bello_espinosaEl Museo de la Naturaleza y el Hombre del Cabildoacoge en sus dependencias del Museo de Ciencias Naturales, por un periodo de seis meses, para su digitalización y estudio, una serie de manuscritos y dibujos de plantas e insectos de Puerto Rico del naturalista e historiador tinerfeño Domingo Bello y Espinosa (1817-1883), quien fuera dos veces alcalde de La Laguna y uno de los más prestigiosos botánicos de la isla caribeña.

La consejera de Museos en funciones, Amaya Conde, informa de que «se trata de un legado que se encontraba en el Museo de Bellas Artes de Santa Cruz, y su importancia es de tal calibre que contamos con la presencia de dos personalidades, como son el catedrático de Botánica de la Universidad de Puerto Rico y curador del Jardín Botánico de dicha entidad docente, Eugenio Santiago Valentín, y el profesor de la Universidad Internacional de Florida e investigador asociado al Fairchild Tropical Botanical Garden de Miami, Javier Francisco Ortega, para que investiguen este legado». «A ellos se suma –añade- el conservador de Botánica, ex-director del Museo de Ciencias Naturales, y conocedor de Domingo Bello, Lázaro Sánchez-Pinto».

Amaya Conde afirma que «se trata de documentación muy importante, pues hay extensas anotaciones sobre varios de sus libros, así como su herbolario, que es el primer trabajo sobre Botánica de Puerto Rico que se ha realizado».
Domingo Bello Espinosa nació en La Laguna en 1817. Estudió Derecho y en 1842 fue nombrado alcalde de esa ciudad. Seis años más tarde emigró a Puerto Rico, por entonces colonia española. Además de su labor en la abogacía, destacó como un gran naturalista, siendo el autor de una las primeras obras sobre botánica de Puerto Rico, con ‘Apuntes para la flora de Puerto Rico’, donde describió 59 especies de plantas nuevas para la ciencia. Tras una larga permanencia allí, regresó a Tenerife para establecerse definitivamente en Canarias en 1878, y poco después fue nombrado alcalde de La Laguna por segunda vez.

Fue en la ciudad de los adelantados en donde escribió numerosos artículos en publicaciones regionales de la época, como la Revista de Canarias y la Ilustración de Canarias, sobre todo, de temas relacionados con la historia natural. Entre ellos destace un artículo titulado ‘Un jardín canario en Shangai’. Falleció en Tenerife en 1883, y fue enterrado en el cementerio de San Rafael y San Roque de esta capital.

Cabe destacar que es un personaje conocido y muy admirado en Puerto Rico, al que se le han dedicado calles y plazas en diferentes localidades.