintas de reciente creación. La actividad se celebrará entre el 23 de septiembre y el 14 de octubre en la sede de la entidad, situada en la calle San Agustín, núm. 18, San Cristóbal de La Laguna. Las películas, con entrada gratuita y aforo limitado, se exhibirán en versión original a partir de las 19:00 horas. Toda la información se encuentra disponible en www.fundacioncristinodevera.com
El cine uruguayo ha recorrido un largo y accidentado camino, caracterizado por la discontinuidad y la escasez de recursos. Desde la filmación de Una carrera de ciclismo en el velódromo de Arroyo Seco (1898), considerada la primera película nacional, la cinematografía del país ha vivido diversos intentos por consolidarse como industria, pero, a pesar de algunos logros puntuales durante las primeras décadas del siglo XX, como Almas de la costa (1923) y El pequeño héroe del Arroyo de Oro (1929), factores como las crisis económicas recurrentes, la falta de infraestructura técnica y un mercado interno reducido han limitado gravemente su desarrollo.
Durante la segunda mitad del siglo XX, el panorama no fue más alentador. Las dictaduras militares, el bajo nivel de inversión pública en cultura y la débil red de distribución y exhibición mantuvieron al cine uruguayo en un estado de latencia. Sin embargo, la restauración democrática en los años ochenta y la masificación del formato VHS ofrecieron nuevas posibilidades a una generación de cineastas emergentes. Aunque estas producciones fueron, en su mayoría, de bajo presupuesto y circulación limitada, sentaron las bases para una renovación estética y conceptual que daría frutos en las décadas siguientes.
Su verdadera transformación llegó en la década de los 90, con la creación de mecanismos institucionales de apoyo, como el Fondo para el Fomento y Desarrollo del Cine y Audiovisual Nacional (FONA), el Programa Ibermedia y la apertura de la Escuela de Cine del Uruguay. Estas herramientas resultaron fundamentales para profesionalizar el sector, al brindar financiamiento, formación y redes de colaboración internacional. En este contexto de renovación, nacieron, en 2001, dos películas paradigmáticas que marcaron un antes y un después: 25 Watts y En la puta vida. Ambas obras, aunque estilísticamente opuestas, abrieron caminos complementarios, uno vinculado al cine de autor y otro orientado hacia una narrativa más accesible al gran público.
Desde entonces, el cine uruguayo ha experimentado un crecimiento sostenido, tanto en la cantidad como en la calidad de sus producciones, consolidando una identidad cinematográfica propia, reconocida en festivales y circuitos internacionales. Títulos como Whisky (2004), El baño del Papa (2007) y La noche de 12 años (2018) han cosechado importantes premios y reconocimientos, posicionando a Uruguay como un actor destacado dentro del panorama del cine iberoamericano. La filmografía de esta etapa se caracteriza por una narrativa sobria e introspectiva, centrada con frecuencia en personajes marginales, entornos cotidianos y conflictos silenciosos, atravesados por un humor sutil y melancólico que se ha convertido en sello distintivo del cine nacional.
Estas características definen las obras seleccionadas para este ciclo de cine que, organizado por la Fundación Cristino de Vera – Espacio Cultural CajaCanarias y el Consulado General del Uruguay en las Islas Canarias, rinde homenaje al cine “charrúa” contemporáneo, una muestra que invita al público a descubrir un cine que ha sabido construir un lenguaje propio y conmover al espectador desde lo íntimo y lo universal.
El ciclo de cine comienza mañana, martes 23 de septiembre, con la proyección La vieja (2026), dirigida por Eduardo Maquieira (Young, Uruguay, 1988). La película narra la historia de Jacinta, una mujer de 70 años que decide cumplir su sueño de estudiar en la universidad, alternando su vida en el campo con la exigencia de una pasantía en una empresa de marketing. Este relato permitió a Maquieira explorar temas recurrentes en su cine: la resiliencia ante las dificultades, la reivindicación de los sueños postergados y la dignidad de los personajes comunes frente a las limitaciones sociales y generacionales.
El martes, 30 de septiembre, se proyecta Historia de otoño (2020), dirigida por Gabriela Guillermo e Irina Raffo. La cinta es la segunda entrega de una tetralogía sobre el amor y las estaciones inspirada en los Cuatro cuentos estacionales de Éric Rohmer, uno de los grandes directores de la historia del cine. La protagonista, Jeannette, después de 15 años, regresa a su ciudad natal para enfrentarse a los fantasmas del pasado. Mientras recorre su propia historia a través de sus pertenencias, aparece María Pía, que le ofrece ayuda y compañía. Entre ellas se construirá, a través de cinco encuentros, un vínculo de amor que les ayudará a recibir juntas el invierno.
La tercera cinta, Temas propios (2023), se exhibe el martes, 7 de octubre. Esta comedia de producción uruguaya-argentina, escrita y dirigida por Guillermo Rocamora, cuenta la historia de una familia donde César, el padre, y Manuel, el hijo mayor, deciden montar su propio grupo musical, pero las diferencias generacionales y los gustos musicales hacen que la banda sea insostenible. La cinta fue la candidata uruguaya a Mejor Película Internacional en los Óscar 2024.
El ciclo de cine se clausura el martes, 14 de octubre, con la película de suspense Una luz afuera (2024), ópera prima del director José Luis Elizalde. El film centra la historia en Agustina, una joven artista que vive rodeada de la serenidad del campo. Allí conoce a Gabriel, un peón que trabaja en su hogar, con quien establece un vínculo emocional. Lo que al principio parece una relación prometedora pronto se convierte en un lazo cargado de tensión, cuando él deja entrever su faceta dominante. La cinta ha sido reconocida por la Asociación de Críticos de Cine del Uruguay con tres galardones, incluyendo el de Mejor ópera prima, y ha sido preseleccionada para los Premios Platino 2025, consolidando a Elizalde como una de las voces más prometedoras del cine realizado en Uruguay.
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