DhaferYoussef

Los ritmos brasileños de João Bosco y la espiritualidad de la música del tunecino Dhafer Youssef, dos de los músicos más solicitados del género, marcarán el inicio de la última semana de conciertos de la 27ª edición del 27º Festival Internacional Canarias Jazz & Más Heineken. Bosco actuará en el Teatro Leal (La Laguna) el martes 17 a las 21.00 horas y Youssef el miércoles 18 en el Auditorio de Tenerife (Sala Sinfónica, 21.00 horas). Las entradas para el primero cuestan 25€ y se pueden adquirir de manera anticipada en entrees.es. Para el segundo de los conciertos, las entradas al mismo precio se pueden comprar en este enlace. Será el preludio de un fin de fiesta que se trasladará el jueves, viernes y sábado a Puerto de la Cruz.

Estos dos auténticos gigantes de la música popular contemporánea serán el anticipo de la gran traca final del festival, que quemará todas sus naves los días posteriores –jueves, viernes y sábado- en la Plaza de Santa Ana. Youssef llega a esta cita presentando uno de los mejores discos de esta década, Diwan Of Beauty and Odd, grabado en el legendario estudio Sear Sound, con los mejores músicos que la escena del jazz de Nueva York podría ofrecer: Aaron Parks en el piano, Ben Williams en el bajo, Mark Guiliana en la batería y Ambrose Akinmusire en la trompeta. Bosco interpretará lo mejor de su carrera en un concierto en formato cuarteto, el primero que ofrecerá en Canarias y que cierra un capítulo en la historia del festival, que logra programar a un artista al que siempre ha tenido entre sus preferencias.

Pero por orden cronológico, en primer lugar tocará disfrutar este martes de João Bosco. Nacido en Ponte Nova en 1946, se hizo un hueco musical en una familia en la que la música era tan importante como comer y dormir. Su madre era una violinista consumada, su padre cantante de samba, su hermana concertista de piano y su hermano, compositor. Mientras asistía a la Universidad Ouro Preto se sumergió en el jazz americano (Miles Davis en particular) y en la bossa nova de João Gilberto y Antonio Carlos Jobim, y también en la universidad conoció al letrista Vinicius de Moraes, quien contribuyó con sus letras elegantes y poéticas a la música de Bosco. No pasó mucho tiempo hasta de que las compañías discográficas comenzaron a solicitar sus servicios. Más tarde, en los años 70, Bosco se involucró musicalmente con Aldir Blanc, un psiquiatra que había decidido abandonar su práctica para convertirse en letrista. Ingenioso, surrealista, a veces pretencioso, pero la mayoría de las veces extremadamente inteligente, Blanc se convirtió en la hoja perfecta para Bosco y los dos trabajarían juntos, con bastante éxito, hasta mediados de los 80.

El ascenso de la carrera de Bosco coincidió aproximadamente con la dictadura militar de Brasil, que duró de 1964 a 1985 y su trabajo, incluso la canción de amor más inocua, fue frecuentemente censurado. Como señaló en una entrevista a principios de los 90, “todo lo que compuse o cantaba estaba censurado. Y no había pautas sobre lo que podrías o no podrías hacer. Cada pieza de música que escribí significaba pasar horas en el buró de censura, debatir con ellos, a veces más de una palabra”.

En 1977, Bosco escribió su canción de protesta más personal, O Bebaido ea Equilibrista, que se convirtió en el tema principal de Amnistía Internacional. A pesar de su fama en Brasil, Bosco no era conocido por los estadounidenses hasta que hizo una aparición especial con el guitarrista de jazz Lee Ritenour en 1988. No fue suficiente para hacer de Bosco una superestrella internacional, pero comenzó a atraer más atención en los Estados Unidos y a principios de los 90 montó una gran gira. Desde entonces se ha convertido cada vez en un artista más popular internacionalmente, actuando regularmente en el prestigioso Festival de Jazz de Montreux.

