Parallax

El Laboratorio de Artes en Vivo (LEAL.LAV) del Organismo Autónomo de Actividades Musicales (OAAM) del Ayuntamiento de La Laguna contará a lo largo de esta semana con la artista Silvia Zayas (León, 1978), una creadora que trabaja en los límites de las artes escénicas, el vídeo y coreografía expandida. La artista participará en dos acciones: un taller de performance y vídeo para niños y la presentación de su pieza escénica Parallax.

Silvia Zayas impartirá el jueves el taller Travelling, con alumnos de primaria del CEIP Las Mercedes, de edades entre los 7 y los 12 años. En Travellling, Silvia Zayas invita a jugar con la cámara, el cuerpo y unas cuantas fotos para construir de forma colectiva una película en directo. Los participantes aportarán algunas de sus fotos de su álbum familiar (o no) para construir a partir de ellas escenarios, personajes y relatos. Asociando entre todas esas imágenes a través de conexiones no literales y del humor se desarrollará una historia ficticia en la que poco importarán cronologías ni espacios. Así, los personajes de las fotos saltarán al futuro, volverán al pasado y junto con los espacios y los objetos se transformarán de forma constante. Todos harán de cámara, de actor, de guionista…

 Y el viernes, las 21:00 horas, Silvia Zayas presentará en la sala principal del Teatro Leal Parallax, una pieza escénica entre luz, sonido y montaje, que indaga sobre el desarrollo de guiones teatrales en la guerra, o incluso en la realidad, partiendo de una ficción de la guerra de ultramar, en concreto, la historia del puente inexistente de Farim (Guiné-Bissau).

Mezclando ficción y documental, esta pieza es una coreografía para focos de teatro y pequeños dispositivos lumínicos que actúan creando atmosferas y personajes o objetos en movimiento con ayuda del sonido. La historia narrada a través de voz y luz pone sobre todo en diálogo a dos personajes: locutora de radio ligada al PAIGC (Partido Africano para la Independencia de Guiné-Bissau e Cabo Verde) y João Carvalheiro. La locutora, conocida como «Maria Turra», afirmaba con voz seductora, casi todas las semanas, que el puente de Farim era derrumbado. Era una de las estrategias para desmoralizar al bando portugués. En la provincia de Farim, hasta hoy en día, nunca existió ningún puente. La voz pasa de ser una guía de las imágenes que el espectador debe generar e imaginar, para empezar a crear suspense e ir dejando poco a poco la imaginación más libre. La luz, así como la historia narrada empieza a revelarse como algo más abstracto hasta casi deslavazarse por completo.

El cuerpo de la performer es la única que acciona los mecanismos para crear esta ficción: luz no programada, el sonido y la voz, la caída de elementos teatrales (así como el puente), el humo, la narración… funciona casi como una mujer orquesta y es visible para el público, consciente en todo momento de la construcción y manipulación de la historia. Hay, por lo tanto, dos niveles de visión, los jugueteos con luz y la mesa de luz, a veces convertida en teclado y que funciona como piano, y la propia película que acontece frente a todos nosotros, y empieza paulatinamente a ser desobediente con su propio encuadre, desbordarse e invadir el resto del espacio.

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