Una de las piezas exhibidas en el Centro de Artes Plásticas del Cabildo grancanario.

El Centro de Artes Plásticas del Cabildo inaugura el próximo día 11 de octubre, a las 19.30 horas, la primera entrega individual que el creador Jesús Hernández Verano exhibe en la capital grancanaria, un cuidado proyecto instalativo integrado por media docena de piezas que el artista tinerfeño agrupa bajo la denominación de ‘Contravoz’ y en el que Verano deja entrever no sólo su compromiso poético sino político. Según el artista esta nueva serie “se mueve en la frontera entre lo que vemos y lo que pensamos, lo visible y lo invisible, lo concreto y lo abstracto”.

Se trata de la sexta exposición individual que acomete Verano en el transcurso de su trayectoria, pero la segunda realizada en este año 2018, que dio comienzo en junio pasado con su propuesta ‘Affatus’ que ocupó el Museo de Bellas Artes de Tenerife, resultado de un singular proyecto artístico y de investigación tras haber obtenido la beca Residencia Tarquis- Robayna del mencionado museo de Santa Cruz de Tenerife. ‘Contravoz’ se exhibe en el Centro de Artes Plásticas del Cabildo (calle Colón, 8, en Vegueta) hasta el día 9 de noviembre y puede visitarse de lunes a viernes, de 10.00 a 21.00 horas.

Rastreador de lo ilegible

Según advierte el propio artista, ‘Contravoz’ se articula a través de distintas unidades a través del espacio del Centro de Artes Plásticas. Para ello se sirve de una serie de elementos con los que trabajo que van desde el dibujo, la fotografía, la escultura o la instalación.

En sus obras el público podrá contemplar todo un complejo sistema simbólico “en el que se activan huellas, rastros, índices, indicios de dimensiones no evidentes, solapados, velados, de dimensiones no evidentes pero sí, intensamente significativas”. Según confiesa el artista tinerfeño el conocimiento que persigue con el arte “es siempre oscuro, incierto, enigmático, abierto, inagotable como todo conocimiento, como toda realidad. Trabajo con la reducción a lo esencial, con la simplicidad y silencio visual. Es decir, el significado se halla en un espacio indefinido, que difiere tanto del aspecto formal de la pieza como de la mirada del espectador, llena de influencias externas”, señala.

No obstante, a Hernández Verano no le apasiona hablar de simbolismo como tal. “Sí hablaría de una parte conceptual que siempre me ha interesado, y es, traspasar ese umbral. Aúna en mi proceder una serie de resortes que aluden a la memoria, a una cierta mirada objetual del mundo, obstinada en reconocer la forma y separarla como unidad o esquema de percepción cerrado. El artista se halla como un rastreador de un secreto oculto, escondido, leer en la superficie de lo ilegible, representar eludiendo toda mediación, cegarnos para ver, herir para sellar/ abrir un cuerpo vacío. ¿cómo relatar la ausencia?¿cómo reflejar el abandono?”, se pregunta el creador.

‘Contravoz’ evoca en nuestra memoria otro viraje, el del «absoluto contragolpe en sí mismo», agrega Verano, “el viraje de un autor que mora en un recinto espiritual distinto, donde imagen y vida se unen de un modo inseparable. Y es precisamente allí donde las huellas determinan una forma de presencia entendidas como elementos simbólicos importantes de una cultura y además en sí mismas expresiones del arte, porque el arte es, fundamentalmente, una prueba de vida, la evidencia del origen humano”.

Respuestas

“Es en los márgenes de los que hablo, donde podemos encontrar una respuesta. La posibilidad de construir sentido está, no en el centro de lo que se nos propone, sino en los márgenes, en el límite entre el objeto y el mundo, en el lugar donde se produce un hundimiento de lo visual”, dice. “Afloran lo consciente y lo inconsciente, el placer y el dolor, lo oscuro y lo transparente, lo rígido y lo fluido…”, subraya.

Como avanza el escritor, crítico de arte y catedrático de literatura en la Universidad de La Laguna (ULL) Nilo Palenzuela en las páginas del catálogo editado por el Centro de Artes Plásticas con motivo de la muestra, Hernández Verano practica un arte de contención, “que también tiene que ver con esa contención de la soledad y el sentido de una pobreza que se hallan en medio de lenguajes simbólicos que se produjeron en un arte y una poesía más cercanos a nuestra época. Me refiero al fin de siglo XIX y al comienzo del siglo XX, me refiero a la época del simbolismo y de nuestro modernismo”.

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