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La Fundación CajaCanarias ha inaugurado la exposición titulada “Egipto. En busca de la eternidad”, una muestra realizada en colaboración con el Museo Egipcio de Barcelona que podrá visitarse, en el Espacio Cultural de Santa Cruz de Tenerife, hasta el próximo 27 de enero de 2018. La institución catalana atesora una de las mayores colecciones privadas de arte egipcio de Europa, lo que permitirá ofrecer al público tinerfeño una visión muy completa de los grandes períodos de la cultura de esta civilización norteafricana. El acceso a la exposición, de carácter gratuito, podrá realizarse de lunes a viernes (10:00-13:30 y 17:30-20:00 horas), así como los sábados (10:00-13:30 horas).

La exposición “Egipto. En busca de la eternidad”, cuenta con más de un centenar de obras procedentes de los fondos del referido centro museístico, y pretende acercar al público a diferentes aspectos de una civilización única: el liderazgo indiscutible del faraón, la escritura jeroglífica, joyas, instrumentos musicales, objetos relacionados con la cosmética o la medicina, herramientas, armas, vasos en piedra, cerámica o fayenza. Como complemento ideal a este espectacular montaje, “Egipto. En busca de la eternidad” cuenta con el acompañamiento de la muestra fotográfica titulada “Tutankhamón, imágenes de un tesoro bajo el desierto egipcio”. Se trata de una exquisita selección de 65 instantáneas que ilustran, paso a paso, el trabajo que el arqueólogo inglés Howard Carter y su equipo llevaron a cabo en la tumba del joven faraón, protagonizando una de las aventuras más fascinantes de la historia de la arqueología.

Presentación

En palabras del presidente de la Fundación CajaCanarias, Alberto Delgado, esta exposición ha tratado de aunar varios aspectos de esta civilización que nos conducen al tema central de la muestra: la búsqueda de la eternidad. Los objetos aquí expuestos nos hablan y, al hacerlo, vuelven a la vida como testigos de un tiempo que sigue fascinando a toda la Humanidad. Estamos ante una ocasión única para disfrutar de un viaje a una época sorprendente. Precisamente, Alberto Delgado destacó la oferta dispuesta por la Fundación CajaCanarias a través del proyecto didáctico “Despertares”, que antes de abrir la puertas de la exposición ya ha cubierto toda sus plazas hasta la clausura de la muestra, por lo que recibirá la visita de más de 2.500 escolares, incluyendo a 200 provenientes de La Gomera y El Hierro.

Sobre esta excelente acogida por parte de la comunidad educativa se refirió Maixaixa Taulé, directora general del Museo Egipcio de Barcelona, al destacar que los grandes embajadores del conocimiento son los niños, y que todas las plazas de Despertares estén cubiertas de antemano supone el primer objetivo cumplido de esta exposición. Asimismo, se congratuló que “Egipto. En busca de la eternidad” visite el Espacio Cultural CajaCanarias durante el 25 aniversario del Museo, una onomástica particularmente trascendental debido al exponencial desarrollo de la egiptología en España a partir de su fundación, en 1992.

Y es que los egipcios, de la misma manera que nuestra civilización, perseguían la eternidad, algo que consiguieron con creces ya que su trascendencia y originalidad es indiscutible, apostilló Lluis Manuel Gonzálvez, comisario de la muestra, que destacó la impecable relación de trabajo existente entre el Museo Egipcio de Barcelona y la Fundación CajaCanarias; no en vano, es el tercer montaje expositivo que realizamos en su Espacio Cultural y, en esta ocasión, los visitantes podrán contemplar 14 piezas que nunca antes habían salido de nuestro Museo, ya que sin duda la ocasión lo merece.

Obras destacadas

Entre el más de un centenar de piezas de incalculable valor histórico y artístico que comprende la exposición “Egipto. En busca de la eternidad”, el Museo Egipcio de Barcelona ha seleccionado diferentes elementos que suponen un acercamiento único a algunos de los períodos más destacados del arte de esta civilización.

Cubierta de ataúd. Madera estucada y pintada. Período Ptolemaico (332-30 a.C.).

Por el tipo de peluca el propietario podría ser una mujer. Luce un gran collar usejet, rematado por dos cabezas de halcón coronadas con el disco solar. Los egipcios se referían al sarcófago y al ataúd como el «Señor de la Vida». Además de proteger el cuerpo momificado, el espíritu del difunto podía atravesar las paredes. Normalmente la superficie estaba ocupada por representaciones de carácter religioso y textos relacionados con cuestiones de carácter funerario. En este caso, el dios chacal Anubis, como vigilante de los cementerios, y los Cuatro Hijos de Horus figuran como divinidades protectoras. Los textos jeroglíficos contienen una versión de la típica fórmula de petición de ofrendas: «Ofrenda que el rey hace a Osiris, el que preside el horizonte, gran dios, señor de Abidos, para que Él dé una bella tumba a la Osiris…». En este punto el texto queda interrumpido, aunque después proporciona el nombre de la madre, Tadineferíset.

Momia de gato. Período Ptolemaico (304-30 a.C.).

El estudio radiológico de la momia ha determinado la presencia de un ejemplar completo de cría de gato en la que se aprecia un traumatismo craneal que pudo causar su muerte. La alta demanda de momias de animal (utilizadas como exvotos) propició en muchos casos su sacrificio.

Pintura mural con dos sacerdotisas del dios Amón portando ofrendas. Dinastía XVIII (1550-1307 a.C.)

Desde el Reino Antiguo, las superficies parietales de las zonas dedicadas al culto del difunto fueron ocupadas por representaciones pintadas o en relieve. Junto a interminables hileras de personajes acarreando todo tipo de bienes, figuran escenas que recogen muchas de las actividades que se llevaban a cabo en el valle del Nilo. Agricultura, ganadería, pesca, caza, y elaboración de enseres domésticos y funerarios son los temas fundamentales. Todo ello ante la supervisión y el predominio del propietario de la tumba y sus familiares.

Collar usejet. Pasta vidriada y oro. Reino Nuevo (1550-1070 a.C.).

El collar usejet, de amplias dimensiones y rico colorido, era fundamental en el atuendo de los antiguos egipcios. Era lucido por hombres y mujeres, siendo también una joya portada por los dioses en las representaciones artísticas.

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