Sus grabaciones continuaron apareciendo casi todos los años, y casi todas lo hicieron con éxito en Brasil. Ai Ai Ai de Mim de 1994 y Dá Licença Meu Senhor de 1996 fueron aclamados a nivel mundial por la crítica y alcanzaron puestos altos en listas de éxitos en España y América Latina. En el siglo 21, Bosco realizó una gira por Japón y Europa, así como América Latina, y la discográfica Universal comenzó un intenso programa de reedición de sus títulos de catálogo. Su propia producción durante esos años, en particular Tristeza de Uma Embolada, Malabaristas Do Sinal Vermelho y Curtição tuvo un buen desarrollo comercial y de crítica, así como el disco grabado en directo Não Vou Pro Céu, Mas Já Não Vivo No Chão.

Bosco se concentró en el estudio y el trabajo colaborativo durante gran parte de la segunda década del nuevo siglo. Continuó sus giras por Brasil, pero también tocó en grabaciones de su hija Julia, Josee Koning y Nils Landgren. Fue uno de los artistas destacados en el concierto de tributo de Moacir Santos y su grabación, Ouro Negro, y contribuyó en el álbum de Eliane Elias Dance of Time (2017). Bosco recibió un Lifetime Achievement Award de The Latin Recording Academy en la 18° entrega anual de los Latin Grammy Awards el mismo año.

 João Bosco

João Bosco: Guitarra y voz.

Ricardo Rodrigues: Guitarra.

João Baptista: Bajo.

Leonardo de Castro: Batería.

El miércoles llegará al Auditorio de Tenerife la espiritualidad y magia escénica de Dhafer Youssef, músico contrastadísimo, una referencia para muchos músicos del norte de África, principalmente del Magreb, y una institución en el jazz y el World music. Youssef nació en Teboulba (Tunez), en el seno de una familia modesta y con gran tradición musical. Su abuelo lo inició en los recitales quranic y poco a poco fue descubriendo el potencial de su voz y así encontró su vocación. Dhafer recuerda pasar horas cantando en el Hammam de la aldea local. Las resonancias producidas por su voz en ese lugar cavernoso lo fascinan, alimentando su curiosidad juvenil. Aspirando a explorar nuevos horizontes, Dhafer abandonó su pueblo natal por la capital.

En Túnez, se unió al conservatorio musical de Nahj Zarkoun. Insatisfecho con la calidad de la enseñanza, se trasladó a Austria con la ambición de completar su formación musical. La exaltación creativa proporcionada por el multiculturalismo en Viena y los múltiples encuentros que tiene allí le abren un nuevo mundo de posibilidades. Después de comenzar sus estudios en musicología, se dio cuenta que de ya no estaba interesado en el mundo académico. Seducido por el jazz y otros géneros musicales como la música india, participó en numerosas jam sessions y encuentros en diferentes bares y clubes con, por ejemplo, Wolfgang Pusching. Finalmente conoció a Gerhard Reiter, el percusionista austríaco con el que fundó su primera banda, Zeryab. En 1996, sus múltiples descubrimientos y experiencias en Viena dieron a luz a su primer álbum Musafir.

2001 marca un momento clave en su carrera con la edición de Electric Sufi con Wolfgang Muthspiel (guitarra), Markus Stockhausen (trompeta), Deepak Ram (bansuri), Dieter Ilg (bajo), Mino Cinelu (percusión) Rodericke Packe (electrónica), así como Will Calhoun (batería) y Doug Wimbish (bajo). Fue su primer experimento con música electrónica.

Su extraordinaria carrera está marcada también por varias colaboraciones, que alterna con otros proyectos musicales como el dúo con el legendario músico de tabla Zakir Hussain con quien realiza una gira en Europa e India; un dúo con Dave Holland; y el proyecto Digital’Africa con el gran maestro de la kora Ballake Sissoko. En 2016 regresa a Nueva York, donde se produce la génesis en 2016 del disco Diwan Of Beauty and Odd.

Dhafer Youssef. Diwan of Beauty And Odd

Dhafer Youssef: Voz y laúd.

Aaron Parks: Piano.

Matt Brewer: Bajo.

Ferenc Nemeth: Batería.

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